La sede de Pedrinhas (SP, Brasil) de la Fazenda da Esperança acoge a jóvenes y adultos que están afrontando diversas etapas de recuperación de la adicción a las drogas y otras formas de adicción y malestar social. No podía haber mejor lugar para albergar el congreso de UNIRedes, la plataforma de ONG, proyectos sociales, humanitarios y de agencias culturales que se inspiran en la espiritualidad de la unidad de Chiara Lubich en América Latina. Estuvieron presentes 140 personas representando a 37 de las 74 organizaciones asociadas de UNIRedes, activas en 12 países de América Latina y el Caribe.
El objetivo del encuentro era presentar el trabajo de estos años a Margaret Karram y Jesús Morán presentes en la reunión; definir los próximos pasos comunes a todas las organizaciones asociadas y fortalecer el vínculo con el Movimiento de los Focolares para poder compartir, incluso más allá del continente Latinoamericano, la experiencia alcanzada.
UNIRedes: una red de redes
Maria Celeste Mancuso, argentina, corresponsable internacional del Movimiento Humanidad Nueva, explicó que UNIRedes no es solo un super proyecto solidario: “Es también un espacio que genera una reflexión cultural para identificar las categorías antropológicas y epistemológicas necesarias para generar una nueva cultura del cuidado de la persona y de las sociedades latinoamericanas”. Por esta razón, las agencias culturales inspiradas en el carisma de la unidad, como el Instituto Universitario Sophia (Loppiano, Italia); su sede local Sophia América Latina y el Caribe (ALC); y el Centro Universitario ASCES UNITA de Caruaru (Pernanbuco, BRA) también forman parte del proyecto en toda regla.
Virginia Osorio, uruguaya, una de las iniciadoras del proyecto, explica sus orígenes: “Los continuos cambios políticos y económicos de nuestros países hacían que nuestras organizaciones fueran cada vez más frágiles y aisladas. Con UNIRedes hemos encontrado un lugar donde fortalecernos mutuamente y compartir sufrimientos y esperanzas. Nuestro último proyecto fue para el Genfest: cientos de jóvenes hicieron voluntariado en muchas de nuestras organizaciones, viviendo en carne propia experiencias de fraternidad y cercanía a los más pobres”.
La raíz común: “morir por la propia gente”
La primera raíz de UNIRedes no se basa en análisis geopolíticos o económicos: hay que remontarse a los inicios de los años 70, cuando también los Gen, los jóvenes de los Focolares, como muchos de sus coetáneos en muchos países, querían cambiar el mundo contribuyendo a darle igualdad, justicia y dignidad.
Chiara Lubich, que se reunía con ellos con frecuencia, había apoyado y confirmado la necesidad de hacer una revolución social pacífica, especialmente en América Latina, continente al que veía identificado con esta vocación especial. Decía a los jóvenes de los Focolares que: “Cada uno debe sentir que debemos morir sí por la humanidad, pero es necesario que encontremos a nuestro Jesús Abandonado local para morir por nuestra gente”[1].
“Así es como muchos se volcaron en las periferias de las ciudades, en las favelas, en cualquier lugar donde la pobreza quitaba dignidad a las personas” –cuenta Gilvan David, brasileño, del grupo latinoamericano de articulación de UNIRedes–. “Nacieron las primeras ONG y mientras tanto intentábamos estructurarnos, pero no era suficiente: ‘Ustedes vienen a nosotros –nos decían los pobres– pero luego se van y nos dejan solos’. Para responder a este grito, comenzamos a trabajar en red con las políticas públicas locales y, al mismo tiempo, varios sacerdotes que vivían la espiritualidad de la unidad también fundaron proyectos sociales: Fray Hans con la Fazenda da Esperança, el padre Renato Chiera con la Casa do Menor y otros”.
Una “única” América Latina
“Más tarde nacieron los primeros grupos de organizaciones –continúa Gilvan David– ‘Sumá Fraternidad’, que recogía los proyectos de algunos países de habla hispana; la asociación civil ‘Promoción Integral de la Persona’ (PIP) en México, y las organizaciones sociales brasileñas que seguían creciendo, encontrando su propia identidad y espacio de servicio. No fueron años fáciles, pero comenzamos varios itinerarios en diferentes territorios de América Latina para apoyar su compromiso social que después se fusionaron en UNIRedes. Nos hemos reunido varias veces, pero el encuentro fundacional fue en 2014, con la presencia de Emmaus Maria Voce y Giancarlo Faletti, en ese entonces presidenta y copresidente del Movimiento de los Focolares. Emmaus en esa ocasión dijo: ‘Ustedes le dan al Movimiento una nueva visibilidad, un nuevo sentido a su acción, son un testimonio para quien los mira desde fuera; dan visibilidad completa al Carisma a través de acciones concretas’. Diría que fue entonces cuando nos reconocimos como una realidad única para toda América Latina: nos encontramos abrazados por el carisma de la unidad”.
Fueron muchos y sustanciales los aportes que han construido este congreso, junto con la presentación de las diferentes organizaciones asociadas.
Juan Esteban Belderrain: de la desigualdad a la esperanza
El politólogo argentino Juan Esteban Balderrain analizó la lacra de la desigualdad de la que América Latina ostenta la primacía mundial. “Se trata de construir una visión de este continente que parta de la esperanza y esto es posible porque, si miramos la raíz más profunda del problema de la desigualdad, encontramos la pérdida de la referencia a ese Dios que es amor y que nos ayuda a entender que somos hermanos y hermanas los unos de los otros y el respeto a la naturaleza, que es también expresión de su Amor. Refiriéndose al siglo XX, Pablo VI dijo que aquel era un tiempo bendito porque exigía de todos la santidad. Creo que estas palabras valen también para el nuestro”.
Padre Vilson Groh: la “mística de los ojos abiertos”
Desde hace más de 40 años, el padre Vilson vive en el “morro”, una favela de Florianópolis (Santa Catarina, Brasil), llevando a cabo proyectos sociales especialmente para los jóvenes. Habló de la “mística de los ojos abiertos”: “Debemos llevar a nuestras organizaciones a los sótanos oscuros de nuestras periferias; ser allí una esperanza. El Genfest ha traído la perspectiva del “juntos”, que el Papa Francisco promueve. Esto requiere un camino paciente, resiliente; pide ser firmes en la búsqueda del bien común. La unidad es superior al conflicto ‒dice siempre el Papa‒ y la unidad es pluralidad. Llevamos la diversidad dentro de nuestras organizaciones: el carisma de la unidad es una puerta para que Cristo llagado abra espacios”.
Vera Araujo: América Latina constructora de fraternidad
La intervención de la socióloga brasileña se centró en una visión positiva que sabe reconocer el patrimonio cultural y humano latinoamericano y lo ofrece como regalo al mundo.
“UNIRedes tiene su origen en el carisma de Chiara Lubich y puede transformarse en una increíble oportunidad también para el resto del mundo: la unidad vista no solo como valor religioso, sino también como fuerza capaz de componer eficazmente la familia humana, realizando una interacción entre la multiplicidad de las personas, preservando las distinciones en el contexto de las realidades sociales. Aquí el carisma de la unidad no ofrece una solución fácil, pero sí un sentido, un significado, una Persona: Cristo Abandonado en la cruz.
«Para amar bien –decía Chiara– no hay que ver en las dificultades e injusticias del mundo solamente males sociales que hay que remediar, sino descubrir en ellas el rostro de Cristo que no desdeña esconderse bajo toda miseria humana»[2].
Susana Nuín Núñez: el camino de los pueblos y de los movimientos sociales
La socióloga uruguaya describió el camino y la riqueza social, política y económica de los pueblos del continente y de algunos movimientos sociales. “Estas redes que tienen las más variadas fisonomías y desarrollos en las prácticas sociales o en el mundo académico, actúan de manera complementaria, generando un indiscutible tejido sociocultural de multiforme carácter comunitario del que América Latina es portadora”. Subraya también la peculiaridad de UNIRedes, que desde hace más de diez años es un sujeto social que cuida, revoluciona, transforma e influye a partir del Evangelio y de la palabra de la unidad.
Margaret Karram y Jesús Morán: UNIRedes es parte del Movimiento de los Focolares
“Quienes quieren vivir el Evangelio en esta región, siempre están en crisis porque ven desigualdades constantemente” – destaca Jesús Morán–. “La unidad no puede dejar de asumir esta realidad. ¿Cómo construimos la unidad en este continente sin tener en cuenta a los descartados por la sociedad? Lo que ustedes hacen como UNIRedes debe caracterizar a todo el Movimiento en esta región; no es creíble su trabajo por la unidad si no acontece también a través de las obras sociales. Cierto, no seremos nosotros los que resolvamos los problemas sociales. Lo único que podemos hacer es ayudar a que la gente se convierta al amor. Si tocamos los corazones, alguien captará el espíritu y en la libertad comprenderá cómo vivir el Evangelio”.
Margaret anima a UNIRedes a seguir adelante: “Ahora hay que entender cómo hacer llegar a todos en el mundo la vida de ustedes y su ejemplo. Citando una conversación de Chiara Lubich de 1956, reiteró que el Movimiento, en su compromiso social, no debe olvidar que la clave para la solución de los problemas que el Carisma de la unidad ofrece, está en la novedad de la reciprocidad más que en la justicia. Promueve el compartir, el poner en común entre todos lo poco o mucho de lo que se dispone para crear un Bien Común mayor que, además de resolver los problemas sociales, produce esa realización humana y espiritual que solo sucede en la comunión entre todos. Por último, Margaret lanza una propuesta: “Añadir un nuevo artículo en su Carta de principios y compromisos: un pacto solemne de fraternidad para proponerlo a quienes quieran formar parte de UNIRedes: estamos aquí para dar testimonio del amor mutuo y solo si tenemos este amor, el mundo creerá”.
“UNIRedes nos habla de esperanza” –concluye M. Celeste Mancuso–. “Es una propuesta transversal y sinodal de red organizativa que puede inspirar modelos similares para esas periferias existenciales de otras partes de nuestro vasto mundo. Así se podrá pensar en construir redes globales de fraternidad que promuevan el bien común”.
Stefania Tanesini
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