El 10 y el 11 de noviembre de 2023 en Boloña (Italia) se llevó a cabo el seminario “Escribir sobre Dios. Chiara Lubich y la tradición mística femenina desde el Medioevo hasta el siglo XX. Un itinerario con muchas voces”. El Padre Gianni Festa, OP, quien ha sido uno de los promotores del evento, nos hace un balance y nos ofrece las perspectivas del evento. Una polifonía de voces que ha ido desarrollándose a través de los siglos. Las protagonistas de la tradición mística femenina y sus escritos estuvieron en el centro de los trabajos del seminario que el 10 y el 11 de noviembre de 2023 reunió en Boloña a estudiosos de diferentes disciplinas, teólogos, lingüistas, historiadores y expertos en literatura y en archivos. El seminario ofreció profundizaciones y reflexiones a partir de los textos de las místicas, particularmente las del siglo XX. Distintas figuras femeninas, surgidas en su singularidad y originalidad, pero unidas también por rasgos comunes en su “hablar y escribir sobre Dios”. Estudiarlas ha revelado el camino del Espíritu Santo y cómo él se ha ido desplegando a través de una pluralidad de voces, distintas pero en profunda armonía. Hablamos de ello con el Padre Gianni Festa, dominico, docente de la Facultad Teológica de Emilia-Romagna (una región de Italia) y miembro del Instituto Histórico Dominico.
Padre Festa, la Facultad Teológica de Emilia-Romagna es promotora, junto con el Centro Chiara Lubich y el Instituto Universitario Sophia, de este seminario; y Usted en particular ha trabajado mucho para su realización. ¿Cuál es su impresión al concluir los trabajos? ¿Cuáles han sido los aspectos más interesantes que han surgido? El primer aspecto interesante –y que es indiscutible– es haber puesto en el ámbito de este congreso. la teología y la espiritualidad de Chiara Lubich en un contexto mucho más vasto que el ámbito en el que siempre se la había leído e interpretado. El hecho de haberla conectado con la tradición de la escritura femenina, tanto medieval como contemporánea, hizo surgir aspectos del magisterio teológico y espiritual de los escritos de Chiara Lubich que recibieron realmente una luz nueva. El segundo aspecto es la apertura de una investigación orientada a la mística contemporánea femenina, que es un tema poco estudiado, aparte de las grandes figuras de las que también hemos hablado, como Etty Hillesum, Simon Weil y Adrienne von Speyr. Pero la escritura mística femenina del siglo XX no es tan frecuentada y tan estudiada como lo fue la medieval o de la primera edad moderna. Justamente por ser un campo aún tan virgen, hemos tenido dificultad para encontrar relatores. El tercer aspecto importante ha sido la colaboración entre instituciones académicas que han tenido la oportunidad de charlar, dialogar y encontrarse para colaborar en torno a temas de investigación teológica. Esa práctica de la comunión ha sido realmente importante y positiva. De los informes han surgido características peculiares de las figuras profundizadas, pero también aspectos comunes que se desprenden de sus textos y que unen a las diferentes místicas. Ello se percibe de su forma de escribir, de las características de su lenguaje, aunque se trate de mujeres que vivieron en épocas y contextos muy diferentes entre sí. ¿Cómo cree Usted que estas experiencias puedan ser testimonio de vida y testimonio de Dios? ¿Cómo pueden hablar al hombre de hoy? Lo que siempre me impresionó estudiando, en mi caso particular el Medioevo, fue la absoluta tenacidad de la mujer en no retroceder a una condición de inferioridad o de marginación, a pesar de los prejuicios y las trabas. Las místicas siempre quisieron afirmar su propia relación con Dios, decirla y manifestarla. Comunicar todo eso, “decir lo que concierne a Dios”, y la forma que la mujer tiene de hablar de él, tiene un efecto muy importante, incluso muy actual, sin caer en la retórica. Según el magisterio del Papa Francisco, el magisterio femenino debe respirar con el magisterio masculino, no porque sean contrapuestos, sino porque son dos pulmones de la Iglesia. Y diría que ello es un aspecto muy importante. De lo que Chiara Lubich “ha escrito sobre Dios”, y de lo que ha surgido de los trabajos sobre su experiencia mística, ¿qué cree Usted que es lo más característico y original de ella en el panorama del pensamiento místico femenino? Conocía poco a Chiara Lubich, pero también tras haber escuchado los informes del congreso, hay dos peculiaridades, dos cualidades de lo que ha escrito y de su magisterio, que me parecen muy claras, casi inequivocables. La primera es el profundo arraigo de los escritos de Chiara dentro de una tradición robusta. Ello es indudable. Chiara Lubich no es ingenua en sus afirmaciones, en sus razonamientos y en lo que escribe. He captado en ella esa cultura espiritual y teológica que se respira en sus textos. En segundo lugar, y tal vez porque soy dominico y estoy por lo tanto ligado a figuras como Catalina de Siena, me ha impactado el aspecto eclesiológico y de comunión de su espiritualidad. Es un elemento que he percibido también al tomar contacto con el Movimiento de los Focolares más adelante. Me refiero a la comunión, la unión y la dimensión eclesial. Es un desapego de la excesiva singularidad del sujeto en favor de la idea de compartir que está presente ya en las primeras experiencias de Chiara Lubich. ¿Qué perspectivas de estudio y de investigación puede abrir este seminario? Sin duda es un paso en dirección de una mayor apertura, una ampliación de los estudios sobre la escritura femenina de los siglos XIX y XX. Por lo tanto hay que equiparse también en el plano de la instrumentalización lingüística y teológica, para poder estudiar estas figuras demasiado marginadas, demasiado olvidadas y poco conocidas. Además, respecto del magisterio de Chiara Lubich, creo también que sería algo muy importante poder profundizar mejor ciertos textos de ella, bajo el perfil exegético, teológico y espiritual, como justamente el texto del que se habló continuamente en el seminario, el “Paraíso ‘49”.a cargo de Anna Lisa Innocenti y Maria Grazia Berretta
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