«El Patriarca Bartolomé es heredero del gran Patriarca Atenágoras, quien tenía verdaderamente la pasión por la unidad, que en él era casi una visión profética pero que no logró realizar. Esta misma pasión ha sido transmitida al Patriarca Bartolomé quien no deja perder ninguna ocasión para animar la unidad en el seno de las Iglesias ortodoxas, precisamente para poder hablar juntos, con una voz en cierto sentido sinodal y, antes aún lo hace con la Iglesia de Roma por la que siente amor y estima particulares, así como por el Papa Francisco; de muchas maneras subraya cómo está vigente, vivo, el caminar juntos. Me parece que estamos verdaderamente en un momento feliz porque hay un impulso que viene de los jefes de nuestras Iglesias y que no puede dejar de producir frutos. Habrá también resistencias, como ha dicho el Papa Francisco en la conclusión del Sínodo, pero está el Espíritu Santo que ayuda, que ciertamente impulsa hacia la unidad de las Iglesias. Pensamos que es un momento feliz y que este reconocimiento es un paso importante, concreto, en este camino». En su discurso, el Patriarca dijo precisamente qué es la unidad, que es distinta de la unión, que es distinta de la unicidad, y ha subrayado lo que se pide el hombre de hoy: formar una cultura de la unidad en la diversidad, diversidad como riqueza, que es un concepto muy presente en el carisma vivido por Chiara Lubich. ¿Nos podría explicar mejor de qué manera actuarlo «Chiara siempre nos ha recordado que el camino de las iglesias está guiado por el Espíritu Santo, y que por lo tanto, Él seguramente ha hecho madurar en cada iglesia dones que sirven para la unidad de las iglesias y de toda la cristiandad, y que pueden servir si son puestos en común. Estos dones no igualan sino que respetan las diversidades, precisamente porque en esta diversidad se reconoce una gran riqueza que no hace otra cosa que embellecer a la Iglesia, como Jesús la quería. Por lo tanto no es uniformidad, sino unidad en la diversidad. Chiara nos decía que el modelo altísimo es la unidad que une a la Santísima Trinidad, donde el Padre es tal porque no es el Hijo, el Hijo es tal porque no es el Padre pero el amor que está entre el Padre y el Hijo genera al Espíritu Santo que es el tercero en esta dimensión trinitaria, pero también es el primero porque une al Padre y al Hijo. Y esto es posible porque cada una de las tres Personas de la Santísima Trinidad se pierde completamente en la otra. Asimismo, en el camino de las iglesias se requiere precisamente esto, es decir, que cada una sea capaz de perderse completamente en las otras iglesias: lo que significa donar totalmente la propia riqueza y dejarse enriquecer también por las riquezas de las otras. Por lo tanto saber ser amor, para construir esa Iglesia de Cristo en la que cada cristiano, de cualquier comunidad eclesial de pertenencia, se sienta verdaderamente partícipe del cuerpo de Cristo». ¿Del reconocimiento de esta realidad, nacen perspectivas que se puedan abrir camino? «A propósito se hablaba con el Patriarca de una eventual posibilidad de instituir en el Instituto Universitario Sophia una cátedra en la que juntos, es decir de la parte católica y de la parte ortodoxa, se estudien las grandes figuras de Chiara Lubich y del Patriarca Atenágoras, y que se trate de descubrir la contribución de estas figuras que, en el encuentro de sus respectivos carismas, han aportado y pueden aportar en este camino de unidad». (De la Radio Vaticana) http://www.news.va/it/news/papa-dottorato-a-bartolomeo-i-contributo-al-cammin
Poner en práctica el amor
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