Numerosos migrantes venezolanos intentan todos los días llegar a Chile vía Perú. La solidaridad de la comunidad de los Focolares de Lima con gestos concretos gracias a la Providencia que no tarda en llegar. “Solo se necesitan unos pocos gestos para salvar el mundo”, dice la escritora y poeta Edith Bruck. Y esto es lo que intentamos hacer todos los días, para ayudar a los más necesitados, especialmente a los migrantes venezolanos que pasan por el Centro Juan Carlos Duque vinculado a la comunidad de los Focolares en Lima, Perú. De camino a Chile C. es colaborador del Centro Juan Carlos Duque. Hace unas noches pudo volver a abrazar a su hermana: ¡no se habían visto en 4 años! Ella va camino a Chile con su esposo y un niño con la esperanza de cruzar la frontera a través del desierto muy frío. Pudimos darles una maleta con ropa de abrigo, llegados de Providencia. Son muchos los venezolanos que intentan, no sin riesgo, ingresar a Chile para reunirse con sus familiares. La solidaridad entre estas personas es enorme a pesar del sufrimiento que las acompaña. Para que podamos vestir a Jesús Otra colaboradora del Centro Juan Carlos Duque nos habló de una pareja de venezolanos, que están en Perú desde hace 4 años y han llegado a Lima hace casi tres meses. Solo tienen un colchón para dormir, una colcha insuficiente para el frío de esta región (ha comenzado el invierno) y una cocina que le han prestado, pero que deben devolver. ¡Necesitan sábanas, platos, vasos, ropa y zapatos talla 44! Con gran asombro encontramos, entre los que llega de Providencia, ¡un par de zapatos n° 44! Tenemos tanta Providencia como cuanta ellos necesitan. “De esta manera podemos vestir a Jesús para que no sufra frío…”, dijimos. Gracias también a las donaciones de UNCHR (agencia de la ONU para los refugiados) pudimos satisfacer las necesidades de esta familia. Pueden imaginar su alegría: después de solo 40 minutos de su solicitud de ayuda, ya los habíamos contactado para darles todo lo que necesitaban. Barbara, uno de nosotros muere Llega una llamada telefónica desde Arequipa: “Estamos pasando por tiempos muy duros. Nuestra inquilina y gran amiga venezolana, Bárbara, murió repentinamente. Estaba a punto de cumplir 29 años. Estamos en estado de shock. Mi madre, mi hermano y yo dijimos inmediatamente nuestro Sí a la voluntad de Dios, en un momento tan difícil en el que no es fácil entender los planes de Dios. Pero se trata de amar este dolor y poder transmitir a su hermano y primos la misericordia y el amor del Padre”. Bárbara había estado unos días antes en nuestra sede en Arequipa para recoger una manta pesada y un kit de cocina, que llegó como una donación de UNCHR, y habíamos incluido algunas cosas más. Iestaba realmente feliz con esa Providencia! Estamos seguros que ahora seguirá ayudándonos desde arriba y a que no falte la Providencia. Y hablando de la Providencia, el timbre de la puerta del Centro Juan Carlos Duque, inesperadamente, vuelve a sonar es UNHCR que nos entrega mucho más de lo pedido para nuestros migrantes: 100 barbijos de tela lavables; 216 jabones; 5 paquetes con 72 mantas… ¡el ciento por uno!
Silvano Roggero
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