Ha sido inaugurado en la ciudadela de los Focolares de Loppiano (Italia) el nuevo Año académico del Instituto Universitario. El centro del debate fue la ecología integral y sus implicancias para la universidad. El Instituto Universitario Sophia tiene una ambición: proponer en el sistema pedagógico universitario el modelo usado por los filósofos griegos antes de Cristo, como el Gimnasio o el Liceo, en donde la convivencia entre docentes y alumnos era el resorte educativo fundamental, pero introduciendo allí los valores cristianos de la persona y de la comunión. No es una empresa menor, en un lugar de investigación y de “ecología integral”. Dice Federico Rovea, un ex-estudiante de Sophia, actualmente docente: “Sophia quiere decir hacer universidad, buscar la verdad en un clima de amistad”. Todo ello ha sido experimentado el 29 de octubre de 2021, en Loppiano (Italia), en el Instituto Universitario Sophia, durante la ceremonia de inauguración del año académico 2021-2022. El tema ha sido: “¿Qué implicancias tiene para la universidad esta época de la ecología integral?”. La Presidente de los Focolares, Margaret Karram, que es vice-Gran Canciller del Instituto remarcó en su discurso que “los objetivos que Sophia se propone son altos y emocionantes, demandan de todos que den lo mejor de sí en una continua apertura al diálogo y a la escucha, un lugar en el que el compromiso intelectual siempre está en búsqueda de nuevos caminos para responder a las exigencias culturales de nuestro tiempo”. Llenas de significado también las palabras del nuevo rector, Giuseppe Argiolas, que volvió a recorrer el gran desafío relacionado con la pandemia: “Hemos realizado lo que en el pasado habíamos imaginado hacer en varios años: 1) completar por internet el año académico 2019/20; 2) crear las condiciones para una oferta de nivel, con una plataforma profesional; 3) ofrecer un diploma específico para quienes quieran estudiar en Sophia pero no tienen la posibilidad de venir a Loppiano. Se trata de Sophia Web Academy: Cultura de la unidad y Liderazgo dialógico”. En un apreciado discurso, Valeria Garré, en representación de los estudiantes, puso el acento en tres palabras: camino, compromiso y apertura: “Sophia es mi casa cuando me doy cuenta de que la ecología es realmente integral cuando lo es incluso en situaciones no fáciles, en las relaciones, en el cuidado de los espacios, siendo fieles en llevar adelante una tarea”. Al final, el Cardenal Giuseppe Betori, Arzobispo de Florencia y Gran Canciller de Sophia, se concentró en el encuentro –que está previsto en Florencia para el próximo mes de febrero– de algunos obispos e intendentes de países del Mediterráneo. “Nuestras Iglesias sienten la necesidad de redescubrir la propia identidad, a partir de una común pertenencia mediterránea. Partiendo de ella cada una de las Iglesias locales y cada uno de los gobiernos puede ponerse en esa actitud de escucha y de acogida del grito de la humanidad, sin tener miedo de reconocer en ese grito de naturaleza política, religiosa, social, cultural, económica, sanitaria, alimenticia, hídrica y ecológica, el grito de Cristo, su ‘¿por qué?’”. Por consiguiente, el tema central de la ceremonia fue la ecología integral. El Profesor Sergio Rondinara quiso hacer propio el reto ecológico relacionándolo con un más profundo e invasivo reto antropológico: “Si en un pasado reciente la relación entre persona humana y naturaleza fue una relación equilibrada y a menudo de colaboración (pensemos sólo en la sociedad agrícola y campesina) hoy ésta ha asumido una configuración crítica a la que generalmente damos el nombre de crisis ambiental”. Y explicó cómo se puede salir de una crisis tal, trabajando a cuatro niveles: “Nivel antropológico cultural, nivel del pensamiento, nivel ético y nivel religioso, o sea otros tantos senderos de un recorrido educativo personal y social”. En el debate, el Profesor Mario Taccolini, de la Universidad Católica de Milán, hizo hincapié en la experiencia hecha por su universidad para poner en el centro del interés la necesidad de una ecología integral, mientras que la Profesora Stefania Papa, de la Universidad Vanvitelli (Nápoles), destacó la necesidad de programas universitarios que estén animados por una cultura vital. Nos queda una convicción: la ecología integral no es un objetivo sólo científico o político, sino que es un modo de “estar en el mundo”.
Michele Zanzucchi
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