Agentes de pastoral
Escriben los organizadores: «Aquí en Loppiano hemos vivido días especiales en la primera escuela para agentes de pastoral. Somos 75, provenientes de varias regiones italianas, y una representación de América Latina y de Ruanda». Iglesia local: comunión y misión – Itinerarios pastorales a la luz de la Evangelii Gaudium, ha sido el título elegido para el curso que tuvo lugar, del 15 al 21 de julio, en la ciudadela internacional de Loppiano (Italia), promovida por el Movimiento de los Focolares junto al Centro Evangelii Gaudium (CEG); el centro de formación, estudio e investigación, del Instituto Universitario Sophia (IUS). «Nos sorprendió el efecto que esta propuesta produjo en los participantes, ya sea por la profunda y madura comunión de las experiencias eclesiales de cada uno, que por las respuestas que la espiritualidad de la unidad ofrece a sus inquietudes, y por la presencia de “Jesús Maestro” que ha iluminado la experiencia pastoral». «Profundas y de calidad –continúan- fueron las intervenciones de los relatores, fruto de una elaboración común y en sintonía los unos con los otros. Además, los talleres interactivos de las tardes nos pusieron a disposición metodologías adecuadas para concretar los contenidos que se nos ofrecieron». La escuela tenía como objetivo proponer instrumentos teóricos y prácticos para quienes están comprometidos en que la espiritualidad de los Focolares sea “visible y exerimentable” en las articulaciones de la Iglesia italiana, conscientes de que “se trata de un don que el Espíritu dio a Chiara Lubich para toda la Iglesia de nuestro tiempo”. En la inauguración, Mons. Piero Coda, director del Instituto, presentó una rica introducción al “método trinitario” del ateneo de Loppiano, y después S.E. el Card. Giuseppe Petrocchi, Presidente del CEG, ofreció un tema programático con el título “Protagonistas de la vida de la diócesis y de las parroquias”. El comentario de uno de los presentes: “Bellísimo el análisis del nuevo cardenal. Cada concepto suscitaba reacciones positivas, emociones… Creo haber absorbido una cierta mentalidad humana, sobre todo por lo que respecta al anuncio con la palabra. Con la excusa de respetar la libertad de los demás, me escondo y privo a los demás del don recibido. El Card. Petrocchi nos habló con fuerza y en su análisis se sentía toda la pasión por la Iglesia, por la humanidad, y el secreto para ayudar a renovarla”. Otras importantes intervenciones fueron realizadas por Mons. Vincenzo Zani, secretario de la Congregación para la Educación cristiana y por el Prof. Vincenzo Buonomo, excelso rector de la Universidad Lateranense. “La conferencia de Mons. Zani – comenta un joven – me iluminó mucho. Se necesita un proyecto: la Palabra, entrar en la escuela de “Jesús Maestro”, vivir relaciones nuevas, expresar la dimensión comunitaria de la Iglesia, la dimensión del diálogo que genera la fraternidad universal”. Otros comentarios: “Interesante esta escuela para descubrir el valor de la Palabra encarnada y renovar las estructuras humanas de la Iglesia”. “Nuestro camino misionero pasa a través de la caridad vivida, y por lo tanto, los demás, al verla, sienten el deseo de participar”. “Bella y completa la parte teórica de esta escuela. Hoy, tercer día, entré en crisis, después hice un examen de conciencia sobre aquello que me he propuesto y que a menudo no logro hacer. Ha sido por lo tanto una crisis constructiva”. “Siento la necesidad de que todos puedan tener esta formación para que nuestra forma de actuar tenga el soporte de este tipo de conocimiento”. El curso proseguirá con una segunda parte que tendrá lugar la primera mitad de octubre en algunas iglesias particulares, allí donde están en marcha experiencias significativas. Gustavo Clariá
Carta a Dios
«Dios mío, recuerdo esos momentos, cuando era más joven, que te escribía cartas. Eran cartas llenas de preguntas, para las que quería respuestas inmediatas. Tenía 12 años cuando empecé a ver el mundo de una manera distinta. Había nacido en una hermosa familia, como las que se ven en las películas. Tenía una madre premurosa que se levantaba temprano para preparar el desayuno, un padre amoroso y dos adorables hermanitas más chicas, siempre felices por las pequeñas cosas de la vida. Pero exactamente como en las películas, un día todo eso se derrumbó. Al despertarme, vi que mi madre no estaba. Recuerdo claramente, el domingo era el día de los “pancakes”, mi padre prepararía “pancakes” y mi madre cocinaría huevos y tocino. Pero ese día vi que mi padre bebía su café, solo. No habia “pancakes”. No había ni huevos ni tocino. Y mamá no estaba. Papá me explicó que nos había dejado. Mis hermanas tenían 8 y 6 años. Las abracé, prometiéndole al cielo que iba a hacer todo lo posible para cuidarlas. En la ciudad, estábmos en la boca de todos. Los padres, los maestros y profesores, los niños, todos hablaban de nosotros. En muchos momentos habría querido sólo ir y contraatacar, para proteger a mis hermanas, o simplemente llorar y lamentarme contigo “¿Por qué? ¿Por qué nos ha pasado justamente a nosotros? Soy demasiado joven para afrontar todo esto. Dios, ¿en dónde estás?” Mi padre, la persona mejor del mundo, no se lo merecía. Nos fuimos a vivir con los abuelos. Un día, mientras estaba en la escuela, comiendo con mis compañeros, mis hermanas se precipitaron sobre mí para decirme que mamá estaba allí. Imposible, pensé. La vi venir hacia nosotros. Tenía una bolsa llena de regalos para mí y mis hermanas. No sabía qué estaba experimentando. La ignoré. “¿Por qué ahora? ¿Por qué has vuelto? ¿Después de haber dejado a tu familia? ¿Piensas que puedes volver atrás así? Y ¿piensas que te perdonaremos y te recibiremos con los brazos abiertos? ¿Piensas que los regalos pueden llenar el vacio de todos esos momentos en los que no estuviste? No”. Así, Dios, te pedí que me mandaras a tus ángeles como mensajeros. No sé cómo y cuándo, pero sentía en mi corazón que me estabas escuchando. Recuerdo que le escribí también a María. Le dije que tenía necesidad de una madre. Y tú me respondiste en serio. Se dio ese día, cuando hablé con la abuela. Ella me ayudó a comprender que tenía que ir más allá del dolor que mamá nos había causado. Estaba Jesús dentro de ella. Y a pesar de todas las cosas feas que podemos hacer en la vida, su amor por nosotros no cambia nunca. Incluso si caemos y cometemos errores, él nos amará siempre, inmensamente. No fue fácil, tuve que liberar mi corazón, y dejarla entrar, poco a poco. Empezamos a construir una relación, y ahora mi madre forma parte de mi vida nuevamente. El amor que tengo por mi familia es tan grande que siempre habrá espacio para los errores y la aceptación. Puedo no tener una familia como la de las películas, pero tengo una historia que es real, y es mejor gracias a ti, mi Dios, que la has guiado. Y la has escrito. La vida no se detiene aquí, aún tengo muchas batallas por superar, hay tantos desafíos, pero una cosa es cierta, tengo confianza en tus planes para mí. Podría no entenderlos enseguida, pero tengo esta fe en mi corazón: siempre estarás para mí, no importa cómo».
Austria: profundizar el carisma de la unidad
Se está realizando en Seggau (Austria, del 24 de julio al 1 de agosto) el encuentro de los obispos miembros del Movimiento de los Focolares. Son 64 obispos (entre los cuales cardenales de la Curia romana y nuncios apostólicos) de 31 países y cuatro continentes, y vivirán “algunos días de experiencia de Iglesia universal entre obispos, en Estiria”, se lee en un comunicado publicado en la página de la diócesis austríaca. El anfitrión es el obispo Wilhelm Krautwaschl: “La tradición de estos encuentros episcopales tuvo inicio hace décadas ya, cuando la fundadora del Movimiento de los Focolares, Chiara Lubich (1920-2008), invitó a Suiza, durante el verano, a algunos obispos vinculados al Movimiento”, se lee en la nota. Luego, el ya fallecido obispo de Aquisgrán, Mons. Klaus Hemmerle, fue quien impulsó y moderó estos encuentros que tienen “un carácter deliberadamente privado” y se desarrollan todos los años pero en lugares distintos. Finalidad del encuentro es “profundizar el carisma de la unidad”, cultivar los intercambios entre obispos a nivel mundial y transcurrir algunos días en comunión fraterna”. El sábado 28 de julio, el obispo Krautwaschl celebrará junto a sus hermanos en el episcopado una misa en la basilica de Seckau, “a la que están invitados todos los que deseen participar”. En Austria el Movimiento cuenta con 1.300 miembros y más de veinte mil simpatizantes. Fuente: AgenSir
Project Lía: transformar vidas
Imaginen descubrir en los materiales de descarte la posibilidad de una forma nueva, ya presente en potencia, de transformarlos en “algo” lindo, útil y precioso, que antes no existía. Después, involucrar en este proceso regenerador a personas vulnerables como, por ejemplo, las mujeres que, habiendo pagado su pena en la cárcel, encuentran dificultades para reintegrarse a la sociedad, encontrar un puesto de trabajo y obtener una independencia económica. Ésta es la misión del “Project Lía”, una asociación sin fines de lucro y una empresa social que surgió en la ciudad de Indianápolis (USA). «Estas mujeres que tratan de reinsertarse en la sociedad, aprenden, a través nuestro, a crear objetos decorativos y muebles, en un ambiente de trabajo educativo, que es un espacio de comprensión y respeto recíproco, donde se transforman los materiales pero también la vida de las personas a través de relaciones basadas en la reciprocidad y la confianza», explica Elizabeth Wallin fundadora y directora ejecutiva de ética empresarial, salud y bienestar, además de promover la participación en la vida comunitaria y social». Según las estadísticas publicadas en el sitio web del proyecto, tomadas de los datos del “Bureau of Justice”, en los últimos tres decenios y medio, la población carcelaria femenina de los Estados Unidos ha crecido en más del 700 por ciento. En 1980, eran 12.144 las mujeres bajo la jurisdicción estatal o federal. Una cifra que ascendió a más de 100.000, en el 2015. Si, se suman a esta cifra las detenidas en las estructuras carcelarias locales, en libertad condicional o bajo arresto domiciliario, la suma llega a superar el millón de mujeres. «Cuando estas personas salen de la cárcel», continúa Elizabeth Wallin «deben encontrar un trabajo estable y una casa, mientras tratan de reanudar las relaciones con la propia familia. Si a esto, se asocia el estigma generado por la cárcel y la discriminación racial, es muy difícil para ellas lograr reintegrarse, y es posible que se produzca una reincidencia». “Project Lía”, ha elegido trabajar con las mujeres porque, ayudándolas, se refuerza indirectamente la familia y la comunidad. Según importantes estudios, la responsabilidad hace que estas mujeres piensen “comunitariamente”, invirtiendo el 90% de su ganancia en su propia familia. Llegando a este punto, alguien se puede preguntar ¿cuál fue la idea inspiradora? «Durante un viaje a Argentina», relata Elizabeth, «participé en la organización de un festival juvenil que tenía como título “No te detengas”. Un festival que reunió a más de 1.000 jóvenes. Hablaba de aquellas jaulas en las cuales a menudo nos quedamos aprisionados por miedo, por las presiones de los demás, por el conformismo o los prejuicios. Volviendo a los Estados Unidos, me di cuenta de que aquí las mujeres que salían de la prisión continuaban siendo “prisioneras” de una jaula más grande y sistemática. Para mí, “Project Lia” es una respuesta al miedo, a las presiones, al conformismo y a los prejuicios de un sistema de justicia penal y de una sociedad que, incluso después de haber descontado la culpa, continúa “aprisionando” a las ex convictas, sin ofrecerles posibilidades de una verdadera integración social». En síntesis, se trata de un proyecto inclusivo, que apunta a construir puentes de verdadera solidaridad social. Habiendo llegado a este punto, la única curiosidad que permanece insatisfecha es el nombre: ¿Por qué el nombre “Lía”? Elizabeth me explica que «”Lía” es el nombre de una mujer que dedicó toda su vida a construir puentes entre personas de razas, culturas, religiones y procedencias sociales distintas. Su nombre completo era Lía Brunet. Ella era de Trento y fue una de las primeras compañeras de Chiara Lubich, la fundadora del Movimiento de los Focolares». En 1961, Lía Brunet llegó a la Argentina, allí, en el corazón de la “Pampa Argentina” (en la Provincia de Buenos Aires), nació la ciudadela que hoy lleva su nombre. Fue allí donde también Elizabeth pudo experimentar el ideal de un mundo unido. Fuente: United World Project
Acoger es el primer paso
A los pies de dos pequeñas montañas, en el corazón de Argentina, en encuentra La Falda, una pequeña ciudad de la provincia de Córdoba, situada en una dulce colina, que forma parte del famoso circuito turístico del Valle de Punilla. Aquí vivía, hasta hace cuatro años, la familia Bongiovanni, Esteban y Victoria, junto con sus dos hijos. Después, en forma inesperada, se transfirieron a San Marcos Sierras, un poco más al norte. Como respuesta generosa a la solicitud de ir a vivir al Hogar Sierra Dorada, una casa de acogida para menores que a su joven edad ya cargan con demasiados y graves problemas. Son historias de maltrato, violencia, abandono, desnutrición. Actualmente el centro hospeda a 28 chicos. «Antes de llegar al Hogar, tenía un pésimo concepto de las casas de acogida para los menores, las imaginaban así como las que se ven en las películas, donde los jóvenes y los niños son agredidos o maltratados. En cambio encontramos una realidad muy distinta, como de una gran familia. Nos esforzamos en mejorar su situación y ayudarlos a vaciar desde dentro de la violencia y las condiciones en las que han vivido, de modo que comprendan que lo normal, a su edad, es vivir en paz, jugar y estudiar». La Casa está la provincia de Córdoba, fue fundada hace casi veinte años por Julio y Patricia y es sostenida por una fundación sin fines de lucro, que trabaja con verdadero espíritu cristiano. Su objetivo es mejorar las condiciones de vida de los chicos y ayudarlos a reintegrarse en su contexto familiar o en el de familias adoptivas. Al inicio Julio y Patricia Laciar no tenían nada, sólo el deseo de querer mejorar la situación de muchos chicos. Poco a poco, gracias a la solidaridad de muchas personas, esta realidad fue creciendo; hoy la Fundación Sierra Dorada administra cuatro Casas-Laboratorio: San Marcos Sierras (donde viven Victoria y Esteban), Embalse de Río Tercero, Rumipal y Salsipuedes, además de distintos programas de acompañamiento familiar, las becas para los voluntarios y otras numerosas actividades. Sentados alrededor de la mesa del comedor de externo, Victoria y Esteban explican: «Muchas personas demuestran una gran solidaridad, especialmente desde que empiezan a cultivar una relación con los chicos. Hay jóvenes extranjeros que vienen para hacer pasantías en trabajo social, pero también hay estudiantes universitarios argentinos. Nuestro trabajo empieza con la acogida. Desde que llegan, tratamos de ofrecerles contención, de darles amor, como una mamá y un papá. Con la ayuda de un equipo de psicólogos, tratamos de ayudarlos a dar un orden a sus vidas. Empezando por el uso del cepillo de dientes, el baño diario, el uso de ropa limpia, hasta educarlos para que sean responsables con sus tareas y las de la escuela». Con una gran sonrisa, Victoria elige unas diez historias que podría relatar. «Hace algunas semanas fuimos todos a un hotel, donde nos invitaron a pasar el fin de semana. No había tendido mi cama pensando que estaba en un hotel. Pero me di cuenta de que los chicos habían dejado sus habitaciones en perfecto orden, y también los baños estaban impecables. Entonces regrese de prisa para arreglar mi cama, porque me di cuenta de que sólo yo no la había hecho». «Tratamos de vivir bien esta vocación de servicio. Pero, ciertamente, no siempre es necesario dejar todo, la propia ciudad, la propia casa, para ir a vivir en una casa con los niños. El servicio se puede vivir en todas partes, con quien está a nuestro lado. A partir de las cosas más pequeñas, como ceder el lugar a una persona anciana en el autobús, o manejar sin agresividad. A partir de los pequeños gestos se difunden las buenas acciones». Y concluye Esteban: «Hemos entendido que Dios no nos abandonará nunca si hacemos las cosas bien, sin esperar nada a cambio, con humildad y confianza. La realidad es que haciendo así… funciona». Fuente: United World Project