«Seguimos de cerca y con preocupación las vicisitudes del barco Diciotti, arribado a Catania hace dos días y que tiene a bordo 177 personas, a quienes no se les permite desembarcar. Un nuevo caso, por enésima vez, lamentablemente, que en estos meses ha puesto a dura prueba la cultura de la acogida que como italianos siempre nos ha caracterizado», se lee en el comunicado de prensa del 22 de agosto con las firmas de Rosalba Poli y Andrea Goller, responsables del Movimiento de los Focolres en Italia. Hablan de «la necesidad de tener una línea compartida a nivel europeo y de buscar soluciones no improvisadas». Pero dejan traslucir «la gran preocupación por el sufrimiento de personas que están escapando del hambre, de las guerras y de la muerte». Y piden «para quienes se encuentran en la misma condición que ellos, la dignidad que hasta ahora no se les ha reconocido ni en los países de origen, ni en los que los han visto pasar, ni en el nuestro que los ha visto arribar». El comunicado concluye con un llamado a los políticos «de cualquier extracción, para que dejen de lado discusiones y ofensas entre facciones e intereses particulares, y colaboren en nombre de la pertenencia común a la raza humana, que está antes de toda otra distinción y separación». Leer también: “A-mare (o amare) il prossimo” (en italiano)
Poner en práctica el amor
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