«Estaba casada desde hace poco tiempo cuando mi marido se enfermó gravemente. Al mismo tiempo me di cuenta de que estaba esperando un hijo». Comienza así el relato de una joven mujer nigeriana. Lejos de su propia familia y sola, llama a la familia del marido. Pero encuentra la puerta cerrada. «Lo que vivimos después fue un infierno». Afortunadamente, a continuación, otras puertas se le abrieron. Las de Casa Alba. Y para ella, como para tantas otras jóvenes mujeres en dificultades, comenzó un nuevo día. «No sé cómo habría sobrevivido de otra forma. Ahora, gracias a Dios, las cosas se mejoraron». Casa Alba es un proyecto del Movimiento de los Focolares en Nigeria. En el inicio, durante muchos años, se llamaba simplemente “Casa Gen” (Generación Nueva). Posteriormente, Chiara Lubich, propuso llamarla “Alba”, con el auspicio de que pueda convertirse en una verdadera casa para muchas chicas en dificultades procedentes de toda Nigeria. Aquí, muchas provienen de la calle y encuentran hospitalidad y aprenden un oficio. Las actividades de coser (que posteriormente se transformó en un verdadero curso) y del batik (arte de teñir la tela), que en el inicio servían para juntar algún dinero, se convirtieron en un verdadero y auténtico proyecto de recuperación. La formación moral y espiritual es parte integrante del programa. Finales de mayo del 2017. En el Centro Mariápolis de Onitsha se festeja el 25º aniversario de la Casa Alba durante todo un fin de semana y en la conclusión se celebra una misa al aire libre. Los invitados son 400, muchos de los cuales llevan el típico y coloreadísimo traje africano, pintado precisamente con la técnica del batik. La misa la celebra el Obispo Auxiliar, el Rev. Denis Chidi Isizoh. «Focolar significa fuego – dice durante la homilía-. El fuego de la promoción, de la evangelización, del amor». Describe los encuentros personales que tuvo con Chiara Lubich, cuando trabajaba con el Card. Arinze en el Pontificio Consejo para el diálogo interreligioso. Después prosigue: «Un filósofo francés escribió “Pienso, luego existo”. Un africano no diría nunca esto. Los africanos dirían “Somos, por lo tanto soy”. Soy una persona porque pertenezco a una comunidad, a un grupo. Esto es lo que los miembros del Movimiento de los Focolares nos dicen: cuando estamos unidos como una comunidad entonces nos reencontramos a nosotros mismos». Un paso atrás. Anteriormente, Elde de Souza, responsable de la Casa Alba, fue a ver al Obispo Denis para informarle sobre algunas dificultades económicas del proyecto y de su inminente cierre. Como respuesta, el obispo renueva su confianza y le dijo que continúen. En lugar del cierre, propone festejar en gran estilo el 25º aniversario de actividades de la Casa: «¡El Focolar en Nigeria está demasiado silencioso!». Toda la comunidad se movilizó, no quedando insensible a esta propuesta. Todos, grandes y pequeños, se pusieron a trabajar. El entusiasmo del Obispo Denise es contagioso: «Nigeria es un lugar feliz. Nosotros somos gente feliz. Algunos sin embargo, no lo son. Están verdaderamente en dificultades. Ésta es la experiencia de la vida», pero todos podemos unir nuestros sufrimientos a los de Jesús en la Cruz, concluye. Todas las “chicas” de la Casa Alba están presentes. Algunas son adolescentes, otras ya son abuelas. La fiesta es la ocasión para reentrelazar vidas e historias. «Me cambió a mí y a mi vida». «Antes yo era una persona colérica, aquí me tranquilicé». «Lo que viví aquí me ayudó para toda la vida». «Es una maravilla escuchar cómo esta pequeña semilla dio tantos frutos», comenta “Mama Regina”, de 83 años, una de las primeras educadoras. Al día siguiente, el periódico de la arquidiócesis de Onitsha (donde hay dos millones de católicos) define el aniversario como «un espectacular evento colorido». Se lee: «El Movimiento de los Focolares ha secado las lágrimas de jóvenes sin esperanza, que ahora viven por encima del umbral de pobreza gracias a las habilidades adquiridas en Casa Alba». Canales de radio y TV hablan sobre el suceso. El periódico de la región hace un llamado a la población, para recoger fondos para relanzar el proyecto. Comienza un nuevo día también para Casa Alba.
Poner en práctica el amor
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