Chiara Lubich explica la función del Movimiento de los Focolares en el diálogo hacia la unidad. Como una barca, que navega impulsada por el soplo del Espíritu Santo. Queridos: Una vez, estando con el Santo Padre, le hice esta pregunta: “¿Cómo ve usted nuestro Movimiento?”. Él me respondió: “Como un Movimiento ecuménico”. […] Así es: nuestro Movimiento es ecuménico. Su finalidad es realizar el Testamento de Jesús: “Que todos sean uno”.* El carisma por el que nació y que lo anima es la unidad. Un Movimiento, pues, nacido no por voluntad de hombre o de mujer, sino por voluntad del Espíritu Santo, dispensador de carismas. […] En el gran fenómeno del ecumenismo, que se ha desarrollado en estos últimos tiempos en la cristiandad, ciertamente estamos también nosotros. Pero ¿para qué? Para dar un aporte. ¿Cuál? ¿Grande, pequeño, determinante, básico, periférico…? No lo sabemos. Pero una cosa es cierta: Dios lo sabe. […] Muchas veces, entre las preguntas que me hacen, las hay sobre el ecumenismo. Me preguntan cómo está la situación en este campo en el mundo, cómo va entre nosotros; qué se prevé, cuánto habrá que esperar, qué hay que hacer para acelerar la hora… Qué hay que hacer: esto es lo que quieren saber. Dios nos ha puesto en esta Obra como en una barca que navega en las aguas del tiempo hacia un puerto que nos es desconocido. No la empujamos nosotros, sino el Espíritu Santo, que con su soplo divino nos indica las diferentes etapas que hay que alcanzar en el viaje. Primero nos manifestó el espíritu que tenemos que tener […] y los horizontes a los que tenemos que mirar, por los cuales trabajar: la unidad más estrecha en la Iglesia católica, con los demás cristianos, etc. […] Nuestro deber es estar ahí, en la barca, en el lugar que la Providencia nos ha designado, bien aferrados a nuestros puestos para que las olas del mar del mundo no nos absorban. Estar allí quietos y totalmente activos en la voluntad que Dios ha pensado desde siempre para nosotros, para que la barca no sufra sacudidas, sino que avance segura hacia lo que nosotros no conocemos pero en lo que creemos, algo infinitamente bello, enormemente útil para la difusión del Reino de la unidad en la tierra. Estar ahí aunque no llegásemos a ver esa hora […] porque después de nosotros otros ocuparán nuestro lugar, y nosotros con ellos podremos un día dar gracias a Dios por habernos hecho partícipes de la construcción de una Obra suya en la tierra, enormemente útil (por ser suya) para el ecumenismo universal. ¿Y entonces? […] seguir a Dios. Deprisa. La barca avanza. Y estar bien firmes, aferrados al momento presente. […]
Chiara Lubich
(En una conferencia telefónica, Rocca di Papa 28 de septiembre de 1995) Cf. Chiara Lubich, Un pueblo de Santos, Ciudad Nueva, Madrid, 2019, pp. 72-75. * Cf. Jn 17, 21
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