Maria Voce, Presidente de los Focolares, al “Elijah Interfaith Institute” de Jerusalén “Todo lo que sucede en la vida es conducido por el Autor de la historia que es Dios, y Dios quiere el bien de los hombres (…) Por lo tanto, incluso cuando en algunas ocasiones la libertad de las creaturas lleva a consecuencias negativas, Dios es capaz (..) de hacer surgir el bien también de estas situaciones negativas”. Según María Voce, Presidente del Movimiento de los Focolares, esta es la enseñanza más grande que la crisis del coronavirus puede ofrecer a la humanidad. En una entrevista para el rabino Alon Goshen-Gottstein, director del “Elijah Interfaith Institute” de Jerusalén, la presidente de los Focolares habla también de los posibles beneficios que la pandemia puede traer al mundo. La entrevista es parte del proyecto Coronaspection, una serie de entrevistas en video con líderes religiosos de todo el mundo, que comparten sabiduría y consejos espirituales a medida que enfrentamos una crisis global (aquí puede ver el avance del proyecto, que resume el espíritu del proyecto). “Existen valores que en este momento se ponen más en evidencia que otros – dice Maria Voce -, como la solidaridad, la igualdad entre las personas, la preocupación por el ambiente”. El mundo saldrá mejor de esta crisis si sabremos “superar las divisiones vinculadas a los prejuicios, a la cultura, para ver a todos como hermanos que pertenecen a la única familia de los hijos de Dios”. Una certeza que proviene de una profunda confianza en el ser humano: “en los hombres siempre hay una chispa de bien y si se fortalece”; el hombre responde “porque (el bien) es innato en él”. Es la convicción interior de que “Dios es Amor y ama a todas las creaturas” la que suscita la esperanza. De hecho –prosigue- basta mirar alrededor para descubrir ejemplos de solidaridad. Los esfuerzos de médicos y enfermeros que tratan de suscitar confianza, una sonrisa, y el dolor por las personas que no lograron salvar, han surtido como efecto la “edificación” de los pacientes que salieron curados. Además “en nuestro Movimiento muchas personas han sido capaces de ponerse a disposición de sus vecinos para llevarles lo que necesitaban; muchos niños han puesto a disposición de otros sus juguetes que para ellos eran un consuelo”. A nivel de relaciones internacionales –observa María Voce- “los ejemplos de solidaridad los vemos en la participación de los médicos y enfermeros que vinieron de otros países a Italia. (…) También a nivel de pensamiento económico se está tratando de hacer todo lo posible para que los países no piensen solo en defender sus propios bienes sino en integrar su propia visión con la de otros países”. Son testimonios que sin embargo no esconden los desafíos que la crisis impone. Junto a aquellas personales –relata- existen aquellas que se derivan del tener que guiar un movimiento internacional: “tomar decisiones que comportan dificultades tanto a nivel personal como económico”. En este sentido “he sentido el deber de llamar a mis colaboradores directos, para que las decisiones fueran compartidas, para hacer prevalecer el interés por las personas sobre tantos otros intereses”. También el temor –observa al final- no se puede negar, sino aceptarlo para superarlo: “diría que aprender a convivir con el miedo y al mismo tiempo no dejarse detener por el miedo” permaneciendo –según el ejemplo de Chiara Lubich- “anclados en el presente”. “Solo el amor –concluye citando a la fundadora de los Focolares- aleja el temor, y no hay temor donde hay amor perfecto. Por lo tanto aumentar el amor hace que disminuya el temor porque el amor te ayuda a hacer acciones que en cambio el miedo podría condicionar”. Para ver la entrevista completa clica aquí
Claudia Di Lorenzi
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