«Esto no es sencillamente un encuentro de educadores», afirma con emoción un participante. «Yo no soy la misma persona que llegó aquí». «La fraternidad, como elección del ser, es la sangre que debe correr por mis venas». Son éstas algunas impresiones de los numerosos participantes provenientes de muchos países del Cono Sur que se encontraron del 12 al 14 de mayo de 2017 en Rosario, Argentina. Además de los presentes, alrededor de 500 educadores participaron en directo vía streaming durante varios momentos dedicados a los temas del Congreso: “El aprendizaje servicio”, “Educar para una economía fraterna”, “El diálogo intergeneracional”, “Taller de empatía e intercultura”, por citar algunos. La primera jornada empezó con la visita del gobernador de Santa Fe, Miguel Lifschitz y otras autoridades institucionales locales. El Arzobispo de Rosario, Monseñor Martin, intervino al día siguiente y empezó afirmando que la palabra fraternidad nos dice que no estamos solos. «En esta patria Dios nos ha puesto juntos y el desafío se llama convivencia… Ustedes no están divulgando sólo teorías, sino que parten de la vida, de los hechos concretos». Se pusieron de relieve las experiencias de fraternidad no sólo de los alumnos entre ellos y con los docentes sino también las buenas prácticas entre dirigentes e inspectores, proponiendo políticas institucionales innovadoras a favor de toda la comunidad educativa. Las instituciones educativas con énfasis artístico, que han hecho propio el objetivo de la fraternidad, dieron testimonio de cómo se vive la interculturalidad a través del arte, mostrando cómo puede haber una forma nueva de ser artistas. El taller sobre inclusión dio su aporte aclarando el concepto por el cual “el otro, el diverso, es un don”. El tema sobre educación y formación más allá de la institución educativa, que se realiza a lo largo de toda la vida, cuya metodología es la fraternidad, indicó como camino en el salir hacia las periferias con un programa centrado en los valores. Las experiencias sobre la relación entre educación y tecnología fueron presentadas como una gran oportunidad para todos para alcanzar la fraternidad, al poner a los alumnos en relación entre ellos y con los docentes en paridad de condiciones y también como posibilidad de sacar lo mejor del otro para aprender de todos. Fueron presentadas muchas prácticas educativas que han tenido óptimos resultados, con respecto a la potencialidad del lenguaje corporal y del decálogo de la regla de oro en el ámbito deportivo para construir puentes en estos campos tan importantes. Todo se puede resumir en la propuesta educativa de Chiara Lubich, un itinerario aplicado en tantas realidades educativas del planeta, inspirado en el amor hacia el más vulnerable, el “ignorante”, el abandonado, aquel excluido del sistema. Un camino que identifica en quien sufre la presencia de Jesús Crucificado y Abandonado: un abandono que encuentra una respuesta de amor en la Resurrección; una clave por lo tanto para construir la fraternidad a partir de la “fractura”. «Parto de aquí contento, lleno de esperanza, sabiendo que existe este paradigma, sabiendo que hay mucha gente que trabaja combatiendo la verticalidad, la falta de escucha, esa mentalidad difundida por la cual el conocimiento está sólo en manos del docente, del adulto – decía Enzo de Chacabuco, especializado en musicoterapia-. Este es un camino distinto. Me voy feliz y espero que pronto se realice la segunda edición de este Congreso». Fuente: Sito Cono Sud
Poner en práctica el amor
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