Micheline Mwendike
«
En la República Democrática del Congo – asegura Micheline a quien encontramos en Castel Gandolfo (Roma) participando en el Congreso
OnCity promovido por los Focolares – las diferencias son muy evidentes. Son más de 400 las tribus y etnias, y entre una ciudad y otra no sólo cambian las costumbres alimenticias sino también los idiomas que en todo el país son más de 800. Además, sólo en Goma, mi ciudad, existen más de 200 iglesias de distintas confesiones cristianas, mezquitas musulmanas y otras formas de culto».
¿Cuándo la diferencia étnica y religiosa comenzó a ser un problema? «Durante la dictadura del presidente Mobutu, el sufrimiento de la población desde el punto de vista económico, cultural y político era demasiado grande. Y el concepto sobre “quién es el otro” con su idioma y su cultura, fue manipulado por ideologías que llevaron a considerar la cultura del otro como un factor que había que eliminar. Así es que, en 1992, en cada pueblo comenzó la guerra contra el enemigo que era la tribu que estaba enfrente. El que tiene hoy menos de 24 años no puede saber lo que es la paz porque ha visto solamente la guerra y los daños que ésta provoca. Todos hemos perdido a personas queridas. Pero la guerra no ha destruido nuestras culturas. Éstas todavía existen, con toda su belleza. Nosotros, los jóvenes que tratamos de vivir la
espiritualidad de la unidad, queremos reencontrar los vínculos que nos unen y que nos complementan unos con otros».
Estás comprometida en un movimiento de jóvenes que quiere la paz en Congo, ¿de qué se trata? «Es un movimiento activo constituido por jóvenes congoleses. Soñamos con una sociedad en la que se respete la dignidad de las personas y la justicia social. Nuestro país es rico pero sus habitantes son pobres. Queremos contribuir activamente en la construcción del Congo. Estamos convencidos de que el cambio debe partir de nosotros los congoleses sin distinción de tribu, religión, idioma. En este sentido trabajamos para que la población tome conciencia de su potencial y de sus deberes. Yo misma, involucrándome activamente en acciones para contribuir al cambio, me siento más fuerte, más protagonista. Es también gracias a la información y a la amistad con personas de distintas tribus, que he comprendido que en todos los grupos están los buenos y los malos, que fueron algunos de los líderes los que instrumentalizaron el odio por motivos de poder».
¿Cuál es la contribución específica que ustedes ofrecen como movimiento de jóvenes? «Tratamos de que la gente conozca la verdad de los hechos y de la vida del país. Por ejemplo: hemos denunciado una masacre sobre la cual el gobierno no realizó ninguna investigación para encontrar a los culpables, ni trató de proteger a la población de la zona que fue atacada. Organizamos discusiones sobre temas importantes como la paz, el rol de la comunidad internacional, el rol de nosotros los jóvenes, tratando de construir las bases sobres las cuales construir juntos nuestro futuro. Queremos difundir la convicción de que las soluciones se encuentran en la colaboración entre todos. Para nosotros los jóvenes es difícil comprender por qué existe esta espiral de violencia que durante largos años ha devastado nuestro país. Para los jóvenes es más fácil comprender que pertenecer a una tribu es uno de los numerosos aspectos de la identidad de las personas. El mensaje que queremos transmitir es que nuestras respectivas diversidades no se deben ver como un motivo de división sino como un factor positivo que hace a la humanidad más rica».
0 comentarios