Con un balance provisional de 31 víctimas, el enorme incendio que estalló en California está registrado como el peor de la historia del Golden State. Además de las víctimas, hay otras 220 personas dispersas. El foco principal es el que se desató en el Norte de la capital Sacramento y está aún fuera de control. En esta zona de la Sierra Nevada, la devastación es gravísima: la ciudad Paradise de 27 mil habitantes, desapareció por las llamas, con un número altísimo de víctimas, por lo menos 14. Más hacia el sur, entre el condado de Los Ángeles y el de Ventura, existen otros dos frentes de fuego, de dimensiones más reducidas. En total, desde el norte al sur del país, los desalojados son más de 300 mil. En las zonas más castigadas, la escena parece fantasmagórica, con bosques y pueblos reducidos a cenizas, y las pocas zonas que se salvaron del fuego están completamente desiertas. Los fuertes vientos, de hasta más de 110 kilómetros por hora, generan espectaculares y devastadores “tornados de fuego”, que cubren de cenizas cada lugar por donde pasan. Es el enésimo de los desastres ambientales que lamentablemente han venido ocurriendo en el mundo, causados por los cambios climáticos, pero también por la falta de cuidado del ambiente.
Poner en práctica el amor
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