Oct 11, 2017 | Focolare Worldwide
«Acabamos de llegar después de haber transcurrido tres días entre los refugiados Karen, en Mae Sot, en la frontera con Myanmar. Una experiencia muy fuerte, como todas las experiencias en contacto con el dolor de las personas». Quien escribe es Luigi Butori. Desde hace muchos años vive en el sudeste asiático, en uno de los focolares de la región. «Cargamos en la furgoneta más de 30 cajas, llegadas de Italia, y partimos con Glauco y Num, un gen budista. Ya es costumbre, cada 3 o 4 meses hacemos este viaje de unos 500 km». Mae Sot es una ciudad de Tailandia occidental, cerca de la frontera con Myanmar. Es un importante nudo de conexión con el país cercano, refugio para muchos desplazados y migrantes en general. Viven en condiciones económicas y sociales pésimas. “Ésta es nuestra gente” escribe Luigi. Algunos de ellos, los que tienen un trabajo en las empresas agrícolas o en las industrias del área, son víctimas también de explotación, con salarios de hambre. Pero, siendo clandestinos, no pueden hacer valer sus derechos en materia de seguridad o de una remuneración decorosa. Una multitud de refugiados encontró amparo en los campos instalados por las numerosas organizaciones internacionales presentes en el área fronteriza, en territorio tailandés. Entre las decenas de etnias perseguidas, muchos pertenecen al pueblo Karen. Su historia es poco conocida, la de un pueblo, simple y campesino, obligado a huir. Éste es uno de los numerosos conflictos étnicos descuidados por los medios que reducen su categoría a la “de baja intensidad”. «Hacía mucho tiempo que, junto con Padre Joachim, un sacerdote birmano che vive en Mae-Sot habíamos planificado este viaje. Jim, otro focolarino de Bangkok, nos alcanzó por la mañana, luego de un viaje de 10 horas en bus, de noche, con muchos controles a lo largo de la carretera. Cada vez, llegando a Mae Sot, parece que entramos en otro mundo, donde los valores cambian. En lugar del consumismo y de las comodidades, nos acercamos a personas que no tienen nada, pero que están felices de lo poco que reciben de nosotros, y que nos llega de muchos amigos, cercanos y lejanos. Saben que venimos sólo por amor: “Para nosotros, el amor que nos traen es la razón para seguir viviendo y esperando”, nos dijeron en varias ocasiones. Comimos juntos los mismos alimentos que comían ellos y ya éste es un testimonio que habla por sí solo. Una noche fuimos en medio de los campos, podría decir en medio de la nada, con nuestra furgoneta que casi se hundía en el barro, rodeados por el maíz. Y todo esto para recoger a una familia católica y luego volver a partir hacia otro lugar, donde nos esperaban unos cuarenta católicos, para la S. Misa. Estaba oscuro, llovía y el lugar estaba repleto de mosquitos. Estábamos bajo una cubierta de una gran cabaña con una pequeña luz. Pensé espontáneamente en las bellas catedrales de Roma, donde viví por cinco años, pensé en los frescos, los órganos y las luces. Esa cabaña abierta, con tantos mosquitos, con esa luz tan tenue y todos nosotros sentados en el piso, me-nos pareció una basílica romana. Porque Jesús estaba ahí espiritualmente con nosotros, en medio de esa gente que no tiene nada». Desde hace algunos años, Luigi es el anillo de conexión de un hermanamiento que une a los niños Karen de Mae Sot con los de Latina y con grupos de Lucca (Italia) y Poschiavo (Suiza). Con los fondos y los enseres recogidos se pudo construir y poner en marcha una pequeña escuela, llamada “Gota tras gota”. «Nosotros del cuarto grado, nos encontramos con Luigi – escribían los estudiantes de la escuela primaria “C. Goldoni” de Latina –. Estábamos felices de volverlo a ver, pero sobre todo curiosos de tener noticias de nuestros amigos Karen y de su escuela. Él nos trajo fotos e informaciones acerca de cómo proceden las cosas allá. Nos quedamos sorprendidos viendo que lo que a nosotros nos parece completamente normal (un baño, un puente de madera) para ellos es algo fundamental que puede mejorar su vida cotidiana. Gracias al proyecto “Gota tras gota” podemos construir un puente de solidaridad con nuestros amigos lejanos».
Oct 10, 2017 | Focolare Worldwide
Ante la actual situación en Cataluña, el Movimiento de los Focolares aprueba un documento en el que se compromete a vivir la cultura del diálogo, instando a todos a hacer lo mismo. El Movimiento de los Focolares, que tiene entre sus fines construir la fraternidad universal, encuentra en el diálogo un potente instrumento que hace posible interesarse por el otro, entrar en la realidad que vive, conocerla, acogerla y, en la medida de lo posible, comprenderla. Entre nuestros miembros hay personas de distinta identidad cultural y de muy variado signo político que, por lo tanto, manifiestan sensibilidades muy distintas y sufren por la falta de entendimiento en estos delicados momentos de nuestra historia. Consideramos la pluralidad como un desafío positivo y una enorme riqueza. Y nos comprometemos en primera persona a tender puentes en las actuales circunstancias y siempre, convencidos de que en la visión y opción del otro, hay parte de verdad. Muchas son las iniciativas que se están poniendo en marcha solicitando diálogo, especialmente a la clase política. Nos sumamos a ellas, ya que las consideramos síntoma de una sociedad democrática y madura que apuesta por la reconciliación. Al mismo tiempo, proponemos: 1. una recogida de firmas urgiendo a todos al diálogo: políticos, medios de comunicación y ciudadanos, con el fin de encontrar una solución que promueva la serena convivencia en la diversidad, el respeto y el reconocimiento de la dignidad de todas las personas e instituciones que las representan. 2. una campaña de sensibilización y compromiso en las redes sociales, bajo la etiqueta #SoyDiálogo invitando a ser promotor activo de escucha, respeto, diálogo y acciones pacíficas. Consejo del Movimiento de los Focolares en España 24 de septiembre de 2017
Oct 2, 2017 | Focolare Worldwide
La salud como bien común y la sostenibilidad de los sistemas de asistencia son temas que los trabajadores en el área de la salud tratan a nivel planetario, especialmente con el progresivo crecimiento del promedio de vida y el aumento en las necesidades de atención médica. ¿Cómo ocuparse, de manera eficaz pero al mismo tiempo suficiente, de la persona enferma? Y también: ¿existe un nexo entre la espiritualidad y la salud global de la persona? Se habló de estos temas en el congreso organizado por Health Dialogue Culture, red internacional de profesionales de la salud, nacida en 2003 para colaborar, mediante un diálogo vital con la ciencia, al desarrollo de una cultura respetuosa de la vida, de la dignidad e integridad de cada persona, en una perspectiva de promoción de la salud, individual y social. Inspirada en el carisma de la unidad del Movimiento de los Focolares, Health Dialogue Culture, propone espacios de reflexión que están siempre unidos a la praxis, para sacar líneas de pensamiento, como contribución al debate sobre la necesidad de crear nuevos paradigmas de los sistemas de salud. El congreso se desarrolló en continuidad con otros eventos precedentes sobre el mismo tema, y en particular con el que se desarrolló en Padua (Italia) en 2013, que tuvo como título ¿Cuál medicina?: entre globalización, sostenibilidad y personalización de la atención, y con la Carta ética que resumió las conclusiones. Entre los nuevos paradigmas de atención de la persona enferma, está asumiendo un rol cada vez más estratégico, la dimensión relacional, o bien el conjunto de relaciones, en sus múltiples niveles (con los pacientes, entre los profesionales de la salud, con las instituciones) que giran en torno al tema de la atención. También, durante demasiado tiempo se ha ignorado la elaboración de modelos socio-asistenciales, la dimensión espiritual, pero allí donde se toma en cuenta, ejerce una influencia significativa en la calidad de vida y en los resultados de la atención. El congreso de San Pablo tuvo un programa articulado, con ponencias, laboratorios, talleres, comunión de experiencias y buenas prácticas, con un debate provechoso sobre nuevas metodologías para alcanzar la equidad y el acceso a los servicios sanitarios, a nivel local y global. «El verdadero desafío de este congreso – dicen los organizadores – fue la riqueza cultural y profesional gracias a la pluralidad de los disertantes y de los participantes (más de 270) y a su procedencia de países que tienen un estándar asistencial muy distinto, como Congo, Camerún, Noruega, Venezuela, Çhile, Paraguay, Uruguay, Benín, Amazonia, Brasil, República Dominicana, España, Reino Unido, Italia, Austria. Una especial atención se dirigió a los temas de la discapacidad, del envejecimiento, como también a las modalidades para enfrentar el dolor y el sufrimiento a través de cuidados paliativos y la formación de los trabajadores en el sector (el cuidado del cuidador) Durante el Congreso se activó un programa específico con sesiones interactivas para estudiantes y jóvenes profesionales del área biomédica. Un joven estudiante de medicina comentó en la conclusión de los trabajos: «Salgo de este congreso con un pensamiento sobre la medicina diferente, con ideas distintas que me convierten en una persona mejor y con la seguridad de que estas ideas me convertirán también en un profesional mejor». Un médico brasileño: «La ciencia no es fría ni distante. Hemos aprendido que se puede hacer ciencia sin olvidar la esencia que nos une: el amor» María Voce, presidente de los Focolares, envió a los participantes un mensaje con el augurio de que «vivan la profesión con un amor que genere la fraternidad, enfocados hacia el bien de la familia humana». Y recordó una frase de Chiara Lubich: «El equilibrio del amor está en amar la persona individualmente que está cerca nuestro y trabajar por toda la comunidad desde el rincón donde vivimos».
Sep 27, 2017 | Focolare Worldwide
La revista en idioma inglés, fundada en el 1967 en Nueva York como una de las 32 ediciones del Movimiento de los Focolares, para festejar los 50 años de actividad ha organizado, el 24 de septiembre, en la Fordham University de Nueva York, un convenio del título “Construir puentes: cómo pueden los medios de comunicación facilitar el diálogo en una sociedad polarizada?” con el aporte de docentes y periodistas profesionales. Living City es leída y apreciada no sólo en los Estados Unidos, sino también en Canadá, Australia, Irlanda, Malta, Nueva Zelandia y en muchos otros países de lengua inglesa. Sus lectores son de todas las edades y convicciones religiosas. Recientemente ha recibido 5 premios de parte de la Catholic Press Association de Norteamérica.
Sep 27, 2017 | Focolare Worldwide
«Desde los primeros instantes, muchos de nosotros, como la inmensa mayoría del pueblo mexicano, nos abrimos paso entre el estupor y la emergencia, para atender al llamado de ayuda que fluía de cada zona de la Ciudad de México y de otras localidades del interior del País que sufrieron la misma contingencia. Un profundo sentido de solidaridad ha cobijado cada zona afectada. Los hoteles han abierto gratuitamente sus puertas a quienes han perdido sus hogares, médicos y psicólogos ofrecen consultas gratuitas; no falta la familia que ofrece sopa caliente. Nos conmueven los voluntarios que trabajan arduamente y sin descanso, hora tras hora; son ciudadanos que horas antes eran lo mismo oficinistas que vendedores ambulantes, amas de casa y obreros. Se constata una vez más que tras la tragedia, emerge el verdadero fulgor de la identidad mexicana, que no pierde su esperanza, que se sabe contagiar de alegría y entusiasmo hasta en sus horas más oscuras. Los ríos de personas ayudando, de cada pequeña y creativa manera, es ver un pueblo vivo que se levanta como un gigante, de entre los escombros. Miembros de nuestra comunidad han dirigido sus ayudas en especial hacia Puebla, Morelos, Chiapas y Oaxaca, donde las ayudas fluyen con mayor lentitud. Una familia de Ciudad de México estableció un centro de acopio en su casa y luego se trasladó al estado de Morelos para ofrecer alimento y enseres a los más necesitados. Los jóvenes de la ciudadela El Diamante han acudido a Contla, localidad del estado de Puebla duramente afectada por el terremoto. Ahí han removido escombros, descargado y entregado víveres, y han consolado a quienes han caído en desgracia. Para llegar a esa comunidad, de difícil acceso, han tenido que cruzar un río y pasar una profunda barranca con un improvisado puente de cuerda. En otro frente, el grupo de Economía de Comunión en Puebla ha iniciado actividades de ayuda en San Antonio Alponocan, otra comunidad de aquella entidad. Finalmente y con el objetivo de coordinar las ayudas, hemos establecido en Ciudad de México un comité de emergencias que ha comenzado a operar un plan de acción para levantar un censo de daños y necesidades y organizar la comunión de talentos y bienes. En estos momentos de dificultad, tenemos presentes, para nuestro ánimo y consuelo, las palabras que María de Guadalupe hizo guardar a San Juan Diego en el Tepeyac: “Pon esto en tu corazón, mi pequeño hijo: no temas. ¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre? ¿No te encuentras bajo mi sombra, a mi cobijo? ¿No soy yo la fuente de tu alegría? ¿No estás tú en el pliegue de mi manto, en el cruce de mis brazos? ¿Necesitas algo más?”. Como Movimiento de los Focolares, redoblamos el llamado al amor y la fraternidad, base de la reconstrucción material y espiritual de nuestro amado País». Ciudad de México, 25 de septiembre de 2017
Sep 26, 2017 | Focolare Worldwide
Se encuentran con las personas, reducen las distancias, conectan, unen. Son los “focolares temporales”, pequeños grupos, conformados por jóvenes y adultos, de las distintas vocaciones del Movimiento de los Focolares, que por un breve período (una semana, hasta un mes), parten para visitar a comunidadeslejanas, muchas veces radicadas en áreas aisladas. Más de cuarenta viajes sólo en los últimos meses: Sri Lanka, Islas Azores,Vietnam,Santo Domingo,Brasil,Tanzania… Viajes “autofinanciados” a través de las más variadas iniciativas y a menudo, con grandes sacrificios. En general, la iglesia local o la misma comunidad ofrecen los alojamientos. Cada viaje cuenta una historia distinta, pero todos poseen un común denominador: como “focolares” temporales que son, encienden nueva vida. Idalina y Toni son una familia de Portugal. Junto con otras siete personas, entre las cuales dos jóvenes, en el mes de agosto viajaron a Saurimo, en Angola. «Nos alojamos en la casa del arzobispo. Compartimos con él las comidas y muchos otros momentos del día». Durante las dos semanas de su estadía, estrecharon muchas relaciones con adultos y chicos de la comunidad: «Al final de los quince días, nos preguntaban cuándo volveríamos. El arte de amar de Chiara Lubich es un gran descubrimiento para todos». A su regreso, después de un mes de estadía entre los pueblos autóctonos de los Territorios del Noroeste, en Canadá, Father Harry Clarke (sacerdote de British Columbia, provincia occidental de Canadá), Marilena y Mike Murray (una pareja de esposos de Washington DC), María Santana (Montreal) y Ljubica Dekic (Toronto) escriben: «En Yellowknife, capital de la región y sede de la diócesis, nos recibió el Obispo emérito, quien pasó toda su vida entre las poblaciones autóctonas del norte. Desde ahí y luego de un viaje de 40 minutos en avión, llegamos a Wha Ti, una de las cuatro aldeas de la tribu Tlich. Nos hospedamos en la casa de la parroquia. La gente de la aldea es sencilla y muy reservada. Uno de los problemas de la tribu es la falta de comunicación entre los ancianos, arraigados a la cultura indígena, y los jóvenes, que ya no hablan el idioma de la tribu. Alcoholismo, juego de azar y drogas complican la situación. Nosotros presentamos la espiritualidad de la unidad. Luego nos dedicamos a las distintas actividades de la pequeña comunidad católica para niños y adultos. Las circunstancias nos pusieron en contacto con dos luteranos y una pareja de menonitas en misión, y así surgió una hermosa colaboración. Desplazándonos en canoa a lo largo del río, participamos de los eventos de la tribu, que precisamente en ese período reunía a la asamblea anual de las aldeas. De este viaje conservamos sobre todo las historias de vida, los problemas, las relaciones de confianza que se construyeron». En Bambio, a 300 kilómetros de Bangui, en la República Centroafricana, un “focolar temporal” encontró a un grupo de pigmeos que desde hace veinte años conoce y vive el Ideal de la unidad. Fidelia escribe: «¡Es impresionante entrar en sus aldeas y oir que te saludan con un “ciao” (hola en italiano)! Los pigmeos tienen muchos valores: la fidelidad, la monogamia, la pureza, el sentido del sacro. Nos contaron sus experiencias sobre el “arte de amar” y la Palabra de vida. Cada aldea eligió un día de la semana para encontrarse, de 6 a 8 de la mañana, antes de empezar las actividades. Nos decían: “El focolar nos ha enseñado a vivir, a amar, a hacernos uno con los demás. Ya no hay ustedes y nosotros, somos todos nosotros. Los pigmeos no se mezclan con los demás porque nos miran feo. Sin embargo los focolares nos han considerado iguales y han venido a vivir con nosotros, a compartir nuestras alegrías y sufrimientos. No nos piden que nos convirtamos al catolicismo, sino que nos enseñan a amar”. Y añaden: “Nosotros, pigmeos, tenemos muchas costumbres en nuestra tradición. Pero desde que somos “de los focolares”, dejamos caer algunas. Por ejemplo, cuando mi hijo se enfermó, no fui donde el chamán como hacía antes, sino que lo llevé al hospital. Apenas los focolarinos se enteraron, vinieron a ayudarme hasta que se repuso”». La gratitud y el enriquecimiento son grandes, tanto en quien parte como en quien se queda, mientras crece la conciencia de que somos una única familia.