La experiencia de Sherin, focolarina copto-ortodoxa que experimenta cada día que la unidad entre cristianos de diferentes Iglesias es posible. La Iglesia del mañana será “según el ejemplo de la Santísima Trinidad, donde habrá unidad en una verdad, y habrá la variedad de todas las tradiciones; serán aspectos diferentes de una sola verdad”. Así Chiara Lubich habla del camino ecuménico hacia la unidad de las Iglesias cristianas en un pasaje del libro Una spiritualità per l’unità dei cristiani. Pensieri scelti, publicados por Città Nuova. Y Sherin Helmi, focolarina copta ortodoxa que vive en El Cairo (Egipto), está de acuerdo y de hecho sostiene que es posible experimentar la unidad entre cristianos de diferentes Iglesias todos los días. ¿Qué te llamó la atención de la espiritualidad de la unidad cuando conociste a Chiara y al Movimiento de los Focolares? “Descubrí que el Evangelio, vivido por un pueblo que tiene un estilo de vida, un idioma y una cultura nuevos, es levadura para una nueva humanidad. Esa fraternidad universal y nuestra vida no son cajones distintos. Que se pueda vivir la fe las 24 horas del día y dejarse transformar por Jesús para ser otro Él, para que él mismo viva entre su gente, según la promesa del Evangelio”. Perteneces a la Iglesia copta ortodoxa. ¿Ser parte del Movimiento de los Focolares, nacido de una mujer católica y predominantemente católico, te llevó a distanciarte de tu Iglesia? “¡Claro que no! Pero quizás Dios nos prepara. Crecí en una escuela de monjas católicas, donde había respeto y amor y no sentía ningún conflicto por el hecho de pertenecer a otra Iglesia. Al ser parte del Movimiento, esta experiencia se profundizó y mi corazón se abrió a toda la Iglesia. También quise profundizar en el conocimiento de la Iglesia copta para buscar la similitud con la vida del focolar y descubrí, por ejemplo, que San Antonio el Grande invita a todos los cristianos, como hermanos, a “ser un alma sola con un una voluntad y una fe”. Así, con el tiempo sentí que quería comprometerme a vivir por la unidad de la familia humana. Sentía mucha gratitud hacia Chiara”. Vives tu vida diaria junto a focolarinas católicas. ¿Qué significa construir la unidad con ellas? “Significa no tener miedo a enfrentar las diferencias, que son una oportunidad para amar, creyendo que esto construye la unidad y nos hace experimentar la presencia de Jesús entre nosotros. Y esto también se aplica a personas de diferentes etnias, condiciones sociales, credo político: si pensamos que todos somos hijos de Dios Padre, entonces el otro es un hermano al quien amar”. Para el Papa copto ortodoxo, Su Santidad Tawadros II, el camino de comunión entre las Iglesias tiene su punto central en Cristo. Y los “caminos” que conducen a Él son el diálogo, el estudio, la oración, la relación. ¿Qué significa, concretamente, buscar la unidad en estos ámbitos? “En el Movimiento, el diálogo ecuménico se entiende como “un diálogo de la vida”: tratamos de amarnos recíprocamente en la vida diaria como lo hizo Jesús. Luego, a través del diálogo, afrontamos los temas de la fe, buscando lo que une. La Iglesia copta ortodoxa le da mucha importancia a la oración y al ayuno, y luego juntas oramos porque la unidad es un don que solo Dios da, y practicamos el ayuno para que el alma trascienda el nivel de la materia y se acerque espiritualmente a Dios. Además, en el Movimiento hay un grupo de estudiosos que profundizan juntos en múltiples temas, cada uno según la perspectiva de su propia Iglesia. Lo hacen con una actitud de amor recíproco, escucha, acogida y respeto. Y rezan para llegar a comprender cuál es la mirada de Dios sobre las cosas”.
Claudia Di Lorenzi
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