Los Chicos por un Mundo Unido conocieron una familia carenciada en las periferias del Gran Buenos Aires en Argentina. A partir de entonces, comenzaron una relación que los llevó a compartir momentos y experiencias inesperadas. El trabajo que comenzaron hace unos meses los Chicos por un Mundo Unido (CHxMU) de las localidades de Rodríguez y Luján, en la provincia de Buenos Aires a poca distancia de la capital Argentina, junto con los Jóvenes por un Mundo Unido y miembros de la comunidad, fue dando pasos tan inesperados como providenciales. El puntapié inicial había sido la Navidad pasada. La sensibilidad de CHxMU los había llevado a pensar que la idea de que existan familias que no puedan darse el gusto de festejar las Fiestas de fin de año con algo sabroso en la mesa, era injusta. Así, contactaron con la familia de Tiziano, que tenía cinco años y vivía con sus padres en condiciones muy humildes. Prepararon una rica caja navideña, en la que incluyeron todo lo que comerían ellos en un momento tan especial como ese: compraron un pollo, hicieron una ensalada, incluyeron vino, sidra, pan dulce, budín, gaseosa. Incluso llegaron a conseguir algunos regalos. Pero la alegría del trabajo hecho no quedaría ahí. Cuando los CHxMU llevaron la caja navideña a la familia, conocieron la realidad en la que vivían. Una situación en la que tener una vivienda digna, siquiera para no pasar frío, era solo una utopía. “Fue muy impactante”, recuerdan los referentes de CHxMU. Al mismo tiempo, los padres de Tiziano les contaron que su hijo estaba muy entusiasmado por empezar el primer año de la escuela primaria. La repuesta concreta frente a eso fue unánime: apadrinarlo. “Nos propusimos comprarle todo lo que necesitaba para la escuela. Zapatillas, medias, remeras, pantalón, guardapolvo, mochila, cuaderno, lápices”, cuentan los CHxMU –que además tuvieron la ayuda económica de otros jóvenes amigos de Mendoza y de Guatemala– y recuerdan el primer día de clases de Tiziano. “La madre nos mandaba fotos del nene con sus cosas nuevas, estaban muy contentos”. Pero si los CHxMU creían que el trabajo terminaría ahí, estaban equivocados. Después de la caja navideña, después del colegio de Tiziano, todavía había otro paso más que dar. Tiempo después de esas experiencias, algunas voluntarias, adherentes, simpatizantes y amigos que integran el grupo de Amas de Casa del Movimiento Humanidad Nueva les comentaron que habían conseguido providencialmente algo de dinero para comprar materiales y construir una casa para la familia. Ricardo, el padre de familia, sabía de albañilería e incluso ya contaba con algo de arena y piedras, así que esa ayuda económica se transformó en ladrillos y cemento. “Nosotras hacemos nuestra parte, estando atentas a las necesidades de los hermanos y poniendo en común; luego ¡la Providencia se hace tangible!”, comentan. En 20 días, la casa estuvo en pie; se acercaba el invierno y fue muy importante para ellos. Un mensaje de voz de Tiziano al Whatsapp lo confirma: “Gracias por los ladrillos para mi habitación”.
De Ciudad Nueva Cono Sur
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