«Las estructuras físicas que se derrumbaron – puentes, edificios, casas… – son una invitación a sentir un terremoto también en nuestra alma, con la pregunta: ¿somos verdaderos constructores de paz? Entendí que el dolor sirve para unir. Quiero proponer el desafío que en estos momentos difíciles nos convirtamos en generadores de esperanza y optimismo, que nos ayudemos a mantener viva la fe». Quien escribe es Isabel, compartiendo el estado de su alma inmediatamente después del sismo que sacudió su país, Ecuador, el pasado 16 de abril, con un movimiento telúrico de magnitud 7.8 de la escala Richter. Los muertos reportados hasta ahora son 587, los heridos más de 8mil, y unas 25mil personas quedaron sin hogar. Los números siguen creciendo y se estima que la reconstrucción le costará al país miles de millones de dólares. Por la emergencia Ecuador el Movimiento de los Focolares ha activado una recolección de fondos, mientras se están evaluando las modalidades para una eventual intervención en el lugar.
«Partí en auto desde Fukuoka (en el Kyushu, donde me encuentro) para volver a Kumamoto para buscar a mi mamá y a mis familiares», cuenta padre Giovanni Kimura, originario de la región japonesa más afectada por los tres violentos terremotos registrados entre el 14 y el 16 de abril. «Un viaje que normalmente se demora poco más de una hora, duró la mitad del día. La autopista, de hecho, no es transitable y los trenes están bloqueados». Su mamá se encuentra en un centro para refugiados y otros familiares en otro centro de acogida. Son gimnasios de escuelas públicas en los que duermen juntas centenares de personas. La dificultad más seria ha sido la falta de agua. Varias zonas de la ciudad todavía no tienen agua, pero en los centros para refugiados, ahora tienen lo mínimo necesario. La población teme sobre todo la posibilidad de que entre en erupción el Volcán Aso, que se encuentra entre la provincia de Kumamoto y la de Oita. Actualmente salen nubes de ceniza que alcanzan las dos ciudades». En Japón hubo 41 muertos, y son más de 100mil los sin techo, mientras siguen, y son centenares, las réplicas. Los estudiosos de geofísica y volcanología se interrogan acerca de la correlación entre estos dos eventos; mientras tanto, la sociedad civil y las autoridades – de ambos países – se movilizan para la reconstrucción, el apoyo a las familias de las víctimas, las ayudas concretas. Desde su página Facebook, los Jóvenes por un Mundo Unido de Ecuador, quienes hasta hace unos días estaban preparando la Semana Mundo Unido (SMU) con sede precisamente en su país, se encargan de dar voz a toda la red de ayudas que está en marcha: banco de sangre, reclutamiento de voluntarios, lista de las necesidades, difusión de las coordenadas para los depósitos en las cuentas corrientes bancarias. «Dolor, incertidumbre, angustia, miedo, escombros, y en medio de todo esto la pregunta: Eterno Padre, ¿qué quieres de nosotros? ¿Cómo estamos construyendo este “Camino para la paz”? ¿Nuestra vida cotidiana habla de fraternidad?». Es la experiencia que están haciendo los jóvenes, pero también cada uno de los miembros de la comunidad de los Focolares de Ecuador: «Descubrir a Dios como el Amor más grande, para luego vivir la frase del Evangelio “Todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por mí”. En este momento se evidencia al máximo la fraternidad, la solidaridad, el amor que supera las diferencias: rico o pobre, de la oposición o del gobierno, blanco, indígena, mestizo o negro. También quienes no han sufrido daños sienten propio el dolor ajeno. Por ejemplo, en las cajas de comida que se recogen se encuentra escrito: “ánimo, los queremos”, y en las de medicamentos “fuerza”, “sí, se puede”». Los jóvenes han decidido desarrollar la SMU redoblando los esfuerzos para aliviar la tragedia que vive el país. Escribe Estefi: «Tenemos que ir adelante, dar respuesta a muchos que se sienten impotentes ante el desastre. Ahora entendemos que Dios nos ha preparado, durante todo el año, no tanto para la SMU cuanto para afrontar este momento testimoniando el amor evangélico, para “que sobre los escombros brille la luz” del ideal de la fraternidad», tal como les escribió la presidente de los Focolares, María Voce. Maria Chiara De LorenzoPoner en práctica el amor
Poner en práctica el amor
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