El 17 de octubre, el Aula Nervi, tuvo lugar una celebración solemne, estaban presentes todos los Padres sinodales, delegaciones, embajadores y el Papa Francisco –con un discurso definido como uno de los más importantes de su pontificado-, en el que recordó los 50 años de la institución del Sínodo de los obispos por parte de Pablo VI. «Una obra de arte», afirmó la presidente de los Focolares, María Voce, refiriéndose al discurso del Papa en un comentario inmediatamente después de éste. «Ha mostrado que no puede existir un camino en la Iglesia que no sea sinodal. Me impresionó que subrayara la importancia del sensus fidei, es decir el sentido de la fe, y la infalibilidad del pueblo de Dios cuando escuchan juntos al Espíritu Santo, expresando así la fe de la Iglesia. Y esto siempre a partir de la base. El Papa Francisco nos dio a entender que ha de ser así en todas figuras jurídicas colegiales nacidas después del Concilio Vaticano II. Si no viven esta sinodalidad, partiendo de la gente a la que están dirigidas, no sirven a la comunión. Son una máscara». «Y después la primacía del servicio: «Nunca lo olvidemos-dijo el Papa-. Para los discípulos de Jesús, ayer, hoy y siempre, la única autoridad es la autoridad del servicio, el único poder es el poder de la cruz, según las palabras del Maestro: “ustedes saben que los jefes de las naciones dominan sobre ellas y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser primero, que se haga esclavo” (Mt 20,25-27). “Entre ustedes no debe suceder así”: en esta expresión alcanzamos el corazón mismo del misterio de la Iglesia –“entre ustedes no debe suceder así”- y recibimos la luz necesaria para comprender el servicio jerárquico». El Papa habla de “pirámide invertida”, una imagen en la que desde hace algún tiempo nos esforzamos por reflejarnos, precisamente en el sentido que él la explica: «El vértice debe estar por debajo de la base. Por eso quienes ejercitan la autoridad se llaman “ministros”: porque, según el significado original de la palabra, son los más pequeños entre todos». Del discurso emergió una vez más la sintonía entre el papa Francisco y el patriarca Bartolomé I: «El compromiso de edificar una Iglesia sinodal –misión a la cual todos estamos llamados, cada uno en el papel que el Señor le confía- tiene muchas implicaciones ecuménicas. Por esta razón, hablando a una delegación del patriarcado de Constantinopla, recientemente subrayó la convicción que “el atento examen de cómo se articulan en la vida de la Iglesia el principio de sinodalidad y el servicio de quien preside ofrecerá un aporte significativo al progreso de las relaciones entre nuestras Iglesias”». «Es una sintonía –subrayó María Voce- que no sólo existe a propósito de los problemas de la creación, expresados en la encíclica Laudato si’; sino que es precisamente este sentir sinodal de la Iglesia el que impulsa al Papa a buscar la forma de dar pasos concretos hacia la plena comunión. Porque es sólo en la plena comunión de todos los cristianos que se expresa la sinodalidad de la Iglesia». Al final, comentó María Voce, «la búsqueda, no del compromiso, sino de lo que el Espíritu Santo quiere decir, es un gran desafío que exige una gran unidad de toda la Iglesia. Hemos hablado con distintos participantes del Sínodo de la Familia en curso en estos días, también con la familia de focolarinos casados de Colombia, María Angélica y Luis Rojas, y todos nos pedían que rezáramos. Entonces hemos intensificado las oraciones como si también nosotros estuviésemos allí tratando de comprender cómo hacer para acoger las angustias y las dificultades de las familia del tiempo moderno, mirando la familia según el designio de Dios». La motivación y las densas palabras de Pablo VI que acompañaron la institución del Sínodo de los Obispos, el 15 de septiembre de 1965 han sido especialmente importantes para el Movimiento de los Focolares, precisamente porque la institución del Sínodo, explica María Voce, «ha suscitado un nuevo ambiente en la Iglesia, un cambio: el de la colegialidad, de la comunión, el paso de un modo de conducir la Iglesia en forma individual, más bien jerárquico, a un modo colegial». «Como Movimiento de los Focolares, como Movimiento de la unidad, no podíamos dejar de tomar en consideración este acontecimiento, y acogí con alegría la invitación del Card. Baldisseri a participar en la conmemoración». Con los Sínodos, de hecho, se actúa una especie de continuación del Concilio Vaticano II. «Pablo VI, evidentemente movido por el Espíritu Santo, después de haber hecho esa experiencia conciliar tan bella, que llevó a la Iglesia a una realidad nueva – basta pensar en los documentos Gaudium et Spes, Lumen Gentium, Nostra Aetate – sintió que esta experiencia tenía que continuar». “Sínodo”, de hecho, quiere decir precisamente “camino juntos”, tal como explicaron tanto el Card. Schönborn en su intervención sobre el nacimiento del Sínodo de los Obispos y los varios Sínodos, como el Papa. Significa, por lo tanto, que en «la Iglesia estamos caminando juntos. No el Papa solo, los obispos solos, el pueblo de Dios solo: en el camino que hace la Iglesia todos tienen algo que decir y que dar». Lee también: nota de prensa sobre la participación de los Focolares en la conmemoración del 50° del Sínodo de los obispos.
Poner en práctica el amor
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