La experiencia de la comunidad de Bangalore, en India, durante el lockdown por la emergencia del coronavirus “Cuando descubres que de repente todo se cierra por 21 días y no sabes cómo será el futuro cercano. Cuando se detiene el trabajo que te ha mantenido hasta ahora y no sabes cómo se desarrollará la situación, ¿qué hacer? Creo que es la experiencia que en este momento se vive no solo en India, sino en muchos países del mundo y en Italia, que estuvo entre los primeros que lamentablemente hizo esta experiencia de incertidumbre. Aquí también, vivimos la misma situación. Excepto que aquí, como dicen las noticias, hay 450 millones de personas que viven con trabajos saltuarios, sin ningún tipo de seguridad, y la mayoría sin ahorros. Por lo tanto, no poder ir a trabajar significa comer menos todos los días y tratar de sobrevivir. En nuestra comunidad del focolar de Bangalore surgió la pregunta. ¿Cómo ayudar a las personas necesitadas? ¿Cómo podemos involucrar a otras personas encerradas en la casa? Todo comenzó con un mensaje en WhatsApp que uno de nosotros le envió a Kiran, un seminarista que vive en una aldea que visitamos hace algún tiempo. “En tu aldea, ¿hay familias necesitadas?”. En el pueblo, que se encuentra en el estado indio de Andhra Pradesh, hay unas 4560 familias y una parroquia con 450 familias católicas. Kiran (que significa “rayo” en el idioma local) precisamente, esa tarde, paseando, había visitado varias familias que le confiaron su temor por el futuro. Ya estaban comiendo kanji (arroz hervido con mucha agua que bebes y saboreas con un poco de ají verde) desde hacía unos días y no sabían cómo lo habrían hecho durante estos 21 días de encierro. No es normal que los adultos hablen con un joven sobre sus problemas y Kiran había regresado a casa algo preocupado. Luego, al abrir el celular, vio el mensaje y entendió que Dios le daba una respuesta a la solicitud de ayuda de esas familias. Entonces nos pusimos a trabajar. Kiran comprendió cuántas eran las familias que tenían más dificultades y preparamos el mensaje para enviar a todas las personas que conocemos, con detalles y cuentas corrientes a dónde enviar la ayuda. Nos hemos fijado un objetivo para ayudar al menos a 25 familias, con una bolsa de arroz de 25 kg y una bolsa de verduras, comida suficiente para unos 15 días para una familia, con un costo de 1500 rupias, unos 20 euros. La respuesta fue inmediata. Asistieron muchas personas, familias y también mucha gente joven. Quién mil, quién tres mil, quién cinco mil rupias. En pocos días alcanzamos el objetivo establecido. Pero las contribuciones continuaron y hemos llegado a ayudar a más de 30 familias. El promedio de cuatro personas por casa significa que esta ayuda ha llegado al menos a 120 personas. Pero también en muchas otras aldeas donde hay personas que sabemos que tienen muchas necesidades. Entonces comenzamos a ayudar en otros lugares también. Ahora estamos ayudando a tres aldeas, siempre con personas del lugar que conocen bien la situación y saben cómo ayudar de la manera más adecuada. Como Chiara Lubich nos había enseñado a amar a las personas una por una, también nos parece en este caso: ¡amar una aldea a la vez, pero sin parar! Es poco, son gotas pero muchos se han movilizado. Aquí en la diócesis de Bangalore, donde también contribuimos, el esfuerzo del arzobispo ha sido y es muy grande para ayudar a muchos trabajadores atrapados aquí por el lockdown, a través del centro social Desde Bangalore ahora también pasamos la iniciativa a Mumbai, Nueva Delhi y Goa, para que lo que tenemos pueda circular tanto como sea posible. Al final, como todos vivimos, todo pasa y esas pocas gotas de amor que logramos dar permanecen y llenan nuestros corazones y los corazones de los demás”.
La comunidad del focolar de Bangalore – India
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