El 16 de abril pasado una delegación de Trento visitó el Centro internacional de los Focolares en vista de las celebraciones de los cien años del nacimiento de la fundadora. “No estamos aquí para celebrar a Chiara Lubich, o para hacer de ella un monumento o para entregarla a la historia, sino para recoger su herencia y confrontarnos hoy con su carisma”. Alessandro Andreatta, alcalde de Trento, explicó de este modo la motivación de la visita de la delegación trentina que el 16 de abril pasado llegó a Rocca di Papa (Roma), al Centro Internacional del Movimiento de los Focolares, con motivo de las próximas celebraciones del centenario del nacimiento de Chiara previstas para el 2020. Estaban presentes también el presidente de la Provincia autónoma de Trento Maurizio Fugatti, el presidente de la comunidad de Primiero, Roberto Pradel, el director de la Fundación Museo histórico de Trento, Giuseppe Ferrandi y Maurizio Gentilini (archivista e historiador del CNR), autor de una biografía de Chiara Lubich que se publicará en el 2020. Los esperaba la presidente María Voce, el co-presidente Jesús Morán y una representación de 60 miembros del Consejo General de los Focolares. Participaron también algunos alcaldes de los municipios de los Castillos Romanos donde Chiara vivió y trabajó por más de cincuenta años. El objetivo de la visita era reforzar el vínculo de amistad y colaboración entre Trento y la comunidad trentina y el Movimiento de los Focolares, quienes están promoviendo juntos numerosas iniciativas en el año del centenario, en la ciudad y en el valle de Primiero, además de muchas otras ciudades del mundo. Las celebraciones iniciarán el 7 de diciembre de 2019 con la inauguración de la exposición multimedia “Chiara Lubich Ciudad Mundo” promovida por el Centro Chiara Lubich y la Fundación Museo Histórico del Trentino. “Quisiéramos que muchos conocieran a Chiara, su pensamiento –explicó Alba Sgariglia, corresponsable del Centro- como también su espiritualidad, su obra, su figura de promotora incansable de una cultura la unidad y fraternidad entre los pueblos”. Giuseppe Ferrandi relató el desafío cultural y la complejidad afrontadas en el itinerario de realización de la exposición: “Se trata de tomar el extraordinario patrimonio de vida y de pensamiento de Chiara Lubich y presentarlo en un formato comunicativo, con el estilo esencial e inmersivo que permiten nuestros espacios expositivos. Como dice el título la ciudad es central en el pensamiento de Chiara Lubich; para ella la ciudad es un pueblo dialéctico que puede relacionarse con el mundo. Por lo tanto nos ofrece la posibilidad de no quedarnos encerrados en lo local, sino de abrirnos”. La exposición tendrá también una sección en el valle de Primiero que, a partir de los años ’40, hospedó, primero a Chiara Lubich con un pequeño grupo y después a miles de personas de todo el mundo, que llegaban allí para hacer la experiencia de un estilo de vida centrado en la fraternidad. Seguidamente la exposición se presentará en nueve capitales fuera de Europa y será muy diversificada según la cultura del lugar, presentando una visión que se abre al mundo. A lo largo del año, además del flujo de visitantes de todo el mundo a Trento, están programados una serie de congresos nacionales e internacionales que tendrán lugar tanto en Trento como en los distintos centros de los Focolares esparcidos en los cinco continentes. El presidente de la Provincia autónoma de Trento se hizo portavoz del orgullo de “estar aquí, hoy, para representar esta unidad de esfuerzos. El Trentino es una “Tierra media”, de frontera: Chiara Lubich supo asumir las características de este territorio y exportarlas. Cuando en junio de 2001, Chiara habló en Trento de la fraternidad en el horizonte de la ciudad, respetaba a todos los sujetos que formaban parte de la comunidad y los sabía escuchar. De esta forma es posible interpretar de la mejor forma los intereses y las necesidades de las personas”. Al final de la mañana, también María Voce subrayó el valor de la obra de Chiara Lubich a favor de la ciudad: “Se encontraba en el valle de Primiero cuando comprendió que Dios tenía que regresar a Trento y a todas las ciudades del mundo que visitó a lo largo de su vida –muchas de las cuales le otorgaron la ciudadanía honoraria- encontró por lo tanto el encanto que surgía del descubrimiento de los dolores y problemas, asumiéndolos y llevando allí semillas de vida y de amor”.
Stefania Tanesini
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