Una oportunidad única para conocernos, compartir y redescubrir la belleza de ser juntos testigos de la Resurrección. Esto es lo que han podido experimentar los movimientos eclesiales y las nuevas comunidades presentes en Tierra Santa en el camino recorrido juntos desde Pentecostés de hace un año. Comunión, participación y misión: estas son las tres palabras clave vinculadas al camino sinodal lanzado en octubre de 2021. El papa Francisco, precisamente al inaugurar este camino, invitó a la Iglesia Universal a ser una Iglesia de la escucha, de la cercanía y es precisamente en este contexto, concretamente en la fase local del Sínodo, que los Movimientos eclesiales y las nuevas comunidades presentes en Tierra Santa, por invitación del Patriarca de los latinos de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa, encontraron un modo de escucharse, de encontrarse, trabajando en comunión para la realización de la Vigilia de Pentecostés de 2022. Una ocasión especial en la que todos experimentaron la alegría de sentirse un solo cuerpo en la Iglesia, animados y revigorizados por el soplo del Espíritu Santo. En el contexto sociopolítico y cultural de Tierra Santa, la posibilidad de generar “unidad”, aprendiendo del carisma del otro y poniendo el propio al servicio de todos. “Creo que lo primero que hay que hacer para sentirse un solo cuerpo – dijo el arzobispo Pierbattista Pizzaballa – es hablar, comunicar, escuchar, sobre todo. Escuchar no es sólo oír, es intentar ubicarse, a la espera del otro, donde el otro se convierte en sujeto, no yo en sujeto, sino el otro”. Pentecostés inaugura el tiempo de la Iglesia que, en su peregrinación al encuentro del Señor, recibe constantemente de él el Espíritu, el mismo que la reúne en la fe y en la caridad, la santifica y la envía en misión. Con motivo de Pentecostés 2023 compartimos la historia de esta experiencia de comunión.
Maria Grazia Berretta
Mira el video (activar los subtítulos en español) https://youtu.be/I8aQgmAPBOg
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