Camerún, en la región ecuatorial de África occidental, se compone, después de haber sufrido dos historias coloniales paralelas, de dos regiones que hablan respectivamente francés e inglés. Las diferencias no se limitan a la lengua, sino que incluyen también aspectos de la administración pública. Una escalada de violencia está amenazando al país, a los 23 millones de habitantes de un territorio de 475 mil quilómetros cuadrados. Raphaël Takougang, abogado camerunés, miembro de los Focolares, quien se encuentra en este momento en Italia, explica: «La zona francófona se independizó el 1º de enero de 1960. La zona anglófona realizó un referéndum, el 1º de octubre de 1961 para decidir si se unían a la vecina Nigeria (ya anglófona) o permanecían unidos a Camerún. Nació así una República Federal con dos Estados, Camerún Oriental y Camerún Sureño, cada uno con sus propias instituciones (Parlamento, gobierno, sistema jurídico, etc.), y otras instituciones a nivel federal. El 20 de mayo de 1972 en otro referéndum nació la República Unida de Camerún. En 1984, una simple modificación de la Constitución quitó la palabra “Unida” y el país tomó desde ese momento el nombre de República de Camerún. Desde 1972 en adelante el malestar de los anglófonos, una fuerte minoría del país, aumentó cada vez más y tomó el nombre de “anglophone problem”» Desde el 2016 esta situación de crisis en la parte anglófona ha desencadenado una serie de huelgas, primero fueron los docentes, después de los abogados. Los habitantes de la ciudadela de los Focolares de Fontem, ubicada en el corazón la selva camerunés explican: «Si por un lado los obispos siempre alentaron al diálogo, el boicot de las instituciones dedicadas a la educación y a la justicia provocó un vuelco inesperado a la crisis, que se vio agravada con una escalada de huelgas también del sector comercial y del transporte, según una estrategia definida como “Ciudad Muerta”. Al principio del año escolar, en el pasado mes de septiembre, ningún estudiante se presentó. A pesar de la amenaza de tomar represalias contra los transgresores, aquí y allá, valientemente, algunas escuelas abrieron sus puertas y otras están siguiendo su ejemplo. También nuestro colegio de Fontem retomó las actividades». La ciudadela nació del testimonio de amor concreto de algunos médicos, que llegaron en 1966, después del llamado que el obispo local realizó a Chiara Lubich, para que atendieran al pueblo Bangwa, afectado por una altísima mortandad infantil que estaba causando su extinción. En breve tiempo, gracias a la contribución de personas de todas partes del mundo, Fontem tuvo sus escuelas, un hospital y otras estructuras de servicio. Desde ese momento, el pueblo Bangwa y otros pueblos fronterizos se encaminaron por la vía de la fraternidad, visible ahora también en otras ciudadelas que nacieron en estos años en el continente africano. Con sus 80 mil habitantes, Fontem es un centro de encuentro y formación para personas que llegan de todas partes de África y del mundo. Aquí descubren que el intercambio y la colaboración entre los hombres y mujeres de razas, culturas y tradiciones distintas puede dar frutos de fraternidad también en regiones martirizadas por conflictos. «El Colegio de Fontem sufrió un ataque – explican los habitantes- pero muchas personas del pueblo acudieron a ayudar a los estudiantes y a los docentes, aun poniendo en riesgo su vida. Al acercarse el 1º de octubre, fecha histórica para Camerún anglófono, por la conmemoración del referéndum citado, se temían manifestaciones violentas, y la comunidad de los Focolares organizó una cadena de oraciones a la que adhirieron personas de otras regiones del país y del extranjero. Hasta el momento en Fontem nadie ha perdido la vida. Cada ocasión es propicia para cultivar relaciones con las varias autoridades civiles, tradicionales y eclesiales. Tratamos de ayudar a todos los que se acercan e ir más allá del miedo, creando momentos de familia, comenzando por los que están más cerca, a menudo confundidos por muchos rumores y por los medios de comunicación. Los jóvenes han organizado “noches de talentos” y el evento “Sports for peace” para promover un espíritu positivo». «En todo este período, aún en medio de dificultades – concluyen- la vida de la comunidad de los Focolares ha seguido adelante también aquí. Nos auguramos que este desafío de amor hacia todos nos dé la capacidad de discernir y actuar por el bien de nuestro país».
Poner en práctica el amor
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