“Cada vida tiene esperanza”: estas palabras encierran el leitmotiv que llevan adelante las Fazenda da Esperança en todo el mundo. “Hemos visto y vivido el infierno; en estos días fuimos transformados en artistas”. Esta es una de las expresiones recogidas durante el intercambio de experiencias después de cinco días de trabajo que concluyeron con dos representaciones de Campus – The musical. 110 jóvenes de la Fazenda da Esperança y de Puglia (región del sur de Italia), se prepararon en talleres de danza, canto, teatro y percusión, para después aparecer como actores junto con el Gen Rosso en el palco del Teatro Kennedy de la ciudad de Fasano en algunas escenas del Musical Campus, durante los días 7 y 8 de julio. “Era necesario aprender bien y rápido a pesar del calor y de los propios límites”. Fue fundamental compartir el lema “Recibir al diferente”. Había en efecto, personas procedentes de 15 países y diferentes por su cultura, edad, experiencias de vida… La adrenalina subió a mil, cuando se encontraron lanzados en el palco ofreciendo lo mejor de sí mismos, mientras que los miedos y las preocupaciones desaparecían alentándose recíprocamente. Algunos decían: “Sentíamos una fuerza superior que nos sostenía y que nos daba confianza en nosotros mismos”. “Aprendí fue que no me debía detener durante la exhibición por culpa de un error: esto me hizo reflexionar mucho. Llevo este ejemplo en mi vida yendo adelante siempre, a pesar de mis fracasos” El domingo 9 de julio en Monópoli se realizó la inauguración de una nueva Fazenda da Esperança. Estaban presentes algunos jóvenes conocidos en la cárcel y que ahora están comprometidos en primera persona a ayudar a otros jóvenes como ellos. “Para nosotros del Gen Rosso – explica Franco-, colaborar con la Fazenda, como lo hacemos desde hace varios años, representa siempre un fuerte enriquecimiento y nos da un impulso decisivo para captar en cualquier lugar del mundo señales fuertes de esperanza”. La fiesta concluyó cantando “Yo estaba allí”, la canción que el Gen Rosso compuso como homenaje a la Fazenda da Esperança. Gustavo Clariá
Poner en práctica el amor
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