Movimiento de los Focolares

Suiza: ir más allá de las fronteras

Nov 12, 2012

Se concluyó el viaje de la presidente María Voce a la tierra helvética, donde el Movimiento de los Focolares está presente desde los años Cincuenta. Una etapa importante.

Se concluye con una mirada al futuro el viaje a Suiza de la presidente de los Focolares, María Voce, y del co-presidente, Giancarlo Faletti.  Nueve días en tierra helvética (del 2 al 11 de noviembre), encuentros con personas de edades diferentes del Movimiento de los Focolares, personalidades ecuménicas del país y otros de carácter más privado. La última cita fue con 120  gen 3, los muchachos que viven la espiritualidad del Movimiento y los animadores de los Chicos por la unidad. Emergen la vivacidad y vitalidad de una experiencia que involucra a numerosos chicos suizos, y la concreción de algunas iniciativas: un grupito transcurrió una semana en Croacia donde, el contacto con las familias más necesitadas, los enseñó a valorar lo que tienen, “a tener el cuidado de comer todo, también el pan más viejo”, como contó una de ellas. También en el Centro Mariápolis de Baar, que acoge el encuentro, no faltan las iniciativas de solidaridad durante el año, para desarrollar la cultura del dar típica de los Chicos por la Unidad.

Para María Voce y Giancarlo Faletti las preguntas de los chicos han sido la ocasión para poner en común experiencias personales, con algún “truco” para llegar a ser “grandes en el amor”. “Cuando nos encontramos delante de personas difíciles de amar, es la ocasión para hacer crecer la vida de Jesús dentro de nosotros; es allí que Jesús nos hace amar con su corazón. Y mi amor se vuelve más fuerte no cuando los demás me felicitan, sino cuando  me siento herido dentro y sigo amando”, cuenta el co-presidente. Y María Voce recomienda “tomar la iniciativa, sin esperar nada a cambio”. Y explica que no basta con decirle a un chico que se equivocó por haber robado, sino que es necesario explicarle que su gesto ha “hecho disminuir la comunión entre todos, despertando relaciones de temor, de sospecha”.

Es de la misma intensidad el diálogo con los jóvenes el 10 de noviembre, a quienes María Voce y Giancarlo Faletti dejan la consigna de “lanzarse a vivir por un mundo unido” con un amor lleno de fuego para ser una generación nueva, siempre dispuesta a darle al mundo ese suplemento de alma de la cual tiene necesidad.

También los adultos se ven involucrados en llevar adelante la “revolución del amor” y se comprometen a construir la fraternidad. “Un día, pasando delante de un kiosco –cuenta una de ellas- noté que entre los juguetes había DVD pornográficos. Armándome de valor hablé con la vendedora, después con el director y en última instancia con el dueño del kiosco. No fue fácil. Pero algunos días después, cuando volví a pasar por el kiosco, la vendedora me dijo que el responsable le había dicho que quitara los DVD de los estantes”.

El Ideal de la unidad llegó a Suiza en los años Cincuenta y por lo tanto tiene aquí una larga historia; son muchos los pioneros de la fraternidad no sólo dentro de la Iglesia Católica. Es más, la primera persona que conoció a los focolarinos en Italia fue un arquitecto reformado. A lo largo de estos años han sido numerosas las iniciativas de caracter ecuménico, teniendo como protagonista directa a Chiara Lubich quien amaba definir a Suiza, el lugar donde pasaba las vacaciones y otros períodos del año, como su segunda patria.

Entre quienes les llegó la espiritualidad de la unidad hay también personas de distintos credos y otros llegados de países en dificultad, un testimonio de cuánto el ideal de la unidad ha favorecido una integración para nada espontánea.

En el diálogo de María Voce y Giancarlo Faletti con las mil personas provenientes de toda Suiza, resonaron en forma especial algunas propuestas: hacer crecer una corriente de amor en el mundo; que permanecer en el propio grupo hace que el mundo unido sea una utopía, por lo tanto si queremos construirlo es necesario atravezar las fronteras, ir más allá; responder al empuje de Dios que nos pide que hagamos algo más de lo hecho hasta ahora; comprometernos con pasión por la unidad entre las Iglesias; estar todos activos en la construcción de una sociedad mejor, con dinamismo; apuntar a cosas grandes porque con Dios en medio nuestro todo es posible.

De Aurora Nicosia

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