Movimiento de los Focolares

Los chicos en la Escuela “Foco”

Ago 22, 2024

Del 2 al 10 de agosto de 2024 se ha llevado a cabo la escuela internacional para los Gen 3, los chicos del Movimiento de los Focolares. La experiencia del descubrimiento de Dios y de la fraternidad universal para un futuro de paz.

En los primeros días de agosto, en Trento (Italia), se ha realizado la Escuela “Foco”, un Congreso del Movimiento de los Focolares para los y las Gen 3, que son la generación de los adolescentes del Movimiento.

Participaron unos 350 chicos –entre los 14 y los 17 años, junto con los asistentes, de 18 años para arriba–, provenientes de 19 países con 12 idiomas diferentes. Fue un poco más de una semana, en donde de profundizaron temas relacionados con la adolescencia, se aprendió a vivir con plena conciencia la relación con Dios, a descubrir que el Ideal de la unidad y la fraternidad universal es posible vivirlo día tras día, a pesar de la amenaza de guerras en varias partes del mundo. Además se realizó el Festival de los Pueblos, en donde cada país podía presentarse a través de cantos, bailes, atuendos, fotos y comida local. Fue una manera de conocer la cultura del otro y construir un espacio de mundo más unido y fraterno.

Aquí van algunos testimonios.

Sofia, Italia: “Decidí participar en la Escuela “Foco” para tener una relación más íntima con Jesús. En esta escuela he aprendido la forma de amar siempre a la gente que me rodea. Ahora consigo afrontar mejor los momentos de dificultad y de sufrimiento pues me siento más cerca de Jesús”.

Veronika, Croacia: “He vivido en un clima de unidad, que nacía del deseo de paz y de comunidad, y que se basaba en la oración y el diálogo con Dios. Después de escuchar los testimonios acerca de la violación de la paz, sobre la lucha para mantener la paz dentro de uno mismo, en la familia y en mi país, me surgió el deseo de hacer de todo para mantenerla en todos esos ámbitos”.

Naomi, India: “Quise asistir a la Escuela “Foco” para mejorar mi relación con Dios. Al terminar, lo que me llevo a casa es la manera en que puedo reconfortarme en los momentos de dificultad o de sufrimiento, pensando en Jesús Abandonado en la cruz. Pero me he dado cuenta también del poder que tiene la reconciliación a través del sacramento de la confesión. Intentaré dedicarme con todo mi ser a propagar el Evangelio siempre y hacer que mi ciudad sea un lugar de amor”.

Tomás, Portugal: “Durante el Festival de los Pueblos, me sentí orgulloso de mostrar nuestro país y al mismo tiempo conocer las culturas de otros países. Después de esta escuela, echo de menos todo lo que allí hemos vivido, pero al mismo tiempo quiero vivir todos los días lo que aprendí allí”.


Emanuel, Croacia: “En la escuela “Foco” me gustó la fiesta de los Pueblos. Pudimos conocer culturas distintas y platos tradicionales. Allí conocí a muchos amigos y probé varias especialidades. Volvería a vivir esa experiencia otras cien veces más”.

Gloria, Brasile: “Sentí cambios en mi relación con Dios. Al comienzo no lograba conectarme con él y sentirlo en las personas, pero sé que tras todas estas experiencias que escuché y las reflexiones que viví, podré sentirlo fácilmente en cualquier situación. Además, aprendí a ayudar a las personas que no me gustan, a atender a las personas con problemas y a identificar a Dios en cada uno”.

Sarahi, México: “He entendido que a pesar de vivir en países diferentes e incluso en continentes muy lejanos el uno del otro, el Ideal de la unidad siempre lo podemos vivir. Ha sido una experiencia muy bonita sobre todo conocer la cultura de otros países, la comida, sus trajes típicos, algunas palabras o tradiciones. Lo que me llevo de la escuela es, como primera cosa, que he dejado de tenerle miedo a la confesión y ello ha hecho crecer mi fe en Dios. La misa cotidiana me ayudó mucho, espero seguir yendo todos los domingos por iniciativa mía”.

Sebastian, Croacia: “Me gustó cuando presentamos nuestros países en la Fiesta de los Pueblos: cada uno mostraba alguna tradición del propio país. Era muy divertido cuando por la tarde jugábamos al fútbol y así nos conocíamos. El momento más bonito fue la fiesta final en la que cantamos y nos divertimos. Mi vida ha cambiado después de la escuela, ahora trato de vivir el Evangelio amando a las personas a mi alrededor”.

Silvia, Italia: “Después de la escuela, mi vida se ha transformado y he empezado a ver el mundo con ojos diferentes. Ha sido la experiencia más significativa de mi vida y me han nacido las ganas de parecerme a lo que Chiara Lubich siempre quiso de los Gen”.

Anna, Italia: “¡Les aconsejo decididamente a los Gen que aún no han asistido a una Escuela “Foco” que lo hagan! Se van a divertir mucho, se lo puedo garantizar”.

Jakov, Croacia: “En la Escuela “Foco” entendí la importancia de la unidad. Cuando llegué, todos eran muy acogedores, era como di fuésemos una única familia. Pocas veces creo haber vivido una sensación así antes, o tal vez nunca. Además entendí cómo amar y querer a todos, independientemente de quiénes son o del entorno del que vienen. Me gustaría vivir otros encuentros de este tipo, ¡ha sido una experiencia inolvidable!”.


Julia, Brasil: “Me llevo a mi casa el amor inmenso de Jesús por mí y por todos, como así también la esperanza y la sensación de querer que un mundo unido sea una realidad. Ver que Jesús nos ama a cada uno de nosotros y poder sentir su amor en la Escuela “Foco” ha sido una de las experiencias más bellas que he hecho y que llevaré siempre conmigo seguramente. Volví a encontrar la esperanza y la fe. Ahora el reto será llevar el amor y la unidad que he sentido en esta escuela al “mundo real”, a mi casa, al colegio y con mis amigos. Pero los recuerdos y el amor por lo que he aprendido en esa experiencia lo que me impulsan a no rendirme y a luchar por un mundo unido”.

Maria Teresa, Italia: “Participé en la Escuela “Foco” porque sentía el deseo de querer conocer más el origen del Movimiento de los Focolares. De esta Escuela me llevo a casa la esperanza de un futuro mejor para nuestra generación. Mi vida ha mejorado porque he comprendido que tengo que mirarla desde otra perspectiva, hacer de cada obstáculo un trampolín de lanzamiento. Como soy muy insegura, siempre tengo miedo de tocar el violín en público. De hecho, cuando me propusieron tocar en la escuela, estaba un poco nerviosa. Luego, un día, se habló de cómo cada uno de nosotros puede donar a los demás sus talentos o sus cualidades, que Chiara Lubich llama “perla”. Entonces decidí donar mi perla a los demás y mientras tocaba con otra Gen, un grupo de chicos y chicas se acercó para acompañarnos con el canto, apoyándonos. Viví el pasaje del Evangelio de Lucas (Lucas 6, 38) “Dad y se os dará”.

Elena, Italia: “Terminando esta escuela, me llevo conmigo lo que he entendido durante una jornada dedicada a Jesús en su dolor, abandonado en la Cruz. Me impactó profundamente porque a través de los testimonios de los Gen, logré entender la forma de superar un dolor gracias al amor”.

Tomás, Portugal: “Me llevo a casa el descubrimiento de Jesús Abandonado, el poder de la oración, además de haberme confesado. Llevaré el amor de Dios adonde vaya, he reforzado mi fe, he aprendido mucho en esta escuela”.

Lorenzo Russo

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