La lógica de Jesús y del Evangelio es siempre recibir para compartir, nunca acumular para sí mismos. Es una invitación también para todos nosotros a reconocer lo que hemos recibido: energías, talentos, capacidades, bienes materiales, y ponerlos al servicio de los demás. La recta inscripción Soy responsable de un hostal para estudiantes en una aldea de Punjab. El día de la inscripción al examen de madurez dos hermanos vinieron a decirme que no tenían dinero para inscribirse. Lamentablemente tampoco yo tenía los medios para ayudarlos. Pero no me sentía en paz pensando en esos dos chicos y dos días después, habiendo recogido algunos ahorros, sin que ellos lo supieran, mandé a la oficina administrativa sus respectivas solicitudes de inscripción. Ese mismo día me ofrecieron un trabajo grande en los campos con mi tractor. (M.A. – Pakistán) El vuelto de más Raramente controlo en la caja el vuelto, porque siempre ando con prisa. Pero una noche, ya camino a casa, lo revisé. El vuelto de más no era mucho, pero pensé que el cajero podría tener problemas si al final del día no le cuadraban las cuentas. Regresé para devolverle lo que no me pertenecía. (Annalisa – Suiza) Todo lo que tengo Soy anciano y vivo solo, con una pensión miserable que no me permite llegar a final de mes, pero la providencia de Dios ha hecho que nunca me falte lo necesario. Un día tenía que ir al hospital a unas citas de control y tenía en el bolsillo 2 euros para el boleto del bus. Un pobre me pidió una limosna y le di los 2 euros. Aquí soy conocido, quizás alguien me lleva en el auto. Di pocos pasos y encontré a una persona que me conoce bien, sin que yo dijera nada, tomó su billetera y me ofreció 50 euros. (Tonino – Italia) Picnic Con nuestras cuatro niñas hicimos un paseo fuera de la ciudad. Jugamos, almorzamos, cantamos con alegría. Hacia la tarde estábamos cansados, pero contentos. Pero cuando estábamos delante de la puerta de la casa no encontramos las llaves. ¿Quién tenía las llaves? ¿Quién había cerrado? Entre mi esposa y yo empezó a surgir una discusión cuando la segunda intervino. ¿Por qué pelean? ¿No nos dijo Jesús que nos amáramos recíprocamente?”. Ante estas palabras cambiamos nuestra actitud. Enseguida después encontramos las llaves en el bolso del picnic. (T.V. – Madagascar)
Por Chiara Favotti
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