La Comisión mixta internacional para el diálogo teológico entre la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa ha llevado a cabo su sesión plenaria número 15 del 1 al 7 de junio de 2023 en Alejandría (Egipto), huésped del Patriarcado greco-ortodoxo de Alejandría y de toda África, alcanzando un acuerdo sobre un nuevo documento llamado “Sinodalidad y Primado en el segundo milenio y hoy”. Nuestra entrevista al teólogo Piero Coda, presente en el encuentro. Mons. Coda, ¿podría decirnos qué momento ha sido, quién ha participado y cuál es el objetivo primordial? Se realizó la 15° Sesión plenaria de la “Comisión mixta internacional para el diálogo teológico entre la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa. Tuvo lugar en Alejandría (Egipto), bajo la presidencia del Metropolita Job de Pisidia (Patriarcado Ecuménico de Constantinopla) y del Cardenal Kurt Koch (Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos), con la cordial hospitalidad del Patriarca de Alejandría, Theodoros II. Consistía en llevar a término la etapa del diálogo inaugurada por el documento de Rávena (2007). Éste preveía –tras la elaboración del cuadro teológico compartido por Ortodoxos y Católicos acerca de la interdependencia en la vida de la Iglesia de sinodalidad y primado– el examen histórico de la situación vivida en el primer milenio, propuesto por el documento de Chieti (2016). Todo ello con el fin de alcanzar la descripción de la situación vivida en el segundo milenio, objeto del documento aprobado en Alejandría. Por las conocidas vicisitudes que convulsionan al mundo ortodoxo, el Patriarcado de Rusia abandonó los trabajos de la Comisión. También estuvieron ausentes en Alejandría los representantes de los Patriarcados de Antioquía, de Bulgaria y de Serbia, pero estaban presentes las restantes diez delegaciones de los demás Patriarcados (Constantinopla, Alejandría, Jerusalén, Rumania, Georgia) e Iglesias autocéfalas (Chipre, Grecia, Polonia, Albania, República Checa y Eslovaquia). ¿En qué términos es posible hablar de Sinodalidad en ámbito ecuménico y qué consideraciones han surgido teniendo en cuenta el pasado? El tema está ilustrado en la Introducción: “El presente documento considera la convulsionada historia del segundo milenio (…), se compromete a dar –en la medida de lo posible– una lectura común de esa historia y ofrece a los Ortodoxos y a los Católicos la oportunidad de explicarse recíprocamente acerca de varios puntos, como así también promover la mutua comprensión y la confianza que son requisitos esenciales para la reconciliación empezando el tercer milenio. El resultado es una inteligencia más clara y compartida de las razones que han llevado –no raramente por motivos de naturaleza histórico-política más que teológica– a incentivar una distancia que no sólo impidió los intentos de reconciliación hechos a lo largo de los siglos y el deseo de alcanzar un buen resultado, sino que además exasperó la interpretación polémica respecto de la otra parte y la rigidez apologética de la propia posición. Hay que registrar el valor que tiene la apertura a una situación nueva marcada por el acercamiento que se produjo en el siglo XX. Ello propicia una más pertinente valoración del efectivo significado y peso teológico de lo que aún impide la plena y visible unidad. ¿Cuáles son las perspectivas futuras? El documento hace hincapié en que son decisivos el “retorno a las fuentes” de la fe y la estrategia del diálogo de la caridad entre las “Iglesias hermanas”, promovido todo ello por Paulo VI y el Patriarca Athenágoras (en la línea del Vaticano II). También es importante el actual compromiso de la Iglesia Católica, incentivado tenazmente por el Papa Francisco, en redescubrir y reactivar el principio de la sinodalidad, que estimula la esperanza. ¿Hacia dónde apuntar la mirada? El documento hace una precisión diciendo que “la Iglesia no está concebida correctamente como una pirámide, con un primado que la gobierna desde lo alto, pero tampoco se la comprende correctamente con una federación de Iglesias autosuficientes. Nuestro estudio histórico de la sinodalidad y del primado en el segundo milenio ha mostrado lo inadecuado de ambas visiones. En el mismo sentido, es claro que para los Católicos la sinodalidad no es meramente consultiva y para los Ortodoxos el primado no es meramente honorífico”. Entonces, la interdependencia entre sinodalidad y primado –éste es el punto firme adquirido– es “un principio fundamental en la vida de la Iglesia. El mismo está intrínsecamente relacionado con el servicio de la Iglesia a nivel local, regional y universal. Sin embargo, el principio debe ser aplicado en específicos contextos históricos (…); lo que se requiere en las actuales circunstancias es una nueva y correcta aplicación del mismo principio”. Esta perspectiva allana el terreno para proseguir en el camino y continuar con la apertura de una fase nueva.
Carlos Mana e Maria Grazia Berretta (fotos: ©Dicastero per la promozione dell’Unità dei cristiani)
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