Movimiento de los Focolares

Visita de Luce Ardente a Vietnam

Ene 17, 2017

Con la consigna del diálogo interreligioso que se basa en la Espiritualidad de la unidad, tres monjes budistas tailandeses visitaron a personalidades del Budismo y a grupos de cristianos en Ho Chi Minh City.

img57«Fueron días de ‘fuego’, los que pasamos con los tres monjes amigos que llegaron de Thailandia: Phramaha Thongrattana Thavorn, Ajarn Suchart Vitipanyaporn, Bhikkhu Jayabhinunto y el señor  Khamphorn que nos acompañaba» cuentan Marcela y Luigi, nuestros amigos cristianos. La segunda semana del mes de diciembre estuvieron junto con los monjes budistas en Ho Chi Minh City, en Vietnam. Nuestros amigos notan «la atmósfera que hemos respirado en estos días: de gran apertura y horizontes nuevos».  Y agregan: «Podemos decir que estuvimos viviendo una fábula» Un poco de historia. El encuentro del monje Phramaha Thongrattana Thavorn con la espiritualidad de la unidad  ocurrió en 1995. Ese año viajó a Roma acompañando a un discípulo suyo, Somjit, que estaba haciendo la experiencia de vida monacal durante un breve período antes del matrimonio, según la tradición de los jóvenes budistas. Phramaha Thongrattana que quiere decir ‘oro fino’, conoció en aquela ocasión a Chiara Lubich y quedó muy impactado. También ella quedó impresionada por su personalidad y le dio, a pedido suyo, un nombre nuevo: Luce Ardente.  Desde ese momento, este monje se prodigó viviendo y anunciando con fuerza y entusiasmo el ideal de la fraternidad universal, el ideal de ‘mamá Chiara’ (como todavía hoy la llama). En el funeral de Chiara Lubich, en 2008, Luce Ardente declaró su deseo de decirle a los budistas «todo el bien que mamá Chiara produjo en mi vida como monje.  Yo siento que ella sigue dándome un impulso interior y fuerza para llevar a todos el ideal de la fraternidad.  Ella no pertenece más, solo a ustedes cristianos, sino que ahora ella y su ideal son herencia de toda la humanidad» Pero volvemos a diciembre 2016 en Ho Chi Min: «El primer hecho sorprendente- dicen- fue la relación de amistad que se creó entre Luce Ardente y el Reverendísimo Thich Thien Tam, monje responsable de la Pagoda Pho Minh,  representante del Budismo Theravada y del Mahayana en Vietnam. Se trata de una personalidad que representa el Budismo del Vietnam en todas las manifestaciones de nivel internacional. Como  consecuencia de la confianza y simpatía creada entre ellos, el Rev. Thich Thien Tam pidió a las autoridades competentes que los tres monjes se alojaran en el templo en lugar de alojarse en un hotel como prevee el protocolo» img53 Hubo varias citas de carácter interreligioso (y no sólo), como su visita a dos comunidades cristianas, con almuerzo incluido. Los monjes participaron también en la fiesta de Navidad de estas comunidades cristianas, un hecho insólito para los cristianos del lugar, y fueron recibidos con mucha alegría de todos. Siguió la visita a dos proyectos sociales para niños discapacitados que llevan adelante los cristianos que están inspirados en la espiritualidad de la unidad. Después hubo un encuentro interreligioso en el Centro Pastoral diocesano de Ho Chi Minh City, con la presencia de los representantes de cinco religiones.  En ese contexto Luce Ardente habló de su experiencia de amistad con el papa Juan Pablo II y con Chiara Lubich. Y explicó lo que ella llamaba “el arte de amar”: un amor dirigido a todos, que toma la iniciativa, que sabe hacerse ‘próximo’ del otro, que lleva a amar y rezar por los enemigos… «Los ojos de algunos de los líderes presentes se ‘humedecieron’ – cuentan Marcella y Luigi – y confesamos que también los nuestros». Dos horas de verdadero diálogo, que se concluyó con la visita al arzobispo emérito Cardenal J. Baptiste Phan Minh Man, que había fuertemente deseado la oficina para el diálogo interreligioso en el centro Pastoral Diocesano. El último día estuvo dedicado a la visita de algunos templos, guiada por el Padre Bao Loc, sacerdote responsable del diálogo interreligioso de la Diócesis de Ho Chi Minh City. «Ahora se abren nuevos horizontes delante nuestro, inesperados. Ahora nos toca a nosotros continuar con lo que hemos vivido en estos días. La herencia de Chiara, de ser siempre familia, es una realidad que toca el corazón de todos, cuando es verdaderamente vivida» Gustavo Clariá

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