La Creación es “un don compartido y no una posesión privada”, y cuidar de ella “implica siempre el reconocimiento de los derechos de todas las personas y de todos los pueblos”. Es uno de los pasajes centrales del mensaje con el que el papa Francisco quiso estar presente en el Simposio internacional sobre la tutela del ambiente promovido en las Islas Sarónicas (Grecia), del 5 al 8 de Junio, por el Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, guiado por Bartolomé I. Sobre el tema .“Hacia un Ática más verde. Preservar el planeta y proteger a su pueblo”, el encuentro – que se llevó a cabo a los tres años de la Encíclica Laudato Si’ y en coincidencia con la Jornada mundial del medio ambiente – contó con la presencia de unas 250 personas entre líderes religiosos, políticos, expertos del medio ambiente y clima, académicos y periodistas provenientes de distintos continentes, llamados a buscar respuestas compartidas para la actual crisis ecológica. Hija – es el pensamiento común – de una profunda crisis antropológica y espiritual. Entre los invitados estaba también la Presidente del Movimiento de los Focolares, María Voce, que observó: “Es hermoso ver a personas que vienen de todo el mundo, y entre éstas muchas autoridades religiosas de las distintas iglesias, muchas motivadas para buscar juntos soluciones para que el planeta pueda vivir una vida más serena y pueda ser tutelado y conservado para las futuras generaciones”. Y luego: “Me gusta oír que se pone mucha atención en todos los aspectos de la ecología, desde la del ambiente a la de la gente, y también que haya venido de relieve que todo el planeta participa de esta ecología, y que toda la naturaleza es un don que recibimos de Dios y en cuanto tal debe ser recibido con respeto y gratitud, y transmitido de la mejor manera a nuestros hermanos que vendrán después”. Asimismo, la fórmula del Congreso – añadió la Presidente del movimiento fundado por Chiara Lubich, comprometido desde hace tiempo con la salvaguardia del planeta en todo el mundo – expresa un enfoque ‘ecológico’: “las sesiones son continuas pero al mismo tiempo intercaladas con viajes a las islas cercanas y en esas excursiones se da la posibilidad de encontrarse, hablar los unos con los otros, y así es más fácil establecer relaciones en esta atmósfera un poco de estudio, un poco de descanso y de amistad internacional. Me parece que este Congreso es una esperanza para el futuro del planeta”. Una respuesta a las preocupaciones del Santo Padre, quien en su mensaje – transmitido en el Simposio por el Cardenal Peter Turkson, Prefecto del Dicasterio para el Servicio al Desarrollo Humano Integral – subrayó el riesgo de que las futuras generaciones estén condenadas “a vivir en una casa común reducida a ruinas”, o a dejar la tierra natal a causa de los cambios climáticos y los desastres producidos también por la ávida explotación de los recursos ambientales. Citando el Mensaje para la Jornada mundial de oración por la Creación (1 de septiembre) escrito junto a Bartolomé I, Francisco recordó que “el deber de cuidar la Creación desafía a todas las personas de buena voluntad e invita a los cristianos a reconocer las raíces espirituales de la crisis ecológica y cooperar ofreciendo una respuesta inequívoca”. Objetivo prioritario entonces – es lo que dice el Patriarca – es volver a pensar el actual sistema económico que “ignora las necesidades de los seres humanos y lleva inevitablemente a la explotación del ambiente natural”, pero sobre todo – agrega – el verdadero cambio puede nacer sólo del corazón del hombre: “la destrucción del ambiente natural puede revertirse sólo a través de un cambio radical de nuestra perspectiva hacia la naturaleza que nacerá de un cambio radical de nuestra auto-comprensión como seres humanos”. Claudia Di Lorenzi
Poner en práctica el amor
Poner en práctica el amor
0 comentarios