Entre la gente de Gaza prevalece el desaliento. La única ayuda son las palabras del Papa y el apoyo de tanta oración que se eleva en el mundo, como cuenta una joven mujer del Movimiento de los Focolares que vive en la Faja de Gaza y que por razones de seguridad mantiene el anonimato. «R. – Es un conclicto sin tregua; sólo vemos muerte, destrucción y refugiados por las calles. Es algo inconcebible, increíble. Cerca de nosotros está una escuela del Servicio de la ONU para los Refugiados. En 50 metros cuadrados hay unas 70 personas refugiadas bajo los árboles. ¿Cómo se puede encontrar paz en esta situación? D. – ¿De qué forma sus vidas cambiaron desde que empezó el conflicto? R. – Sinceramente, somos un pueblo ya muerto. Antes y después de esta guerra nada ha cambiado. Estamos sin electricidad, sin agua, sin trabajo. Los jóvenes están muriendo psicológicamente: hablas con ellos y te parece que estás hablando con personas sin expectativas de vida y sin esperanzas. La única ambición es tener electricidad durante al menos dos horas al día y encontrar un poco de combustible. D. – Tanto Hamas como las autoridades de Israel han dicho que por ahora no se pueden detener, que hay que terminar lo que se empezó. ¿También usted piensa así? R. – Nosotros no tenemos ninguna expectativa. Lo único que tenemos es la oración. Dirigirnos a Dios y confiarnos a Él, porque no hay ningún gobierno que nos pueda ayudar, ni árabe ni extranjero. Tampoco la ONU puede hacer nada. D. – ¿Y cómo puede cambiar esta situación? R. – Si las cosas cambiaran sería sólo porque quien tiene la responsabilidad y el poder se detiene ante la presencia de Dios. Sólo Dios puede hacer la diferencia, puede cambiar los corazones llenos de odio, puede cambiar esta realidad de muerte y sufrimiento. D. – ¿Les llegan las noticias de las oraciones y de las súplicas del Papa pidiendo por ustedes? ¿Sirven para sostenerlos? R. – Hemos recibido todos los mensajes y las invocaciones del Papa. Sabemos que él está cerca de nosotros y pide a Dios que nos proteja por intercesión de María. Todas las comunidades cristianas cercanas nos llaman todos los días para hacernos sentir que no estamos solos y nos sostienen con la oración. Todo esto nos ayuda. D. – Usted pertenece al Movimiento de los Focolares y por lo tanto a la espiritualidad de la unidad que se construye con el amor recíproco, como dice el Evangelio. ¿Cómo ponerla en práctica ahora? R. – Todos los días, a la mañana y a la noche trato de ponerme en contacto con familiares y amigos, para saber cómo están. Muchos ya no tienen casa porque la destruyeron las bombas. Nosotros hemos acogido a dos familias refugiadas. Precisamente ayer, hablando con ellas decía: no piensen en la casa, en las cosas materiales, lo importante es que estamos vivos y estamos juntos. Lo importante es que vivimos unos por otros. Todos los días alabo a Dios por la gracia de un nuevo día de vida. Ya esto es mucho: todavía existimos y todavía podemos hacer algo. D. – Si pudiera lanzar un llamado ¿qué diría? R. – Quisiera dirigirme a todo el mundo, en nombre de mi pueblo, para que Dios vuelva, para que recordemos que en Gaza cristianos y musulmanes somos una sola familia, un único pueblo y una única vida, y estamos experimentando todos el mismo sufrimiento. Gracias». Fuente: Radio vaticana online
Poner en práctica el amor
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