Hemos llegado a la etapa australiana del viaje de Margaret Karram y Jesús Morán, Presidenta y Copresidente del Movimiento de los Focolares, un continente con extraordinarias riquezas culturales y una familia de los Focolares variada y multicultural. De Suva a Sídney
En este viaje Margaret Karram y Jesús Morán han atravesado grandes distancias en todos los sentidos, basta pensar en el “salto” desde Japón a las Islas Fiyi. Lo mismo ocurrió el pasado 9 de mayo con el vuelo a Australia, donde los pueblos de pescadores de la costa meridional de las Islas Fiyi dieron paso a esa joya reluciente que es la ciudad de Sídney. Las luces de su icónico puerto resplandecían mientras nuestro avión volaba girando sobre la ciudad, que mostraba orgullosa su belleza.
Para darnos la bienvenida en muchos idiomas, en esta metrópolis multicultural, estaba la variada comunidad local de los Focolares. Provienen de Corea del Sur, Filipinas, China, Hong Kong, Líbano, Sudán, Irak, Siria, Bangladesh, Brasil y, por supuesto, Australia. Son católicos, melquitas, caldeos, anglicanos; los focolares de Sídney se ocupan también de las ciudades de Brisbane, Canberra ‒la capital australiana‒ y las áreas circundantes.
Encuentro con el Arzobispo de Canberra
El contacto con la Iglesia local siempre es una prioridad de cada etapa. En un encuentro profundo y lleno de humor, monseñor Christopher Prowse, actual arzobispo de Canberra, destacó la vida de Mary MacKillop, la primera santa australiana. “Si estuviera viva hoy, se sentiría muy a gusto con los Focolares”, dijo el arzobispo, resaltando su trabajo por el diálogo entre las religiones. Nos llevó a su tumba y rezó para que, como ella, el carisma de la unidad pueda florecer como una rosa y difundir su perfume en esta tierra.
El arte, puerta abierta a la cultura aborigen
El arte siempre abre una ventana importante a una cultura indígena, pero para comprender lo que se está observando, es fundamental la presencia de una guía. Para acompañarnos a una exposición de arte aborigen contemporáneo en la Galería de arte de Nueva Gales del Sur está Alexandra Gaffikin, una voluntaria inglesa que vive en Sídney, con una amplia experiencia en el sector de los museos y del patrimonio cultural.
Las pinturas en corteza, por ejemplo, representan historias, pero también mapas, escrituras de propiedad y reglamentos. Pueden ser tridimensionales, con sustratos que incluso revelan fuentes de agua subterránea. En la cultura aborigen, estas obras de arte, que originalmente fueron pintadas en el cuerpo humano, son colecciones vivas que se han transmitido durante milenios.
Una visita a Sídney
A pesar de los compromisos prefijados, Margaret Karram y Jesús Morán lograron también hacerse tiempo para visitar Sídney, subiendo a uno de los muchos transbordadores hacia el Muelle circular “Circular Quay” y el icónico Teatro de la Ópera “Opera House”. ¡La vista es espectacular!
Diferentes culturas, la novedad de caminar juntos
Esta visita fue una oportunidad para que los focolarinos de toda la región ─provenientes también de Perth, Wellington en Nueva Zelanda y de las Islas Fiyi─ se reunieran en algunas sesiones significativas. Es un tiempo de reorganización para el Movimiento y, por consiguiente, culturas muy diferentes (pensemos en Corea, Japón y el área de lengua china, por ejemplo) se encuentran colaborando directamente.
“Creo que todavía no hemos entendido los aspectos positivos de todo esto, aunque el proceso no ha sido fácil. Creo que veremos las consecuencias dentro de unos años porque nos está ayudando a derribar realmente todas las barreras… antes que nada en nuestros corazones, y las barreras entre las naciones…”.
“Si queremos tener paz, debemos tenerla ante todo entre nosotros focolarinos y en las comunidades. Tenemos que mirar a los otros países como si fueran nuestro país y descubrir que podemos ser esta “familia conectada (…)”.
“No debemos dar a los demás nuestra riqueza, sino ayudarlos a descubrir la suya”.
Margaret
Una presencia especial, a pesar de los desafíos de la salud
Un momento particularmente significativo fue aquel en el que tres focolarinas casadas, gravemente enfermas, pudieron saludar a todos a distancia.
“Solo quiero asegurarles mi unidad”, dijo una de ellas. Yo me había inscrito y estaba lista para ir, pero tuve que cambiar de planes, porque Dios había reservado algo diferente para mí”.
“Es hermoso, porque siento que estoy donde Dios quiere que esté, aunque no es donde yo quisiera estar”, dijo otra.
“Físicamente no puedo correr –dijo la tercera– pero dentro de mí tengo muchas ganas de hacerlo, estoy muy emocionada. El entusiasmo no tiene edad”.
La bienvenida a Australia
La cultura aborigen en Australia es la más antigua e ininterrumpida en el mundo y se remonta al menos a 60.000 años atrás. El protocolo correcto para cualquier evento o reunión en Australia prevé comenzar con la “bienvenida al país” por parte de un anciano aborigen, es decir, un reconocimiento formal de los custodios tradicionales de esta tierra.
Cuando la comunidad de los Focolares de toda Australia se reunió, tuvimos el privilegio de tener entre nosotros a Ali Golding, conocida como “tía Ali”, que dio la bienvenida a todos. Es una anciana del pueblo Biripi, crecida en una misión aborigen. Durante más de 20 años vivió en un suburbio de Sídney y en la década de 1980, Ali fue una de las primeras asistentes educativas aborígenes. En 2004 obtuvo el diploma en Teología.
Participó en diversos foros locales, nacionales e internacionales, entre ellos el New South Wales Reconciliation Council y el Australians for Native Title and Reconciliation. Un gran aporte para la comprensión y profundización de la cultura e historia indígena.
La presencia de Ali en nuestro evento ciertamente reforzó el aprecio por este “tesoro nacional” y por el rico patrimonio aborigen. “Fue una de las recepciones más sentidas que he experimentado”, dijo Ali Golding. “Aquí he sentido el espíritu del Creador”.
El mejor encuentro de todo el viaje (hasta ahora)
Margaret Karram y Jesús Morán tuvieron un encuentro dinámico y profundo con casi 30 jóvenes. Cuando se les pidió que hablaran sobre los desafíos, no se echaron atrás, sino que hablaron abiertamente sobre la indiferencia que afrontan todos los días con sus compañeros. No son muchos y las distancias son enormes.
Margaret Karram relató sus primeros años de vida gen en Haifa con su hermana y cómo comenzaron siendo pocos, recibiendo la revista “Gen” por correo. Estaba orgullosa de cómo habían empezado y decía que lo estaba igualmente de los presentes por haber seguido adelante en su vida gen.
Jesús Morán también animó a los jóvenes, asegurándoles que es positivo compartir sus dificultades. “Este ha sido el mejor encuentro de todo el viaje –dijo al final–. Me ha gustado mucho”.
Una rica experiencia
Entrevistados sobre cómo viven el diálogo y la fraternidad en situaciones de conflicto, Rita Moussallem y Antonio Salimbeni, Consejeros del Centro Internacional para Asia y Oceanía, se inspiraron en su experiencia personal.
“En mi experiencia de diálogo con personas de otras religiones he entendido que estamos juntos caminando hacia Dios”, dijo Antonio. Y Rita: “El diálogo es un encuentro. Lo verdaderamente importante es encontrar al otro y descubrir que el amor ahuyenta el temor”.
Aprender el “bodysurf” (espiritual)
El surf es uno de los deportes nacionales en Australia y también se practica mucho en la costa de Sídney; los jóvenes y menos jóvenes usando trajes de neopreno, toman la tabla para ir a cazar las olas. El bodysurfing también está muy extendido; las personas cabalgan las olas del océano incluso sin tabla. ¡Una actuación extraordinaria!
Pero para llegar a donde están las mejores olas, primero hay que afrontar las poderosas que llegan contra nosotros: las que no quisiéramos cabalgar, aquellas para las que no estamos preparados.
“Alguien me explicó la dinámica de este deporte e inmediatamente me vino a la mente nuestro amor a Jesús Abandonado”, dijo Margaret.
Aquellos que practican bodysurfing se sumergen profundamente bajo las olas que llegan y que no quieren montar, tan por debajo que pueden tocar la arena en el fondo. De esta manera, evitan ser arrastrados por el poder del océano. Una vez que la ola ha pasado, vuelven a la superficie para encontrar una ola sobre la que cabalgar.
“Así como no combaten las olas, del mismo modo no se ‘combaten las pruebas’, sino que hay que ir al fondo del corazón, reconociendo a Jesús en cada dolor, y al seguir amándolo se vuelve a subir, encontrando la luz a través del amor”.
T. M. Hartmann
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