Un año después del gesto histórico de Benedicto XVI que –hecho con plena conciencia, valor y gran humildad– ha cambiado el rostro de la Iglesia, le recordamos llenos de gratitud.
En su último Angelus, el 24 de febrero de 2013, nos conmovieron sus palabras: «El Señor me llama a “subir al monte”, a dedicarme aún más a la oración y a la meditación».
¡Gracias Benedicto por haber sido instrumento del Espíritu Santo!
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