El 1 de diciembre pasado nos han dejado tres figuras ejemplares, testigos de que el diálogo entre las religiones es posible Tres hombres que vivieron por la fraternidad. Fueron apasionados en la aventura del diálogo entre creyentes de religiones diferentes. Estaban mancomunados por el deseo de vivir en la unidad, en el respeto de las distintas creencias, culturas y sensibilidades respectivas. El imán Nedal Abu Tabaq, muftí de la Liga musulmana de Polonia, el monje budista de tradición theravada Phra Ajahn Eiam, y Mons. Henri Teissier, obispo católico de Orán –en el norte de Argelia– y arzobispo de Alger, fallecieron el mismo día, el pasado 1 de diciembre. Quienes fueron sus amigos, en el camino del diálogo interreligioso, tienen la tarea de recoger su herencia y renovar el compromiso por la fraternidad universal. Como recuerda Roberto Catalano, que es uno de los responsables del diálogo interreligioso del Movimiento de los Focolares, el muftí Nedal Abu Tabaq promovió en Polonia la apertura de un camino de diálogo entre musulmanes, cristianos y judíos. Fueron numerosos los eventos que organizó y que creyentes de las tres religiones compartieron: conciertos, simposios, encuentros fraternos con ocasión de las respectivas fiestas religiosas, que veían como una oportunidad para conocerse en los valores de cada uno, en la fe de los distintos participantes y para conocerse entre todos en el recíproco respeto. Luego se creó un “Calendario de las Tres Reigiones: Judíos, Cristianos y Musulmanes”, en colaboración con las autoridades locales, y la institución en 2013 de la “Jornada del Cristianismo entre los Musulmanes de Polonia”, el 29 de mayo, y al año siguiente de la “Jornada del Judaísmo entre los Musulmanes de Polonia”, el 16 del mismo mes. Justamente en 2014 el muftí participó en un Congreso Interreligioso dedicado a Chiara Lubich, en el V aniversario de su muerte. Fue víctima él también de la pandemia del coronavirus. Del monje budista theravada, Phra Ajahn Eiam, tailandés, recordamos su sonrisa alentadora, que iluminaba una figura discreta, silenciosa y meditativa. Estaba comprometido con convicción en el diálogo budista-cristiano. Ya enfermo de un tumor, sus condiciones precipitaron cuando llegó la infección del Covid-19. En Argelia, Mons. Henri Teissier, nacido en Lion, ordenado sacerdote en Argel en 1955, y arzobispo de la capital durante veinte años, fue un hombre de diálogo, comprometido en la comprensión, el respeto y la estima entre los creyentes del Islam y del cristianismo. “Amante de Argelia, de su pueblo, de su lengua y de su cultura –así lo recuerda la agencia de prensa de la Conferencia Episcopal Italiana– guió la Iglesia de Argelia en los sucesos de la década de 1990, cuando diecinueve religiosas y sacerdotes y el obispo Pierre Claverie fueron asesinados entre los años 1994 y 1996”. En los difíciles años de la guerra civil, Mons. Teissier también sirvió a la Iglesia y a su vocación de ser una Iglesia de amistad y fraternidad con el pueblo argelino”. Hacía tiempo que se había retirado, se dedicaba a escribir y participaba en congresos por todo el mundo. Falleció a raíz de un accidente cerebro-vascular. Tres figuras, testigos de que el diálogo es posible.
Claudia Di Lorenzi
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