Ya avanzada la primavera austral se reunieron en la pequeña ciudad de San Pedro de Colalao, conocida como “La Sucursal del Cielo”, personas de distintas provincias del norte argentino (Salta, Catamarca, La Rioja, Jujuy, Santiago del Estero y Tucumán), para experimentar por algunos días la belleza de la vida cuando se pone a la base la ley del amor que nos trajo Jesús: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.
Durante la Mariápolis las experiencias que se contaron, las reflexiones diarias, las distintas actividades, la comunión que se fue generando entre todos, adultos y niños, personas de distintas procedencias y con raíces culturales diversas, lograron que cada uno se sintiera “en familia”, “entre hermanos” como se oía decir repetidas veces.
Una idea que partió de los jóvenes que habían participado del Genfest 2012 en Budapest fue la de intercambiar videos con jóvenes de países distantes de Argentina, como Pakistan y Filipinas, que habían conocido en esa oportunidad.
Cuando compartieron los videos con los 500 participantes, el “mundo unido” se hizo palpable. De países tan distantes, con culturas, costumbres y rasgos tan distintos, lograron descubrirse iguales, cercanos, unidos a pesar de la distancia.
Reconforta saber que en las antípodas hay hermanos y hermanas que tratan de vivir la fraternidad universal y estimula a “arremangarse” para construir una sociedad más justa en el lugar que nos toca vivir. Con esta conciencia renovada cada uno emprendió el camino de regreso.
Video desde la Mariápolis de Colalao
(Con la colaboración de María de los Angeles Córdoba. Fotos de Enzo Giannotti)
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