Movimiento de los Focolares

Patriarca Zakka I Iwas

Abr 2, 2014

El 21 de marzo, Su Santidad el Patriarca Mar Ignatius Zakka I Iwas, Patriarca sirio-ortodoxo de Antioquía y de todo el Oriente, volvió a la casa del Padre después de una larga y dolorosa enfermedad vivida con gran paciencia. Este es el testimonio de Mirvet, focolarina sirio-ortodoxa.

Il Patriarca Zakka I Iwas. Obispos Ecuménicos encuentro en 2008

«Tuve la gran fortuna de saludar varias veces a este gran Patriarca sobre todo últimamente cuando estaba en el Líbano. Asistía a la Divina Liturgia en Atsciane donde se encontraba  en ese momento  Su Santidad. Siempre nos daba su bendición y varias veces nos dijo: «Chiara Lubich es una gran mujer, un gran don de Dios». Era una alegría para él poder saludar a todos los que participaban en el Divino Liturgia y nos recibía en el salón de la Iglesia.

La última vez acompañé al obispo Armando Bortolaso ante el Patriarca para invitarlo al encuentro de los Obispos amigos del Movimiento de los Focolares de Medio Oriente. El Patriarca estaba muy mal de salud, pero igualmente nos quiso recibir. Con esfuerzo abrió los ojos y dijo: «Salúdenme al Santo Padre, rezo por él». Recordamos aquel mes de septiembre de 2008, cuando 30 obispos de 13 iglesias, amigos del Movimiento, se reunieron  para su 27º Encuentro Ecuménico en el Líbano. Fueron a visitarlo, y él los recibió con una exquisita hospitalidad. Había expresado su amor por el Focolar y por Chiara Lubich diciendo: «Nosotros llamamos beata a esta mujer. Vemos que su trabajo es bendecido por el mismo Espíritu Santo»

El Patriarca Zakka I Iwas en el focolar de Córdoba (Argentina)

En sus viajes por el mundo, el Patriarca Zakka I Iwas se encontró varias veces con personas del Movimiento de los Focolares. En 1984, cuando vino a Roma para firmar la Declaración Común con Juan Pablo II,  saludó también a los integrantes del Centro “Uno”, la secretaría para el diálogo ecuménico de los Focolares. En 1992, durante un viaje a la Argentina, quiso visitar el focolar de Córdoba.

Entre los fieles de nuestra Iglesia era muy amado y estimado, así como reconocido por su sabiduría. Con su afabilidad  y amor trabajó incansablemente para construir la Iglesia en el verdadero sentido de la palabra. Escribió más de 30 libros sobre los Padres de la Iglesia, sobre los dogmas de la Iglesia y sobre la liturgia. Sus más célebres enseñanzas y homilías expresadas en diversas ocasiones están recopiladas en ocho tomos. Era verdaderamente un gran apóstol y maestro.

Nació en Mussul en 1933. Entró en el convento de Mar Afram en 1946 y fue ordenado sacerdote en 1954. Con un alma encendida por el ecumenismo participó como observador en el Concilio Vaticano II en 1962.

Fue elegido Patriarca unánimemente por el Santo Sínodo de 1980. Tenía en su corazón un profundo amor a la Iglesia. Cuando se encontró con el Papa Juan Pablo II en 1984, se dieron pasos históricos en especial en la Cristología.

El 28 de marzo en Damasco su cuerpo fue acompañado para darle el último saludo.

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