Ante la situación cada vez más insostenible del conflicto armado difundido en varias partes del mundo, amplios sectores de la sociedad civil siguen movilizándose para frenar la acción de los gobiernos que mantienen con sus decisiones el tráfico de armas, identificado como una de las causas de impiden la solución de los conflictos. Sobre este tema también está comprometido desde hace tiempo el Movimiento de los Focolares en Italia, que a través de la revista Città Nuova y el Movimiento político por la Unidad, especialmente a través de sus escuelas de participación política, siguen desenmascarando la participación de Italia en la producción bélica. De hecho, el país es la sede de bases militares estratégicas y sigue produciendo armas de alta tecnología que llegan también a los países del Medio Oriente, como fue referido por Città Nuova. De los puertos de Cerdeña se embarcan bombas destinadas a Arabia Saudita, un país interesado en el conflicto sirio y líder de una coalición involucrada en la guerra en Yemen, condenada por la ONU, que ya cuenta con miles de víctimas ¿Qué se puede hacer? El trabajo de un año, acompañado por expertos en geopolítica internacional ha llevado a la redacción de un manifiesto con solicitudes concretas y ha sido presentado a los diputados y senadores disponibles: • El respeto de la ley 185/90, sobre el «control de la exportación, importación y tránsito de material bélico». Específicamente se pide que se interrumpa la exportación y el tránsito en el territorio nacional de armas dirigidas a países en conflicto o que están cometiendo graves violaciones a los derechos humanos. • La asignación de fondos para la reconversión de la industria bélica para fines civiles, según lo que señala el art. 1,3 de la ley 185/90. • La transparencia y el control de las transacciones bancarias relativas a las importaciones, exportaciones y tránsito de armamento. A estas peticiones se suma también la solicitud de insertar en la agenda política el tema de la integración y la acogida de los prófugos de guerra, y de la inversión de mayores recursos en la cooperación internacional. Los jóvenes promotores del evento del 16 de marzo son muy conscientes de los poderes en juego y de la aparente consideración, aunque benévola, de que sus peticiones sean consideradas ingenuas, pero, como ellos mismos dijeron, «consideramos que tenemos una responsabilidad, que se deriva de los ideales que nos motivan, y por lo tanto, no nos podemos quedar callados ni mirar pasivamente la realidad que nos rodea. Trabajamos en nuestra vida cotidiana para construir la fraternidad y a partir de ello interpelamos a los gobernantes». La reflexión en el Parlamento se vio enriquecida por el aporte de Pasquale Ferrara, diplomático y docente universitario de relaciones internacionales, de Shahrzad Houshmand, teóloga islámica quien da clases en la Pontificia Universidad Gregoriana, del director de Cittá Nuova Michele Zanzucchi, y del profesor Maurizio Simoncelli, co-fundador del Instituto de investigaciones internacionales ‘Archivo desarme’. En la raíz está la espiritualidad de Chiara Lubich, quien cuando vivía todavía en su ciudad natal, Trento, vio los horrores de la Segunda Guerra Mundial, y durante toda su vida sembró semillas para una convivencia pacífica, a través del diálogo con personas de credos y culturas diferentes. Chiara, cuanto tenía apenas 28 años, fue al Parlamento italiano para encontrarse con Igino Giordani, en 1948. «El augurio es que los jóvenes puedan incidir en la agenda política, como habitantes del presente y del futuro» declaró Silvio Minnetti, presidente del Movimiento político por la Unidad de Italia (MPPU). «Los jóvenes nos plantean preguntas, provocadoras, exigentes, y quien está en el quehacer político quiere acogerlas, comprometiéndose en primera persona mediante las decisiones que tiene que votar, pero también iniciando una reflexión seria para dar respuestas concretas». Para poder incidir todavía más en la agenda política, el MPPU de Italia tiene programado organizar en Montecitorio, en los próximos meses, un taller de escucha recíproca e intercambio sobre el manifiesto de los jóvenes, con la participación de parlamentarios, expertos, jóvenes y representantes del Gobierno. Leer también: Construir la paz, cada día (texto del llamamiento)
Poner en práctica el amor
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