«Estamos en el día después del terremoto que ha sacudido todo el centro de Italia. Mientras escribimos, el número de víctimas – lamentablemente destinado a subir -, es de 247 personas. Muchos de ellos eran niños porque en los pueblos más damnificados – Amatrice, Accumoli, Arquata y Pescara del Tronto -, a menudo durante el verano los padres dejan a los hijos con los abuelos, mientras ellos están ocupados por el trabajo. Son más de 4 mil las personas que han tenido que dejar sus casas en las dos regiones más afectadas por el sismo: Lacio y Las Marcas. Los temblores, algunos todavía de una cierta intensidad, continúan». «La generosidad de los voluntarios, llegados inmediatamente y en gran número a los lugares afectados, comprometidos en la tarea de escavar sin darse una pausa, al principio con las manos, después con palas y ahora con medios más sofisticados tratando de captar cualquier signo de vida proveniente de los escombros, es el rostro más aleccionador de esta tragedia que, a medida que pasan las horas, asume dimensiones cada vez mayores, por el número de víctimas mortales, heridos, por las casas desmoronadas, con pueblos que ya no existen. También ha sido inmediata la disponibilidad de la gente que se ha puesto a juntar artículos de primera necesidad, haciendo cola en los hospitales para donar sangre, deseosa de llegar a los campamentos para llevar alivio». «Desde las 3,30 de ayer, despertados por la primera fuerte sacudida, hemos seguido en directo los acontecimientos tal como venían ocurriendo, en constante contacto con numerosas personas del Movimiento que viven en estas regiones: nos hemos alegrado de que un gen y su abuelo hayan sido rescatados vivos de los escombros, así como el suegro y la cuñada de una focolarina casada. Estuvimos todo el día con el alma en vilo por Rita, que con sus dos nietos, Elisa de 14 años y Gabriel de 12 junto con la otra abuela, habían quedado atrapados. Por la noche nos ha llegado el conmovedor mensaje de la mamá que decía: “Ya están todos frente a Jesús”. Otros miembros del Movimiento, presentes por vacaciones en Amatrice, han logrado ponerse a salvo». «Para todos ha sido una ocasión para estrechar nuestra unidad y vivir los unos por los otros. Desde Umbría, además, nos escriben: «Queridos todos, gracias por sus oraciones y unidad que en cadena se han difundido en todo el Movimiento de Umbría, apoyándonos en esta noche de temblores sísmicos y de miedo. Sentir que estábamos todos vivos nos ha hecho dar gracias a Dios y en seguida la preocupación se dirigió hacia quienes estaban o están bajo los escombros y hacia quienes lo han perdido todo. El hecho de habernos conectado inmediatamente nos ha sostenido y en tiempo real nos ha permitido tener noticias incluso de los pueblos más afectados. Elisabetta, de Asís, nos ha dicho que el mensaje llegó en el momento más difícil, dándole fuerza y paz. Más que nunca nos sentimos una familia. Los gen están ya en red dispuestos a dar su aporte y se están organizando para ir a ayudar en las ciudades más siniestradas. También los adultos están dispuestos a intervenir y prestar una ayuda concreta. Mientras tanto aseguramos nuestras oraciones a los familiares que han sufrido grandes pérdidas». «De hecho, inmediatamente se ha difundido el tam tam de los mensajes sobre las necesidades y las posibilidades de ayuda existentes en colaboración con la Protección Civil en primer lugar, y otros. Por ejemplo, en Áscoli, junto con otras asociaciones con las cuales ya colaboramos en otras circunstancias, se ha activado la recolección de víveres y ropa; igual en el Lacio; los abruceses, “expertos” después del terremoto del Aquila (2009), han empezado a localizar los posibles alojamientos para los que se han quedado sin casa; también de otras regiones han llegado ofrecimientos de ayuda». «Seguimos en comunicación con todos para entender a medida que pasa el tiempo cómo podemos dar una respuesta concreta a este gran dolor, en el que vemos un “rostro” de Jesús abandonado».
Poner en práctica el amor
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