Movimiento de los Focolares

Egipto con fisonomía ecuménica

Sep 6, 2012

Se está realizando en el País nord africano el 31º encuentro ecuménico de los Obispos amigos y la visita de la Presidente María Voce a la comunidad egipcia. Recorremos la historia de los Focolares en las riberas del Nilo.

En años recientes,  Hurgada, sobre el Mar Rojo,  Luxor y  las proximidades de Alejandría fueron sede de  las Mariápolis del Movimiento de los Focolares en Egipto. Son lugares ricos de bellezas artísticas y naturales, símbolo del pueblo egipcio profundamente religioso, abierto, alegre, hospitalario, dotado de un equilibrio que se funda en su gran capacidad de sufrir y soportar las adversidades. Lo han demostrado al mundo a través de todo lo ocurrido a partir de diciembre del 2011.

La historia de la espiritualidad de la unidad en Egipto se remonta a fines de los años ‘50 cuando Marco Tecilla, el primer focolarino, desembarca en Alejandría para encontrarse con uno de los primeros franciscanos que había conocido el Movimiento, el Padre Nazareno Beghetto. Terminando  los años ‘60 desde Algeria los focolarinos llegan a Egipto solo por algunos días, mientras que en el ’75,  Aletta Salizzoni, una de las primeras focolarinas visita la tierra de los faraones, acompañada por Matta del Líbano, invitada por las religiosas del Buen Pastor, que después de haber participado en una Mariápolis en Líbano, formaron  una comunidad focolarina.

Hacia fines de los años ’70 se expanden los “grupos de la Palabra de Vida”.  Y es por este medio que en 1980, un grupo de gen participa en un congreso internacional en Roma. Volviendo a su patria piden que se abra un focolar. Su sueño se hace realidad el 26 de enero de 1981: Aletta llega al Cairo junto con dos focolarinas y encuentran una casa en Shoubra. El 13 de octubre de 1983 se abre también el focolar masculino.

El Padre Morcos Hakim es elegido en el ’82, obispo de Sohag (Alto Egipto) quien dará vida a una floreciente comunidad de jóvenes y adultos de la ciudad y de los pueblos circundantes, gente simple, a veces analfabeta, que recibe y vive la Palabra de Vida con plenitud. Mientras tanto, se multiplican los viajes de las focolarinas y de los focolarinos a distintas partes del País. Se realizan Mariápolis  tanto en el Cairo como en Sohag. Algunos estudiantes comienzan a difundir el ideal de la unidad también en Assiut y, notando este inesperado florecimiento de vida, Mons. Morcos pide que se abra un focolar también en el sur. En 1995 tres focolarinas, entre ellas la primera egipcia, se trasladan a Zohag.  Desde allí, a través de periódicos viajes, transmiten a mucha gente la espiritualidad del Movimiento, en Minia, Luxor y Assuan. En la década de los ’80 también en Alejandría se forma una pequeña comunidad alrededor de sor Cecilia, salesiana; un grupo que continúa reuniéndose incluso  después de la partida de la religiosa, encontrándose alrededor de la Palabra e intercambiándose experiencias.

Si bien, entre tanto, se desarrollan todas las expresiones de los Focolares – son muchos, por ejemplo, los sacerdotes y los seminaristas que adhieren a la espiritualidad de la unidad – son sin embargo las familias las que tienen impacto en el territorio y una visibilidad notable. Alrededor de una pareja ítalo-libanesa, se forma un grupo de parejas, cuya experiencia llevará a la creación de un Centro de formación de novios y jóvenes parejas a la vida matrimonial y a la maternidad y paternidad responsable, además del recibimiento del don de la vida. Este centro, alentado por la Conferencia episcopal y por el Patriarca Stephanos II, está ubicado dentro de la sede del Patriarcado.

Los Focolares en Egipto, hoy, tienen una clara fisonomía ecuménica: es una comunidad compuesta por miembros de la Iglesia católica de los varios ritos orientales y de la Iglesia copto-ortodoxa. Muchos re descubren la belleza de su propia Iglesia y se comprometen en primera línea a trabajar para que sea cada vez más conforme al plan de Dios. El carácter ecuménico demuestra cómo el diálogo de la vida permite superar prejuicios, que a menudo existen desde hace siglos.

Se crean relaciones  nuevas no solo entre cristianos (aproximadamente el 10% de la población) sino también con los musulmanes y esto anima, infunde esperanza y da la certeza de poder construir un mundo unido más allá de cualquier diferencia.

Del enviado Roberto Catalano..

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