Movimiento de los Focolares

El “algo más”

Ago 3, 2020

El siguiente pensamiento de Chiara Lubich subraya una dimensión constitutiva de una “espiritualidad de comunión”: estamos indisolublemente unidos unos a otros y por ello tenemos también el deber de soportarnos. La pandemia del coronavirus nos hace constatar nuestra interdependencia, de muchas maneras; y también nos pide, en la vida de cada día, una mayor capacidad de soportar.

El siguiente pensamiento de Chiara Lubich subraya una dimensión constitutiva de una “espiritualidad de comunión”: estamos indisolublemente unidos unos a otros y por ello tenemos también el deber de soportarnos. La pandemia del coronavirus nos hace constatar nuestra interdependencia, de muchas maneras; y también nos pide, en la vida de cada día, una mayor capacidad de soportar. (…)  Nosotros no tenemos que ir solos hacia Dios, sino con los hermanos. Este es nuestro “algo más”. Debemos tender a la santidad junto con los hermanos. Prácticamente debemos ayudar a nuestros hermanos a alcanzar su santidad igual que nosotros la nuestra. Es un compromiso importante que muy fácilmente olvidamos, pero que para nosotros es la condición sine qua non para alcanzar nuestra propia santidad. Más aún: solo si amamos al hermano con esta medida podemos esperar la presencia de Jesús entre nosotros. Y ¿cuál es el mejor modo de vivir esta exigencia del amor para con los hermanos? Hay varios modos, pero hay uno en particular que requiere nuestra atención, y así me lo confirma mi larga experiencia. Ya he hablado de él, pero es tan importante que conviene repetirlo. La vida de comunidad que llevamos, siempre o temporalmente, nos exige amar constantemente a nuestros hermanos, o sea hacernos siempre uno con ellos. Y es lo que intentamos hacer. Pero, aunque pusiésemos en ello todas nuestras fuerzas, no siempre lo conseguiríamos, porque estando aún en este mundo, tendemos a los defectos y a las faltas, y tarde o temprano alguno de nosotros se equivoca. ¿Qué hacer? Si somos nosotros los que faltamos al amor fraterno, activémoslo de nuevo enseguida. Y si fuesen nuestros hermanos los que se comportan así, ¿qué debemos hacer? Créanlo: es sabiduría escuchar a san Pablo cuando nos subraya el soportar, pues soportar no es una categoría inferior del amor; soportar está implícito en la caridad, es un aspecto suyo, es constitutivo de la caridad. En efecto, según el apóstol, la caridad no solo «todo lo excusa, todo lo cree y todo lo espera», sino que también «todo lo soporta» todo, dice él. Soportar es amor, es caridad. Sin eso no hay caridad. También llegará el momento de advertir al hermano de sus errores; el Evangelio exige también esto. (…) Y hagámoslo solo por amor. Desde luego, no para desahogarnos quizás por las ofensas que nos han hecho los hermanos, sino con todo el amor posible, conscientes de que, si el hermano mejora, me beneficiaré yo también. Y aquí está la novedad de nuestro itinerario espiritual: debo trabajar por la perfección de mi hermano si quiero alcanzar la mía. Estamos enlazados; no hay escapatoria.

Chiara Lubich

(En una conferencia telefónica, Rocca di Papa, 19 de junio de 2003) Cf.: “El algo más”, en Chiara Lubich, Unidos hacia el Padre, Ciudad Nueva, Madrid 2005, pp. 129-131.

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