Salta. Una de las provincias más hermosas de Argentina, con bellezas naturales únicas, con culturas milenarias que subsistieron a la conquista de los españoles hace ya 500 años. Con la llegada del nuevo milenio se potenció como centro turístico, convirtiéndose en el centro indiscutido de la región del noroeste argentino. Entrevistamos a Paula González, coordinadora del Programa de Turismo Sustentable quien explica que “el Programa, nació en el año 2010, impulsado por la Comisión Episcopal para la Migraciones y el Turismo. El Noroeste argentino, se compone esencialmente de poblaciones descendientes de pueblos originarios, algunos actualmente constituidos como comunidades indígenas y otros en cambio campesinos. Esto demuestra el gran arraigo a la tierra, tanto por sus tareas productivas, como artesanales. También se dieron importantes flujos migratorios, de Europa y Medio Oriente y de América Latina, especialmente de Bolivia. En efecto -continúa-, la convivencia de culturas y el componente indígena muy presente, hace que esta región sea muy singular y grandes desafíos culturales”. El programa nació con el propósito de dar respuesta a la problemática de falta de trabajo, (sólo el 39% de la población económicamente activa tenía empleo pleno). “Propusimos trabajar en áreas rurales y más aisladas de esta región, porque veíamos que eran las zonas más afectadas”. La geografía es muy particular. Se presentan grandes valles, quebradas y planicies en altura, (en algunos lugares por encima de los 3000 mts.), pueblos con grandes bellezas naturales y culturales. “Identificamos que las mayores carencias estaban dadas por las dificultades en la accesibilidad y el aislamiento -detalla González-, que impiden la salida de lo que producen y también, en algunas comunidades, se presentaba el problema del acceso al agua y a la energía. Las mujeres y los jóvenes eran los más afectados”. Argentina, en ese momento, impulsaba un plan nacional de desarrollo turístico muy amplio, pero a las comunidades locales los recursos que llegaban eran escasos. Fue entonces que la Iglesia visualizó la necesidad de dar pasos para generar una oferta más inclusiva y equitativa. El objetivo fue generar nuevos destinos turísticos, basados las actividades locales productivas-agrícolas y artesanales, que son la base de su subsistencia. “En el primer año, identificamos 30 comunidades y 7 áreas claves de desarrollo, en 5 provincias, hoy nos encontramos después de casi 6 años, trabajando en 5 áreas, son unos 50 los emprendedores vinculados a la ‘Red de emprendedores Turismo Solidario Noa’ y si tuviéramos algo para destacar es especialmente la red de organizaciones que se vincularon para trabajar articuladamente, nacionales, provinciales y locales, universidades, ongs y empresas. Dentro de las organizaciones vinculadas, siempre tuvimos estrecha relación con Economía de comunión y el Movimiento Políticos por la Unidad, fueron nuestros aliados claves”. “Tenemos que destacar de estos años -agrega Paula-, el Trabajo sobre todos los eslabones de la cadena de Valor y las relaciones establecidas entre los distintos actores, esto dio fuerza y efectividad al desarrollo”. Ya tienen un buen tramo de camino recorrido. Se concretan proyectos locales con buenos resultados, surgen líderes en los que se puede delegar la acción y fundamentalmente se avizoran resultados muy satisfactorios como, por ejemplo, la interacción y la cooperación mutua entre distintas comunidades que salen del anonimato y se animan a ser generadores de su propia historia. Para conocer más: Página web Video
Poner en práctica el amor
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