Entrevista con el secretario de la Congregación para la Educación Católica presente en el congreso EduxEdu: “Necesitamos reconstruir el pacto entre educando y educador”. Hay cuestiones que no encuentran soluciones definitivas en un mundo en constante evolución. Hay que mantener el ritmo, corregir, reinterpretar y, sobre todo, encontrar el camino para salir de las muchas soledades que afligen a quienes están involucrados hoy en la educación. Siempre, pero especialmente en los últimos años, la Iglesia ha llamado con fuertes acentos la atención sobre la emergencia educativa considerada como uno de los desafíos antropológicos más valientes para atravesar en nuestro tiempo. Y en este desafío, el papa Francisco continúa insistiendo porque precisamente aquí está la herida, el punto más frágil, la causa de las crecientes desigualdades sociales, es un desafío a menudo subestimado por la política y, por lo tanto, rechazado y aislado en la total indiferencia. Monseñor Vincenzo Zani, secretario de la Congregación para la Educación Católica, habló sobre el tema en la mesa redonda titulada “La vitalidad de los sueños: dar un alma a la educación”, en el congreso internacional que acaba de finalizar en Castel Gandolfo, “Edu x Edu”, “Educarse para educar – crecer juntos en la relación educativa”. El proyecto nació en 2016 y contó con la participación de unos 400 educadores, jóvenes, profesores de los focolares procedentes de diferentes países. Un cartel de promotores, además del Movimiento de los Focolares, apoyaron la iniciativa de este año, la Universidad LUMSA, el Instituto Universitario Sophia, AMU (Azione Mondo Unito onlus), EdU (Educación y Unidad) y AFN (Azione Famiglie Nuove onlus). La intervención de Monseñor Zani tuvo como objetivo analizar, sobre todo, la brecha entre generaciones, una fractura entre culturas, valores, ideales provocada también por la revolución digital, un potencial extraordinario que a menudo es desorientador. El advenimiento de la era de la infosfera, los desarrollos en el campo de las tecnologías de la información y de la comunicación están cambiando las respuestas a las preguntas fundamentales. Ante este escenario, ¿cuál es la propuesta del papa Francisco? Si volvemos al pasado por un momento, descubrimos que la educación era una tarea comunitaria, un intercambio relacional. La creación de redes, la apertura de un diálogo a 365 grados entre todas las agencias educativas es la clave que puede superar este desafío. Educar no es, de hecho, permanecer fijo en las propios seguridades y tampoco abandonarse solo a los desafíos, sino mantener juntos los valores, las propias visiones y confrontarse con otras realidades y una de estas dimensiones es la trascendencia, de la relación con Dios, ha subrayado monseñor Zani. La invitación es ponernos en relación y en servicio con los otros, proponer un conocimiento que no sea selectivo sino relacional, que tiende a incluir, a restablecer las bases de un “pacto educativo” que deja espacio para la responsabilidad educativa. social para reconstruir armoniosamente la relación entre la familia, la escuela, las instituciones educativas y civiles y la cultura. Por lo tanto, es necesario restablecer esta alianza para estar a la altura de los desafíos que el Papa ha lanzado. Y es precisamente para revivir el compromiso de reconstruir el pacto educativo que el papa Francisco encargó a la Congregación para la Educación Católica promover un evento mundial que se celebrará el 4 de octubre en Roma. “De hecho, – afirmó monseñor Zani – debemos acompañar a los hombres y mujeres del tercer milenio, pero sobre todo a los jóvenes, a descubrir el principio de fraternidad que subyace a toda la realidad: un principio cada vez más evidente por la interdependencia planetaria y del destino común de todas las criaturas. El Papa propondrá una “carta magna” de principios y objetivos que será firmado por él mismo y por una representación de personas autorizadas, expresión de los diversos mundos vitales e instituciones, de modo que se convierta en un compromiso que debe asumirse a todos los niveles a través de proyectos concretos en campo educativo. Reconstruir el pacto educativo a nivel global, educar a la fraternidad universal, significa recomponer la red de relaciones sociales sufridas, dañadas por el egoísmo individual y por la codicia colectiva, centrándose en cambio en el respeto y en el amor por los demás para transformar y mejorar la vida personal y social. Si queremos cambiar el mundo – repite el papa Francisco – la educación debe ser cambiada”.
Patrizia Mazzola
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