Sulcis-Iglesiente es una región histórica de Cerdeña, caracterizada no sólo por su impresionante belleza natural, sino también por la historia de los trabajadores de las minas, un patrimonio humano, espiritual, cultural y ambiental de primer orden. Una joya única en el mundo, que todavía no logra expresar plenamente todo el potencial del que dispone, desde el punto de vista económico. El 3 de marzo de 2017, en Cagliari, en el Sur de Cerdeña, tuvo lugar una conferencia sobre el tema del desarme, organizada por la Escuela de Participación política “Domenico Mangano”. En ese congreso algunos habitantes de Sulcis-Iglesiente se sintieron interpelados directamente; de hecho en su territorio tiene la sede la RWM Italia, controlada por la Rheinmetall, una fábrica de bombas vendidas a Arabia Saudita y utilizadas en la guerra en Yemen. A raíz de esta toma de conciencia, hace un año, nació un comité que trabaja en el territorio, uniendo fuerzas por un objetivo común: la reconversión de la fábrica de producción militar a fines civiles. Es el “Comité reconversión de la RWM por la paz, el trabajo sostenible, la reconversión de la industria bélica, el desarme, la participación cívica en los procesos de cambio, la valoración del patrimonio ambiental y social de Sulcis-Iglesiente”. Entre los promotores de esta acción está Cinzia Guaita, del Movimiento de los Focolares. Con ella vemos a qué punto está la situación. «El trabajo del comité no es fácil porque Sulcis-Iglesiente es un territorio donde no hay trabajo, y el que existe es defendido a capa y espada. No es fácil poner en marcha un proceso que lleve a un cambio de mentalidad que permita elegir algo diferente y quizás menos seguro». «Somos una red muy densa y variada. Antes no se hablaba de esto, ahora la cuestión ética, ambiental y legal se ha convertido en patrimonio de todos. Ya hay un primer resultado cultural, aunque el proceso es a largo plazo». ¿En qué se puede ver el cambio más grande? «Tomemos el tema del trabajo, antes no se ponía en discusión, ahora en cambio junto al trabajo está el tema de la paz, de la justicia, y eso no es poco para un territorio pobre como el nuestro». Hablas de confrontación, pero ustedes usan sobre todo el diálogo… «Es verdad, estamos dialogando, y lo hacemos con todos porque este es un problema que concierne a todos, y sólo se puede resolver mirando las cosas desde distintos puntos de vista. Te pongo un ejemplo, abrimos una mesa técnica de reflexión con expertos de la universidad para estudiar un proyecto de reconversión; se reúnen los técnicos, los docentes universitarios, otras personas como representantes del Banco Ético, la Iglesia Protestante: el comité es una especie de laboratorio, no resolutivo, pero es el inicio de un camino concreto». ¿Cómo es vista la fábrica RWM en el territorio? «La fábrica se injertó con mucha benevolencia en la dinámica social local, pero viola una ley nacional que prohíbe la venta de armas a países en guerra o que no respeten los derechos humanos, pero prevé también la posibilidad de un fondo para la reconversión de las empresas que producen armas. Por lo tanto las posibilidades existen. Reconversión no quiere decir dar un salto en el vacío, sino un proceso compartido de maduración y mejoramiento de la vida de todos». ¿Qué papel desempeña la prensa en este proceso? «Un papel decisivo diría, y nosotros mismos nos sorprendimos de que la prensa internacional se haya interesado en nosotros. También la TV alemana nos está siguiendo y ha relatado en Alemania lo que está sucediendo aquí. Hay mucho silencio con respecto a las guerras, como la de Yemen. Encender los reflectores sobre el conflicto ha hecho que todos pongan atención sobre el problema que se está viviendo. Para construir la paz no podemos cerrar los ojos. Se necesitan todos, porque también las pequeñas acciones locales pueden tener una incidencia amplia. Amar un territorio quiere decir esto. Puede ser un riesgo, pero para construir la paz vale la pena correrlo». Fonte: United World Project
Poner en práctica el amor
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