Feb 2, 2018 | Focolare Worldwide
Llega de sorpresa el anuncio de la visita del papa Francisco a Loppiano, ciudadela del Movimiento de los Focolares, prevista para el 10 de mayo de 2018. Será la presidente María Voce quien lo acogerá junto con el Ordinario del lugar, Mons. Mario Meini, obispo de Fiésole. “El anuncio ha suscitado en mí sorpresa y profunda alegría”, ha comentado espontáneamente María Voce. “Es un gran honor para el Movimiento de los Focolares acoger a un Papa entre nosotros, en una de nuestras ciudadelas. Pero, sobre todo, es un impulso para intensificar el compromiso de vivir el amor y la unidad, cuyas raíces están en el Evangelio. Este soplo de Evangelio vivido es lo que querríamos que el papa Francisco pueda encontrar cuando llegue a Loppiano. Y ahora que la noticia empieza a difundirse en las comunidades del Movimiento, esta alegría y este compromiso se compartirán en todo el mundo”. Loppiano es la primera de las ciudadelas de los Focolares, nacida en 1964, en las colinas toscanas cerca de Florencia (Italia). Actualmente cuenta con casi 850 habitantes: hombres y mujeres, familias, jóvenes y niños, sacerdotes y religiosos, de 65 naciones de los cinco continentes. Más de la mitad de los habitantes viven allí establemente, mientras que otros participan en una de las 12 escuelas internacionales que prevén una permanencia de 6 a 18 meses. La composición internacional y multicultural, que ha hecho suya la ley del amor recíproco, hace de Loppiano un laboratorio de convivencia entre personas de distintas edades, condiciones sociales, tradiciones, culturas y fe religiosa.
Feb 2, 2018 | Focolare Worldwide
«Me encuentro por un período en Italia, para trabajar, junto con los otros jóvenes de mi edad, por el próximo Genfest 2018 en Manila». Se intensifican los preparativos del primer Genfest de la historia fuera de Europa. Al grupo internacional de chicos que está trabajando en los preparativos se unió Nelson, quien llegó a Italia en el 2017, primero a Loppiano (Florencia, Italia), después al “Centro Internacional Gen 2” en las cercanías de Roma, donde lo entrevistamos. «Provengo de El Salvador, el estado menos extenso pero más poblado de Centroamérica. Un país bellísimo, pero afectado por años por una guerra civil que duró 12 años y terminó en 1992 y que dejó todo destruido». Explica Nelson: «Después que terminó la guerra, muchas familias tuvieron necesidad de buscar un sustentamiento en otra parte y muchos padres emigraron, confiando sus hijos a parientes o a quien podía hacerse cargo de ellos. Pero en el clima de desorientación general, esto comportó que a una generación de niños y jóvenes les hizo falta una guía, o sencillamente quien se interesara por ellos verdaderamente. A esto se sumó la dificultad de hacer llegar el dinero ganado en el extranjero a su destino, en el país de origen, y muchos chicos quedaron privados de todo y empezaron a abandonar la escuela, a vagar por las calles, a buscar en la delincuencia la atención que no recibían de nadie. En breve tiempo se formaron muchos grupos criminales, reclutando a adolescentes y a chicos jovencitos, cada vez más radicales y peligrosos, cada uno con un nombre y una identidad precisa, caracterizada por símbolos, rituales de iniciación y gestos». Cada grupo se identifica con un tatuaje, que fija para siempre la pertenencia de sus miembros, los cuales no tienen la posibilidad de volver a salir, solo muertos, o en la cárcel o escapando del país. «Para erradicar aquello que al principio parecía fácil de resolver –prosigue Nelson- el gobierno puso en marcha un plan, también violento, en el que llevaban a la prisión a cualquiera que llevara un tatuaje. El resultado fue una escalada de violencia sin precedentes, con una respuesta feroz por parte de las pandillas que empezaron a matar sin motivo, a amenazar a chicos cada vez más jóvenes y a obligarlos a entrar en su grupo». «Antes de llegar a Italia, trabajaba en San Miguel, en una escuela salesiana que se dedica, con verdadero espíritu de acogida, a más de mil estudiantes que provienen de las afueras de la ciudad cada semana. Muchos de ellos tienen graves problemas familiares o parientes enrolados en los grupos criminales, o peor todavía, ellos mismos están a punto de entrar. Daba clases de Educación Física. Un día, durante la hora de natación, un chico quería entrar en la piscina sin quitarse la camiseta, a pesar de que el reglamento lo impide. Estaba molesto y atemorizado. Entonces lo llamé aparte para hablar a solas con él, y le pregunté el motivo. Me contestó que se había hecho el tatuaje de un grupo, y no quería que nadie lo supiera. Le di permiso para entrar en el agua con la camiseta, pero después, en clase, retomé el argumento y empezamos a hablar de las formas de encontrar caminos alternativos a la criminalidad. Así, hasta el final del año, todos juntos tratamos de explicarle que siempre hay una salida, otra forma de vivir, lejos de la violencia. Después de un par de meses lo volví a ver, llevaba con orgullo un uniforme de trabajo, había logrado dejar el grupo, que gracias a Dios lo había dejado en paz. Ahora ayuda a su familia. “Gracias profe. Y gracias a todos ustedes entendí que podía convertirme en una persona distinta de la que estaba empezando a ser. Y sobre todo a cambiar el rumbo de mi vida”». Chiara Favotti
Ene 31, 2018 | Focolare Worldwide
Camerún, en la región ecuatorial de África occidental, se compone, después de haber sufrido dos historias coloniales paralelas, de dos regiones que hablan respectivamente francés e inglés. Las diferencias no se limitan a la lengua, sino que incluyen también aspectos de la administración pública. Una escalada de violencia está amenazando al país, a los 23 millones de habitantes de un territorio de 475 mil quilómetros cuadrados. Raphaël Takougang, abogado camerunés, miembro de los Focolares, quien se encuentra en este momento en Italia, explica: «La zona francófona se independizó el 1º de enero de 1960. La zona anglófona realizó un referéndum, el 1º de octubre de 1961 para decidir si se unían a la vecina Nigeria (ya anglófona) o permanecían unidos a Camerún. Nació así una República Federal con dos Estados, Camerún Oriental y Camerún Sureño, cada uno con sus propias instituciones (Parlamento, gobierno, sistema jurídico, etc.), y otras instituciones a nivel federal. El 20 de mayo de 1972 en otro referéndum nació la República Unida de Camerún. En 1984, una simple modificación de la Constitución quitó la palabra “Unida” y el país tomó desde ese momento el nombre de República de Camerún. Desde 1972 en adelante el malestar de los anglófonos, una fuerte minoría del país, aumentó cada vez más y tomó el nombre de “anglophone problem”» Desde el 2016 esta situación de crisis en la parte anglófona ha desencadenado una serie de huelgas, primero fueron los docentes, después de los abogados. Los habitantes de la ciudadela de los Focolares de Fontem, ubicada en el corazón la selva camerunés explican: «Si por un lado los obispos siempre alentaron al diálogo, el boicot de las instituciones dedicadas a la educación y a la justicia provocó un vuelco inesperado a la crisis, que se vio agravada con una escalada de huelgas también del sector comercial y del transporte, según una estrategia definida como “Ciudad Muerta”. Al principio del año escolar, en el pasado mes de septiembre, ningún estudiante se presentó. A pesar de la amenaza de tomar represalias contra los transgresores, aquí y allá, valientemente, algunas escuelas abrieron sus puertas y otras están siguiendo su ejemplo. También nuestro colegio de Fontem retomó las actividades». La ciudadela nació del testimonio de amor concreto de algunos médicos, que llegaron en 1966, después del llamado que el obispo local realizó a Chiara Lubich, para que atendieran al pueblo Bangwa, afectado por una altísima mortandad infantil que estaba causando su extinción. En breve tiempo, gracias a la contribución de personas de todas partes del mundo, Fontem tuvo sus escuelas, un hospital y otras estructuras de servicio. Desde ese momento, el pueblo Bangwa y otros pueblos fronterizos se encaminaron por la vía de la fraternidad, visible ahora también en otras ciudadelas que nacieron en estos años en el continente africano. Con sus 80 mil habitantes, Fontem es un centro de encuentro y formación para personas que llegan de todas partes de África y del mundo. Aquí descubren que el intercambio y la colaboración entre los hombres y mujeres de razas, culturas y tradiciones distintas puede dar frutos de fraternidad también en regiones martirizadas por conflictos. «El Colegio de Fontem sufrió un ataque – explican los habitantes- pero muchas personas del pueblo acudieron a ayudar a los estudiantes y a los docentes, aun poniendo en riesgo su vida. Al acercarse el 1º de octubre, fecha histórica para Camerún anglófono, por la conmemoración del referéndum citado, se temían manifestaciones violentas, y la comunidad de los Focolares organizó una cadena de oraciones a la que adhirieron personas de otras regiones del país y del extranjero. Hasta el momento en Fontem nadie ha perdido la vida. Cada ocasión es propicia para cultivar relaciones con las varias autoridades civiles, tradicionales y eclesiales. Tratamos de ayudar a todos los que se acercan e ir más allá del miedo, creando momentos de familia, comenzando por los que están más cerca, a menudo confundidos por muchos rumores y por los medios de comunicación. Los jóvenes han organizado “noches de talentos” y el evento “Sports for peace” para promover un espíritu positivo». «En todo este período, aún en medio de dificultades – concluyen- la vida de la comunidad de los Focolares ha seguido adelante también aquí. Nos auguramos que este desafío de amor hacia todos nos dé la capacidad de discernir y actuar por el bien de nuestro país».
Ene 31, 2018 | Focolare Worldwide
Se promulgó el Decreto Vaticano del martirio de los 7 monjes de Tibhirine, de Monseñor Pierre Claverie, obispo de Orán, y de otros 11 religiosos y religiosas. Todos asesinados entre 1994 y 1996, durante la guerra civil argelina, que causó la muerte de millares de personas inocentes, entre ellos periodistas, escritores, iman y civiles. La historia de los 7 monjes, que fueron raptados en su monasterio de Nuestra Señora del Atlante (a 80 km de Argelia) y asesinados en circunstancias que todavía no se han aclarado, fue narrada en la película “Hombres de Dios”. La violencia tuvo su punto más álgido en agosto de 1996 cuando el obispo dominico de Orán, ferviente defensor del diálogo entre muslmanes y cristianos, fue asesinado junto al chofer musulmán a causa de una bomba que estalló en la puerta de su domicilio. «Son mártires del amor –dijo el portavoz de la Conferencia episcopal francesa– porque amaron hasta el final, dando la vida por sus amigos argelinos. Para nosotros es un signo de que el amor no es en vano y triunfará». «Nuestra Iglesia siente alegría», comentaron los obispos argelinos, asociando a su homenaje «las miles de personas que no tuvieron miedo en arriesgar su propia vida por fidelidad a la fe en Dios, a su país y a su conciencia».
Ene 29, 2018 | Focolare Worldwide
Enero de 1998. Palermo se prepara al gran Jubileo del 2000 llevando consigo signos de luz y de sombra. Una ciudad que cambia, ensangrentada por las pasadas y recientes matanzas perpetradas por la mafia, pero también decidida a rescatarse, mostrando su verdadero rostro. Enero de 2018. Hoy, la capital siciliana se presenta como una expresión de vanguardia del diálogo entre las distintas culturas europeas y el mundo árabe, puntera de la cultura medioriental dentro del tejido europeo. Una “ciudad mosaico”. Ante la presencia del Alcalde Leoluca Orlando, de las autoridades y de algunos representantes de las instituciones, el pasado 20 de enero se quiso rememorar –como signo del “compromiso” de proseguir en la misma dirección- un acontecimiento que representó para la ciudad una etapa de su “magnífico designio providencial”, según la expresión que usó en esa ocasión Chiara Lubich. Durante las distintas intervenciones emergieron algunos aspectos de la vida de los Focolares de los últimos veinte años: el compromiso social y en el mundo de la educación, en especial en algunos barrios de la periferia como Ballarò, Brancaccio y el Zen; la promoción de eventos y la reflexión sobre algunos grandes temas, como el ecumenismo, el compromiso con las nuevas generaciones, la puesta en marcha de escuelas de participación civil y el diálogo con personalidades de la economía, de la política, de la cultura y del arte. En estos años, la comunidad de los Focolares ha dado un aporte al camino de toda la ciudadanía hacia la construcción de una “ciudad de la acogida y de los derechos”, con los valores de la fraternidad y de la continua búsqueda del diálogo. «El recuerdo de la ciudadanía honoraria a Chiara Lubich – afirmo el Alcalde Orlando – es la posibilidad para reflexionar sobre la marcha de la ciudad, en nombre del respeto por la persona humana y la construcción de una comunidad basada en los valores de la unidad y la fraternidad, en los que Chiara basó su Movimiento y que hoy acomunan a millones de personas del mundo. Hoy día esos valores forman parte de la vida cotidiana de Palermo, mediante la acogida y la solidaridad de la que ha dado prueba, que también confirman la voluntad del pueblo palermitano de construir una ciudad acogedora a medida del hombre, como continuamente lo ha demostrado el comportamiento de la sociedad civil». El Arzobispo de Palermo, Mons. Corrado Lorefice, auguró proceder por este camino de fraternidad, mediante el diálogo a todo nivel, en vista de una meta «indicada proféticamente entonces por Chiara Lubich, que Palermo se pueda convertir en una ciudad sobre el monte a la cual mirar para realizar el designio de Dios sobre la comunidad humana». «La celebración de dicho evento –agregó- expresa la profunda sintonía entre la ciudad de Palermo y los valores contenidos en el carisma de Chiara: cooperar con la recomposición de la unidad de la familia humana». María Voce, presidente de los Focolares, a través de un mensaje animó a todos a «compartir los muchos fragmentos de fraternidad que se han consolidado en estos años para promover la acogida, la legalidad y la paz», con el augurio de «que la ciudad se distinga cada vez más por su testimonio activo en varios frentes del diálogo, multiplicando iniciativas basadas en la esperanza y valorando los talentos de todos desde la perspectiva de la unidad». La adhesión a la Asociación “Ciudades por la fraternidad”, querida por la Municipalidad de Palermo, compromete ulteriormente a sus ciudadanos a inspirar en la fraternidad universal cada futura decisión y acción.
Ene 18, 2018 | Focolare Worldwide
El abuelo de Mirvet Kelly era Diácono: «Recuerdo la alegría de ir con él, cuando era chica, cada domingo a la Divina Liturgia sirio-ortodoxa. Orgullosa, lo miraba vestido de blanco recitar desde el altar sus oraciones». En Ad Homs, en Siria, donde Mirvet creció, están presentes varias Iglesias: la armenio-apostólica, la greco-ortodoxa y católica de varios ritos, la maronita, la melquita y la sirio-católica. Antes de la guerra, estando unidos a la propia iglesia, los fieles asistían también a otra iglesia sin problemas. No obstante esto, por conversaciones aquí y allá, ella percibía también las dificultades de esta pluralidad, por ejemplo que un joven no había podido casarse con su novia porque era católica, o viceversa. «Creciendo- continúa- muchas cosas cambiaron: el abuelo falleció y la Divina Liturgia me parecía larga y anticuada. En la escuela era la única cristiana en medio de muchos musulmanes. En Navidad y Pascua era la única que me ausentaba de la escuela y cuando volvía mis compañeros me hacían muchas preguntas a las que no sabía responder: “¿Por qué existen tantas Iglesias? ¿Por qué el Jesús de ustedes es crucificado y resucita en fechas distintas, según las Iglesias?”. Con otras amigas decidimos no volver a pertenecer a una u otra iglesia sino ser cristianas y basta. Y como muchas de ellas, también yo dejé de asistir a mi Iglesia». Después de algunos años, Mirvet encontró un grupo que trataba de vivir el Evangelio a la luz de la espiritualidad de los Focolares. «Con ellas descubrí que Dios es Padre de todos y que todos somos amados por Él como hijos. Mi vida comenzó a cambiar. Cada vez que trataba de amar, yendo por ejemplo a visitar a los ancianos y a los pobres, la alegría y la paz me llenaban el corazón. Un día, en un escrito de Chiara Lubich encontré la frase: “Debemos amar a la Iglesia de los otros como a la propia”. Yo no sólo no amaba a la Iglesia de los demás, sino que no amaba ni siquiera a la mía, que había criticado y abandonado. Hoy estoy agradecida a los Focolares que me acompañaron a integrarme nuevamente en ella. Comencé en el servicio, ayudando en el catecismo, en el coro y en otras instancias.Fue éste un primer paso para abrirme, en el tiempo, a conocer y amar también a las otras Iglesias». En ese momento, la historia de Mirvet, ya tan fecunda en el plano personal y ecuménico, tiene un nuevo salto de calidad. Advierte que Dios la llama a la extraordinaria aventura de donarse totalmente a Él. «En los distintos focolares donde viví – explica– me encontré siendo la única ortodoxa junto a católicas que eran de edades, países, idiomas, culturas, iglesias y pensamientos distintos. Tratar de vivir la unidad con todas estas diferencias es siempre un desafío, porque cada una de nosotras tiene sus propios gustos e ideas también en las pequeñas cosas. Pero cuando se trata de que la realidad del otro sea la propia, experimentamos que las diferencias se convierten en una riqueza. A menudo rezamos una por la Iglesia de la otra, en un crecimiento que es el mismo en la fe y en la relación con Dios. Y casi sin darnos cuenta llevamos el fruto de nuestra comunión a nuestras respectivas Iglesias, al trabajo, a la vida cotidiana. Parece una gota en el mar, pero también los pasos más pequeños, unidos a los de muchos otros en el mundo, pueden hacer la diferencia. En los países de Medio Oriente donde viví, por ejemplo, vi sacerdotes que ayudaban a las personas sin preguntarse a qué Iglesia pertenecían, o hacían proyectos entre Iglesias distintas a favor de muchos que se encontraban en necesidades, indiferentemente si eran cristianos o musulmanes. El año pasado, católicos y ortodoxos festejaron la Pascua el mismo día. Dos amigos sirios, que ahora viven en Viena, me contaban recientemente que ellos y muchos otros fueron ayudados por un párroco y por focolarinas católicas a encontrar la casa, las medicinas, el trabajo, y formaron un grupo en el que comparten y se ayudan en la común experiencia cristiana. Algunas sirias, que están ahora en USA me decían que son más de cincuenta los emigrantes sirio ortodoxos que se reúnen con periodicidad, una vez en la casa de los ortodoxos y otra en la de los católicos, experimentando que Dios está siempre con nosotros y que debemos rezar, vivir y amar a fin de que el testamento de Jesús: “Que todos sean uno”, se realice lo más pronto posible».