Ago 18, 2017 | Focolare Worldwide
¿Quién, como yo, aun queriendo dar siempre lo mejor de sí, no se ha encontrado en dificultad? Queríamos tratar bien a quienes nos rodeaban y en cambio contestamos mal, queríamos ayudar y en cambio resultamos estorbando, queríamos dar y en cambio prevaleció el egoísmo. Es por esto que algunos amigos y yo pensamos en una posible solución. Todo empezó por dos de nosotros que habían encontrado cierta dificultad en dar siempre lo mejor de sí, entonces entendieron que la mejor manera de empeñarse era una ayuda recíproca. Es más fácil querer y respetar a los demás sabiendo que alguien en alguna parte está intentando hacer lo mismo. Estaba empezando a nacer una primera forma de “pacto” por el cual cada uno se comprometía en su ambiente a ser constante en el desafío de dar lo mejor de sí en las relaciones con los demás. Sin embargo, esta promesa no se limitó a ellos dos. Poco tiempo después nos la contaron y, dialogando nos identificamos todos con sus dificultades. A ese punto, nosotros también quisimos involucrarnos en esa promesa y le agregamos algo. De hecho, encontramos un símbolo que nos ayuda a recordar cotidianamente el “pacto” y, por consiguiente, nos fortalece: una pulsera de cuerda blanca. Interiorizamos este “pacto” y lo insertamos en nuestra vida. Dado que nos ha ayudado mucho, decidimos difundirlo en nuestra ciudad contando la experiencia a todos aquellos que conocemos. A partir de ahí se activó una reacción en cadena y la noticia de este “pacto” empezó a extenderse por toda Italia. En el último mes recibimos muchas fotos y relatos de experiencias por parte de personas que adhirieron. Por lo tanto, ahora queremos invitar a quien esté interesado a que se ponga en la muñeca la pulsera blanca y empiece con nosotros este desafío. Si desean recibir mayores informaciones o bien compartir con nosotros lo que viven, las cosas lindas que les han pasado viviendo así, dando lo mejor de ustedes en cada momento, escribanos a: ilpattobraccialetto@gmail.com. Los testimonios más lindos encontrarán espacio también en nuestra revista “Teens”. De Teens online
Ago 17, 2017 | Focolare Worldwide
Constructores de paz «En la situación de grave crisis que nuestro país está atravesando, queremos ayudarnos a vivir como cristianos coherentes. En Valencia, la ciudad más afectada por los saqueos, vivimos días de confusión e histeria colectiva. Varios sectores industriales fueron saqueados salvajemente sin que los policías intervinieran. Más aún, vimos a los mismos militares que incitaban al saqueo de las tiendas, trayendo camiones y herramientas. Ciudad bloqueada, detenciones, clima de tensión, rabia y hambre. En esta situación, en familia y con otros amigos, tratamos de ser un apoyo los unos por los otros y comunicar esperanza, sin juzgar a aquellos que se llevaron de las tiendas cualquier cantidad de cosas, incluso estufas y repuestos para autos. Asistimos también a la continua intervención de la providencia que hace llegar medicinas y alimentos para familias enteras. Es impresionante el amor de Dios que cuida de sus hijos». (O.T. – Venezuela) Chef «Soy chef y me gusta pensar que la vida es un ejercicio para llegar al banquete del Cielo. ¿Tal vez Jesús no empezó su vida pública en un almuerzo de boda en Caná? ¿No participó en muchos convites, hasta la última cena, prometiéndonos un banquete final en el cual, seguramente, también los chefs como yo tendrán su lugar? En mi servicio en la cocina el objetivo no es tanto el plato en sí mismo, sino las personas que saborearán el fruto de mi empeño. Trato de no trabajar sólo para hacer carrera, ser un buen marido y un buen padre, sino por Dios». (V. – Italia) El “truco” «En el apartamento donde vivo con otros estudiantes, no siempre es fácil la convivencia, porque tienen costumbres distintas de las mías. Un día, desanimado, estaba pensando en buscarme otro alojamiento, cuando mi novia me sugirió que tomara yo la iniciativa e hiciera algo para mis coinquilinos. Ella misma me ayudó a preparar un postre. ¡Un gesto tan sencillo! Sin embargo sirvió para desbloquear las relaciones, tanto que empezó entre todos una especie de competencia para salir el uno al encuentro del otro. Ahora ya sé el “truco”: cuando se presenta alguna dificultad, puedo empezar siendo el primero en amar». (B. C. – República Checa) Verdadera pobreza «Tengo un amigo inválido que recibe una jubilación mínima y es marginado por sus hermanos y hermanas. Un día me contó: «Le compré un par de zapatos a G., cada día le brindo el desayuno en la cafetería. Ahora pienso pagarle la dentadura postiza». Diariamente él hace gestos de este tipo, sin embargo lo tachan de asocial, incluso dicen que no tiene capacidad de entender y querer. En cambio a mí me conmueve siempre la bondad de ese hombre, quien aun en sus difíciles condiciones sabe captar las necesidades de los demás. Un día me decía: «Cuando alguien sufre, yo lo siento muy parecido a mí. Poderlo ayudar me hace sentir vivo y realizado»». (T. – Italia)
Ago 10, 2017 | Focolare Worldwide
Llegando a Manila (a 60 Km) la primera sensación que se advierte al acercarse a la zona que rodea el Lago de Taal (en la isla de Luzón, en la parte septentrional del archipiélago de Filipinas) es la de una profunda paz. El visitante queda encantado ante la vista de un espectáculo único en su género: el lago, que con sus aguas llenó una antigua caldera volcánica, que tiene dentro una isla. Esta isla, a su vez, dentro de un nuevo cráter tiene un nuevo lago mucho más pequeño. Y en el centro de este pequeño espejo de agua hay un escollo. Un efecto “matrioska” de lagos, uno dentro del otro. Desde la cima del volcán, la vista se extiende hacia las verdes colinas cubiertas de bosques y prados, cultivos de piña, café, banano y una infinita variedad de flores tropicales. En las cercanías del Lago Taal, desde 1982 esta misma sensación se respira entre las edificaciones y las calles de la Mariápolis de Tagaytay. “Paz” es la aprimera ciudadela del Movimiento en Asia. «Tengo un sueño», había exclamado Chiara Lubich aquel año, observando las colinas de Tagaytay, que precisamente aquí crezca una de las ciudades de los Focolares, que son lugares donde se vive permanentemente el Evangelio, para presentar un boceto de cómo sería el mundo si todos los vivieran. Pero la presencia de los Focolares en Tagaytay es todavía más antigua. Ya en 1966, de hecho, tuvo lugar en estos lugares un primer encuentro de personas adherentes al Movimiento. En esa ocasión, los presentes, impresionados por la belleza del lugar, pidieron que precisamente allí pudiera surgir un centro de formación, una “casa para todos”. Al año siguiente, gracias a una primera donación, ese deseo empezó a volverse realidad, tomando forma en 1975. Después, los acontecimientos y el sueño de 1982, coincidieron con la invitación que le dirigió la Conferencia episcopal filipina al Movimiento para que construyera, precisamente en las adyacencias de Tagaytay, un “escuela” para sacerdotes asiáticos. Desde entonces el desarrollo ha sido inesperado. En especial, entre las decenas de realidades que han surgido, es importante señalar una escuela para el diálogo con las grandes religiones de Asia, dirigida especialmente a musulmanes y budistas, pero también a hindúes, sintoístas. Todos los años convergen de estos lados, para experimentar la alegría de la convivencia, los jóvenes budistas de una asociación laica japonesa. Recientemente, el pasado mes de mayo, 200 miembros de grandes religiones de 13 países asiáticos distintos, participaron en la Escuela de las Religiones Orientales (SOR). Desde su fundación, la ciudadela Paz ha asumido también un fuerte perfil social y de promoción humana, y se ha convertido en una de las sedes de la Bukas Palad Foundation, ONG sin fines de lucro, fundada en las cercanías de Manila en 1983 para responder a las necesidades sociales y sanitarias de los sectores más pobres de la población, especialmente de zonas rurales. Familias enteras, en condiciones habitacionales precarias (a menudo en casas con una sola habitación de piso de tierra, sin agua) con difícil acceso a los servicios socio-sanitarios y escasas oportunidades laborales. Bajo el tema “libremente hemos recibido, libremente donamos”, Bukas Palad (que en idioma tagalo significa “manos abiertas”) ha hecho ya un recorrido de más de treinta años, mejorando la calidad de vida de miles de personas, no sólo en el aspecto de la salud, sino también en la parte humana y espiritual, desde un enfoque integral y global, dirigido a la promoción humana y de la salud de las personas. Actualmente en la ciudadela tienen especial relevancia las empresas que adhieren al proyecto por una economía de comunión, las actividades de los voluntarios hospitalarios en varias instituciones públicas de salud, el vivo testimonio de los empleados de los medios de comunicación y las distintas iniciativas a nivel educativo. En Tagaytay las experiencias de diálogo y comunión crecen y se multiplican, como el agua del lago que se replica en otros espejos de agua. Pero los reflejos de Paz no se pueden contar.
Ago 9, 2017 | Focolare Worldwide
De chico amaba sintonizar en la noche la Radio Vaticana que transmitía noticieros en varias lenguas extranjeras. Naturalmente, no conocía ninguna de ellas pero esa escucha me fascinaba, tenía la impresión de que mi corazón se dilataba a la humanidad, a los pueblos y a su cotidianidad. Fue una de esas noches que escuché al Papa Pio XII invocar el nombre de Dios tres veces: ¡Dios, Dios, Dios!”. Ese “grito” se imprimió en mi conciencia, aunque con el pasar del tiempo, terminó debilitándose y perdiéndose en la memoria. Era el año 1956. Nueve años después, en enero de 1963, estaba haciendo el servicio militar en Turín. Un compañero de habitación me invitó a un Congreso del cual, extrañamente, no pedí ninguna información. Sin embargo al pedir permiso a mis superiores, les dije que se trataba de un Congreso del que dependía toda mi vida. Gracias a un inesperado consentimiento de mis superiores, partí hacia Ala di Stura, un pueblito en la montaña en un marco natural estupendo. Fui recibido como si me conocieran desde siempre. Fue allí donde conocí a Chiara Lubich –fundadora del Movimiento de los Focolares- y a Igino Giordani, co-fundador. Fue una realidad fuerte para mí encontrarme por primera vez con personas de culturas y religiones distintas. En esos días tuve la posibilidad de conocer, porque era huésped de los Focolares, a Assunta Roncalli, la hermana del Papa Juan XXIII, quien murió el 3 de junio de ese mismo año, 1963. Una mañana Chiara Lubich habló de una nueva vocación nacida dentro del Movimiento. Y fue sólo cuando Chiara indicó el año y las circunstancias de ese nacimiento, que volvió a florecer imperiosa en mi conciencia aquella invocación de Pio XII: «¡Dios, Dios, Dios! Dios los ayudará. Dios será su fuerza. Resuene este inefable nombre, fuente de todo derecho, justicia y libertad, en los parlamentos, en las plazas, en las casas, en los talleres…». Así se expresó el Papa en el radiomensaje del 10 de noviembre de 1956 durante la represión de la revolución de Hungría. Y Chiara comentó: «Por lo tanto, si ha habido una sociedad capaz de suprimir el nombre de Dios, la realidad de Dios, la Providencia de Dios, el Amor de Dios del corazón de los seres humanos, debe existir una sociedad capaz de volver a ponerlo en su lugar. ¿Es posible que el demonio tenga seguidores fidelísimos, totalitarios, pseudo-mártires de sus ideas, y que Dios no tenga un ejército compacto de cristianos que lo den todo para reconquistarle a Él la tierra?». A esta invocación del Papa, Chiara respondió con la intuición de reunir a mujeres y hombres de todas las edades, nacionalidades, condiciones, vinculados por un único lazo, el de la fraternidad universal, para que formaran un ejército de voluntarios, “Los Voluntarios de Dios”, expresión del Movimiento de los Focolares que hoy día está presente en 182 naciones del mundo. Una vocación moderna, totalitaria, a la que Chiara Lubich dio un ulterior toque de encanto cuando la describió como el atractivo del tiempo moderno: «Penetrar en la más alta contemplación permaneciendo mezclados entre todos, hombre junto al hombre… para diseñar en la multitud un bordado de luz y, al mismo tiempo, compartir con el prójimo la deshonra, el hambre, los golpes, las breves alegrías». Igino Giordani la compara con una «santidad con overol del obrero que impulsa a llevar a Dios al Parlamento, a los Consejos Comunales, a los hospitales, escuelas, talleres, laboratorios, oficinas, a la casa, a los campos deportivos, pero también al mundo del arte, de la comunicación, de la ciencia, de la economía…», porque, agrega, «¡¡llevar a Dios a todos estos lugares significa transformarlos en Abadías, transformarlos en lugares sagrados en donde se celebra todos los días una Misa especial!!» Han pasado 54 años desde aquel día en cuando yo sentí el llamado a enrolarme con “Los Voluntarios de Dios”, nacidos de un carisma que, porque es auténtico, se pueden medir también sus implicaciones concretas que se reflejan en la cultura, en lo social, en la economía, en la política… Para que los distintos ámbitos de la vida no permanezcan en la mediocridad, sin valor, incapaces de unir, insensibles, sino que se abran para acoger la profunda presencia de Dios. Gennaro Piccolo – Centro Igino Giordani “Un camino para la unidad” (Andria, Italia)
Ago 7, 2017 | Focolare Worldwide, Senza categoria
El Palau Robert de Barcelona, con sus jardines, es una especie de refugio verde reparado de las caóticas calles de la ciudad. Allí fueron acogidas, a partir del 13 de julio pasado, unas setenta personas, provenientes de distintos lugares de España, Italia y Croacia, reunidas para el Simposio Internacional “Escuelas inclusivas: innovación social, infancia y deporte”, organizado por el Laboratorio de Investigación Pro-social Aplicada (LIPA), por la Universitat Autònoma de Barcelona y por la red internacional Sportmeet. Docentes, fisioterapistas, deportistas se reunieron para un intercambio sobre proyectos de inclusión, modelos de intervención ante la discapacidad a partir de una óptica de inclusión social, partiendo de la convicción de que todas las etapas de la vida son dignas de ser vividas. La vida misma tiene necesidad de espacios de debilidad para experimentar en sí misma su propia capacidad de recuperación. Los días siguientes, el Centro Mariápolis “Loreto” de Cartell d’Aro (Girona) acogió la Escuela de Verano, un espacio de intercambio y aprendizaje sobre el tema del deporte inclusivo. Fueron unos veinte los participantes, bajo la guía experta de Eugenio Jiménez y de Javier Lamoneda, quienes experimentaron, a través de los juegos, qué significa “ponerse en el lugar de la persona discapacitada”. La experiencia deportiva, que es de por sí una posibilidad de confrontación con el límite, ofrece argumentos para la reflexión sobre la relación de la vida misma con los obstáculos, el sufrimiento, el malestar. Mediante las reflexiones, Paolo Crepaz de Sportmeet llevó a los participantes a preguntarse sobre el concepto del límite, como barrera, obstáculo, sufrimiento o malestar en términos generales, desde la óptica (contraria, respecto al sentir común) según la cual, la presencia misma de un límite podría convertirse en una potencialidad, en la posibilidad de “tender constantemente y por hábito adquirido a la fraternidad universal” (Chiara Lubich). Sorprende la capacidad que tiene la actividad deportiva de afrontar y superar los obstáculos, de incluir e integrar, de abatir barreras en todas las latitudes y en todos los contextos sociales. Por ejemplo, ¿cuánto puede hacer un balón para unir, en una soleada plazoleta en las vacaciones o dentro de un campo de refugiados? Los participantes dialogaron en un clima de confianza y estima recíprocas. Javier Lamoneda Prieto, profesor de Educación Física de Jerez de la Frontera (Cádiz, España) compartió su experiencia: “Parece que se forjó, en estos días, un equipo que quiere hacer de la actividad física un recurso para el encuentro entre distintos actores y profesionales del deporte, trazando principalmente dos ámbitos de acción: el académico y el social. Por primera vez se desarrolló un programa formativo en conjunto con una Universidad pública”. Roberto Nicolis, técnico socio-deportivo de Verona (Italia) dijo: “El ´limite que yo a menudo experimento es el que separa a las personas unas de otras, la discapacidad, precisamente. Reducir la distancia mediante el compartir, el conocimiento y las experiencias nos hace sentir más cercanos”. Roberto Macri, Presidente de la Fundación Obra Santa Rita, de Prato (Italia), expresó: “Han creado sobre todo una posibilidad de reflexión sobre nosotros mismos y los valores que le dan un sentido a nuestro compromiso. No sólo a nuestro compromiso profesional o de voluntariado, sino más en general a lo que puede dar un sentido más profundo a nuestro ser hombres y mujeres”.
Ago 3, 2017 | Focolare Worldwide
Un libro para el examen «Asisto a la Facultad de Arquitectura. Tenía que dar un examen muy importante para el cual me faltaba un libro fundamental, pero como era un libro español costaba cuatro veces más del precio normal. Era el último día para inscribirse en ese examen y estaba desesperado. Saliendo de la Universidad, corrí a una iglesia cercana y le pedí ayuda a Jesús, pidiéndole que me ayude conseguir ese libro “antes de mediodía”. Poco después, en la facultad, sentí que me llamaban: era un colega que no veía hacía tiempo. Cuando supo mi problema, insistió para acompañarme a la casa de una estudiante que apenas conocía. Ella tenía ese libro, y además estaba contenta de prestármelo. Era mediodía. Algunos días después, cuando vi en ese texto errores tipográficos y que faltaban algunas páginas importantes, le avisé a la casa editorial con un e-mail. Para agradecerme, una semana después la editorial me mandó por correo urgente un libro gratis. ¿Cómo no descubrir en todo esto el Amor de Dios?» (S.G. – Argentina) En el lugar de mi marido «A menudo, después del trabajo, mi marido se acuesta en el sofá a mirar una película. A mí, que espero un poco de ayuda después de una jornada de tareas y compromisos con los hijos, esta actitud suya me crea tensión y rencor. Un día, impulsada por el consejo de algunos amigos que me sugirieron que me pusiera a amarlo en primer lugar sin esperar nada, probé ponerme en su lugar: pensé que su trabajo era muy esforzado y que necesitaba encontrar en casa ternura y comprensión. Así, dejando de lado mis ocupaciones, me senté a su lado a ver una película y a intercambiar opiniones» (G. G. – Siberia) Ayuda recíproca «El marido de mi vecina fue operado de urgencia y en la casa quedó solo el hermano de 70 años, que no tiene habilidad con el horno. A pesar de que en ese momento mi marido y mi madre estaban enfermos, me ofrecí para auxiliarlo. Durante 15 días, mientras cuidaba a mis enfermos, cociné también para él. Y el domingo lo invité a almorzar en nuestra casa. Él intercambiaba trayendo algunos alimentos que tenía. Se convirtió ya en un familiar nuestro». (C. – Italia) Pedir disculpas «Con mi temperamento fuerte, autoritario e independiente tenía la tendencia a juzgar a las personas. Este modo de ser hacía que fuera difícil relacionarme con los demás y también con mi marido. Hace tiempo me pasó que asistí a un encuentro en el cual se profundizaba la Palabra del Evangelio. Allí mis certezas recibieron una fuerte sacudida. Decidí hacer mi primera experiencia en el trabajo, donde soy responsable del personal de un gran negocio con más de treinta empleados. En especial sentía una gran antipatía hacia uno de ellos. Cuando llegaba su turno de recibir el sueldo, le tiraba el sobre con la plata en su escritorio. ¿Y ahora? Probé mirarlo de forma distinta a como lo veía antes, como si me hubiese puesto los lentes. Esforzándome, me acerqué y delante de todos le pedí disculpas. Fue una de las alegrías más grandes experimentadas en mi vida» (D. – Brasile)