Una celebración rica de “signos que evocan el Concilio”, dijo Mons. Rino Firchella presidente del Consejo Pontificio para la nueva evangelización quien describió los varios momentos de la celebración de inauguración del Sínodo y del Año de la Fe, presidida por el Papa, y que tuvo lugar el jueves 11 de octubre en la Plaza San Pedro.
El primero de estos momentos tuvo lugar con la lectura de fragmentos de las cuatro Constituciones Conciliares, textos que marcaron el trabajo del Concilio y la renovación de la vida de la Iglesia. Seguidamente, se repitió la larga procesión que en el imaginario colectivo al 12 de octubre de 1962, con todos los padres sinodales, junto a los 14 padres que lograron, a pesar de la edad, llegar a Roma, sobre un total de los 70 que todavía viven.
Al igual que en la clausura del Concilio cuando Pablo VI entregó mensajes para el pueblo de Dios, el Papa Benedicto XVI entregó los mismos mensajes conciliares a las personalidades de todo el mundo: a los gobernantes; a los científicos y pensadores; a los artistas; a las mujeres; a los trabajadores; a los pobres, a los enfermos y a los que sufren; a los catequistas y a los jóvenes. Entre estos últimos, uno por continente, también a dos jóvenes del Movimiento de los Focolares: Chiara Azwaka (Congo) e Iván Luna (Filipinas).
Algunas cifras del Sínodo: 262 participantes (el número más alto en las historia de todas las asambleas), 103 Padres sinodales provienen de Europa, 63 de América; 50 de África; 39 de Asia, y 7 de Oceanía.
Es significativa la participación en el trabajo de 45 expertos y de 49 auditores: hombres y mujeres que aportan la experiencia viva de los laicos y que han sido elegidos entre los muchos especialistas y personas comprometidas en al evangelización en los cinco continentes. Entre los ‘auditores’ están: María Voce (Movimiento de los Focolares), Salvatore Martínez (Renovación Carismática), Chiara Amirante (Nuevos Horizontes), Franco Miano (Acción Católica), Marco Impagliazzo (S. Egidio), Enzo Bianchi (Bose).
La importancia de los Movimientos Eclesiales como instrumentos para la nueva evangelización fue subrayada por Mons. Rylko en su discurso el 8 de octubre.
Además fue significativa la presencia de los delegados fraternos de otras Iglesias y comunidades eclesiales y el notable aporte ecuménico, dado por la participación del arzobispo de Canterbury, el primado de la comunión anglicana, Rowan Williams, quien intervino el 10 de octubre para ilustrar el tema sinodal desde el punto de vista anglicano; y del patriarca ecuménico de Constantinopla Bartolomé I.
En el Sínodo hay tres invitados especiales: fray Alois, prior de Taizé, con la experiencia de la evangelización de los jóvenes en un ambiente ecuménico; el reverendo Lamar Vest, estadounidense, presidente del American Bible Society; y Werner Arber, Premio Nobel por la medicina en 1978, protestante, profesor de microbiología en el Biozentrum de la Universidad suiza de Basilea y presidente de la Academia Pontificia de las Ciencias, quien el 12 de octubre ofrecerá algunas reflexiones sobre la relación entre la ciencia y la fe.
Además de los traductores oficiales en los distintos idiomas hay uno para el árabe. Esta decisión sigue la línea del reciente viaje del Papa a Líbano y de la publicación de la exhortación postsinodal «Ecclesia en Medio Oriente».
Desde el primer día, se recordó la apertura del oficial del Sínodo y del año de la fe en todo el mundo.
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