Nos ha dejado el fundador de L’Arche y el apóstol de los últimos. Estaba en la Plaza San Pedro durante el histórico encuentro de Pentecostés 1998 junto a Chiara Lubich y a otros fundadores de Movimientos y nuevas comunidades. El recuerdo y la gratitud de los Focolares. El 30 de mayo de 1998 quedará en la memoria de muchos como “el encuentro de Pentecostés”. Fue entonces que el Papa Juan Pablo II convocó por primera vez en la historia a todos los Movimientos eclesiales y las nuevas comunidades en la Plaza San Pedro. Entre los fundadores que tomaron la palabra delante del Papa, junto a Chiara Lubich, Kiko Arguello y el Padre Luigi Giussani estaba también Jean Vanier, fundador de la comunidad L’Arche quien nos dejó la noche del 7 de mayo pasado a los 90 años. Queremos recordarlo, además de por su gran obra a favor de los últimos y de los discapacitados –desde 1964, había dado vida a más de 150 centros en todo el mundo-, por la amistad entre el fundador de L’Arche y los Focolares, y por el apoyo que con su constante presencia dio también a las citas de “Juntos por Europa”. Desde las palabras que pronunció en la Plaza San Pedro fue clara la común pasión por la palabra evangélica de la unidad: “Acogiendo personas con discapacidad provenientes de confesiones cristianas diversas, acogiendo también a personas musulmanas, judías o hindús, descubrimos cuánto el pobre nos ayuda a unirnos. Hombres y mujeres pertenecientes a distintas Iglesias y a diferentes religiones nos han hecho descubrir el misterio de nuestra común humanidad. (…) Descubrimos que, si acogemos aun pobre, él nos conduce hacia el Dios del amor, nos conduce a Jesús”. En noviembre del 2013, en Montmartre, Francia, Jean Vanier tomó la palabra durante el encuentro de los amigos de “Juntos por Europa”, cuyo tema era precisamente la pobreza y el aporte que las comunidades y Movimientos cristianos podían dar para derrotar la indigencia y la marginación en Europa. Empezó el relato de su experiencia con estas palabras: “Jesús dijo: ‘El Reino de Dios es como un banquete de bodas –pero todos estaban demasiado ocupados- y el rey que había hecho la invitación mandó a sus siervos a buscar a los lisiados y cojos a los largo de las calles y en los cruces de los caminos- es esto lo que he tratado de hacer a lo largo de mi vida”. Jean Vanier se dedicó especialmente a los discapacitados mentales, a quienes él definió como “el pueblo más oprimido”. “Ellos me han transformado, he visto que el Reino de Dios es de ellos”. Estamos cerca de su familia espiritual en todo el mundo, seguros de que Dios y la multitud de los últimos a quienes dio casa y amor, lo han acogido en el cielo.
Stefania Tanesini
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