May 1, 2017 | Focolare Worldwide
«Mi hermano nació el 12 de marzo de 1995 en la ciudad de Bié, en el sur de Angola. Era un niño alegre, amaba la naturaleza, le gustaba treparse a los árboles, recoger fruta y regalársela a los demás. Era vivaz, activo y desde pequeño había comenzado a trabajar. A los 15 años comenzó a alcanzar sus objetivos. No queriendo ser un peso para sus padres, comenzó a trabajar como auxiliar de albañil. Después, a los 16 años, como mecánico de motos y bicicletas. Soñaba con ser médico para ayudar a las personas, como nuestro padre. Sí, porque les estoy contando la historia de mi hermano. Hace dos años, junto con tres de sus amigos, fueron al mar. Mientras estaban volviendo a casa, fueron sorprendidos por unos policías. En ese período había una fuerte tensión en la ciudad, mucha violencia. Para apaciguarla, la policía había impuesto un toque de queda: todos los que estaban fuera de sus casas después de las 18 horas debían ser arrestados. Era un modo de asustar a los delincuentes y tranquilizar a la población. La mayoría de las personas, sin embargo, no había sido aún advertida de esta decisión, en su primer día de aplicación. Entre éstos, mi hermano y sus amigos, que se encontraron simplemente en el lugar equivocado en el momento equivocado. Mi hermano, confundido con un delincuente, fue arrestado. El tiempo pasaba y él no volvía a casa. Angustiados, fuimos a buscarlo por todos lados: en la casa de nuestros familiares, en los hospitales, en la cárcel, en la playa donde había estado. Pero no había ningún indicio de mi hermano. Al final, un tío nos propuso ir a buscarlo en el último lugar al cual habríamos querido ir: la morgue. Su cuerpo estaba allí. Tenía sólo 20 años y el futuro por delante. Fue un momento muy duro, un dolor grandísimo para nuestra familia. Por las señales de su cuerpo se notaba que los policías habían sido muy crueles y que había sufrido muchísimo antes de morir. Esta tragedia provocó una profunda crisis, especialmente en mi padre. Él que había elegido trabajar para salvar vidas humanas, ahora se encontraba delante del drama de un hijo que no había podido ayudar… Conocía la espiritualidad del Movimiento de los Focolares desde hacía mucho tiempo, y trataba de poner en práctica concretamente el Evangelio. Al donarme a los demás había encontrado la plenitud en mi vida. Pero con la muerte de mi hermano nació en mí un sentimiento de odio hacia los policías que habían cometido esta atrocidad. El dolor escavaba dentro mío un vacío imposible de llenar. Viví un largo trabajo interior: en lo profundo de mi corazón, de hecho, sentía que quería comenzar un proceso hacía el perdón. No fue fácil. Sólo Dios podía llenar ese vacío y hacer que mi corazón fuera capaz de misericordia. En este camino, el amor de la comunidad de los Focolares de mi ciudad fue fundamental. Mi sentí amada, escuchada y ayudada por todos. Así encontré dentro de mí la fuerza para poder hacer esta elección. Descubrí el don de la paz reconstruyéndola antes que nada dentro de mí. Hasta llegar a mirar a cada policía con los ojos y el corazón llenos de misericordia.»
Abr 29, 2017 | Focolare Worldwide
La colina del Pincio es un balcón privilegiado de la ciudad de Roma. Desde su célebre terraza se goza de una vista asombrosa. Pero desde el 21 al 25 de abril un pueblo que festeja le robó la escena al panorama, convirtiéndose en protagonista indiscutible: los participantes a la “Aldea de la Tierra”, la manifestación organizada por Earth Day y el Movimiento de los Focolares en el marco de Villa Borghese, pulmón esencialmente verde de la capital. Son 130 mil los visitantes, familias, niños, jóvenes, ciudadanos que están en tránsito, pero también ministros, personalidades de notoriedad de la vida económica y cultural, cardenales y responsables de las distintas religiones. Son cinco días de eventos, encuentros institucionales, foros sobre el tema, cursos, espectáculos (también con famosos de la música), un pueblo de niños- en el contexto de las celebraciones dedicadas en todo el mundo a los temas de la ecología y al respeto del ambiente- que contagiaron también a los turistas que en tropel paseaban, siendo cómplice el sol radiante y los días de fiesta. Dentro de la Aldea de la Tierra, el Movimiento de los Focolares encontró, ya desde el año pasado, el lugar ideal donde poder realizar una de sus manifestaciones más significativas, la Mariápolis: una ciudad temporal pero incisiva, en la cual los habitantes se comprometen a vivir la Regla de oro que invita a “hacer a los otros lo que quisieras que fuese hecho a ti”. «Esta regla es para nosotros el corazón vivo de la ecología integral», explican los organizadores de la manifestación, que el año pasado recibió la visita inesperada del papa Francisco. Es un concepto retomado por el Card. Parolin, Secretario del Estado Vaticano, durante una misa celebrada en la Aldea- «la chispa de interés por las cosas de Dios» equivale a una «chispa de interés por nosotros mismos, por la parte más verdadera, más profunda, más esencial de nosotros (…). Una actitud nueva frente a la Creación, de promoción de una ecología integral vivida con alegría y autenticidad bajo el ejemplo de san Francisco de Asís». Son muchos los argumentos enfrentados. Un tema específico fue el de la Economía de Comunión que se basa en un concepto del mercado que supera las lógicas del capitalismo salvaje y se fija el objetivo de convertir la economía en un instrumento de humanización de las relaciones. La Economía de la Aldea. La comunidad y las Empresas, vio la participación, entre otros, del economista Stefano Zamagni. Les propuso a los participantes – ciudadanos y trabajadores en la economía y la cultura- como etapa de una trayectoria de formación, un espacio para compartir ideas, experiencias y proyectos basados en la paz y en la economía. Es un binomio que hoy parece inalcanzable, dado que detrás de cada conflicto, incluso detrás de los miles de prófugos, se celan siempre enormes intereses financieros. Y sin embargo existen- y en la Aldea los vimos- economistas y empresarios que eligieron ir contra la corriente construyendo empresas que produzcan utilidades que se puedan destinar, en parte, a aliviar las situaciones de pobreza. En el panorama actual, son respuestas concretas que ofrecen esperanza. Otro tema central es el diálogo intercultural e interreligioso. Fue significativo el testimonio aportado por Fontem, ofrecido por María Bencivenni y Martín Nkafu. En el pequeño pueblo del noroeste de Camerún, sumergido en la selva lluviosa ecuatorial, se encuentra el Mary Health de África, hospital fundado en 1964 por los Focolarinos. A causa de una altísima mortandad infantil, el rey del pueblo pidió ayuda. Los Focolares respondieron enviando médicos, enfermeros, ingenieros civiles y técnicos, dando comienzo así a una extraordinaria historia de amistad y convivencia armoniosa entre cristianos y fieles de las religiones tradicionales, europeos y africanos.
Foto: Flora Fotografia
Livia Turco, varias veces electa diputada y Ministro de Salud, y Beatrice Lorenzin, actual Ministro italiano de Salud, junto con Vittorio Pelligra, docente de Economía, presentaron el volumen Fedeltà creativa. Le sfide dell’attualizzazione di un carisma (Fidelidad creativa. Los desafíos de la actualización de un carisma) de Jesús Morán, actual copresidente del Movimiento de los Focolares. Un intercambio sobre política y los carismas, dos ámbitos que aparentemente están lejanos, al punto que la misma Chiara Lubich definió la política, que es el instrumento por excelencia apto para responder a las necesidades y a los desafíos de hoy, como “el amor de los amores”. Fidelidad creativa: idealidad y concreción, novedad y fidelidad. Un desafío de identidad en cada ámbito. «Fidelidad creativa significa no tener miedo de mirar en la cara los cambios, pero tener al mismo tiempo firmeza en los propios principios y valores. No es fácil en el mundo de la globalización construir un mundo de equidad y justicia social – afirmó Livia Turco-. Es un desafío grandísimo y dificilísimo». El último día fue lanzado un fuerte mensaje de paz. Mientras que los niños participaban en el taller Jugamos juntos por la paz aprendiendo las diferencias que existen entre las religiones cristianas, judía, musulmana y budista y los diversos lugares de culto, construyendo después un mosaico con las palabras recién aprendidas, 7 mujeres de 5 credos distintos presentaron un panel “Madres de la Tierra”, una mesa de diálogo interreligioso sobre la tutela del ambiente visto desde las religiones. «Las mujeres – declaró Franca Coen, presidente de la comunidad judía Beth Hillel- por su condición de ser mujeres saben el significado de cuidar y proteger una semilla para que pueda desarrollarse en un ser sano y armonioso. A través del diálogo entre varias culturas y credos religiosos pueden superar el temor de la diversidad y trabajar en sinergia honrando la obra del único creador». «Según nuestra tradición – agregó Lilamaya Devi, de la Unión Hindú Italiana – Dios descansa en las piedras, respira con los árboles, duerme con los animales y se despierta en el hombre. Las religiones tienen una función muy importante, la de recordar a todos la unión profunda con la Tierra». «La naturaleza – dijo Mervat Kelli, siria, siro-ortodoxa- es un santuario que nos enseña cómo tener una relación recíproca y vivir en profunda sintonía». La Aldea de la Tierra cerró sus puertas y abrió muchos corazones. Los participantes volvieron a sumergirse en la realidad metropolitana, con el propósito de vivir plenamente en comunión con el ambiente y la humanidad de alrededor.
Abr 27, 2017 | Focolare Worldwide
En el 2010 fui enviado a la parroquia de Ste. Marie, cerca de Man, capital de Costa de Marfil. En aquel momento no conocía las tradiciones y la cultura africanas. En seguida me impactó la fuerza y la vitalidad de estas personas, a pesar de la gran pobreza y las consecuencias desastrosas de la guerra. Con el pasar del tiempo, aprendí a reconocer el miedo ancestral con respecto a los blancos. Para mí, sacerdote originario de Suiza, no se trataba tanto de ofrecer ayuda económica, sino de ponerme profundamente a escucharlos. Lo que podía ofrecerles era yo mismo, mi plena disponibilidad, la ausencia de pretensiones. Vivía en la Mariápolis Victoria, ciudadela del Movimiento de los Focolares, cerca de Man. Desde allí todas las mañanas, partía en bicicleta hacia mi barrio, iba a visitar a las personas a sus negocios, a las oficinas, por las calles. Saludaba a todos, pasando por las callejuelas y deteniéndome a conversar, a veces tratando de llevar la paz en medio de una discusión. A los niños les dedicaba una atención especial: hablaba y jugaba con ellos y si alguno se sentía mal lo llevaba al dispensario de la ciudadela. Lo mismo hacía con sus papás y parientes. Por este motivo casi todos los niños de la parroquia aprendieron a conocerme y a su vez, a presentarme a los adultos. En ocasión de las fiestas, atravesaba todo el barrio para llevar a las familias, cristianas y musulmanas, las felicitaciones. Así pude también hacer amistad con un Imán y con los Pastores de las iglesias Evangélicas. Un día se me acercó un joven de la parroquia. Quería hacer algo por los jóvenes de las aldeas, que debido a un malentendido pasado habían decidido no frecuentar más la Iglesia. Para sostener sus viajes los animé a hacer pequeñas actividades: un gesto de autofinanciamiento muy apreciado también por el obispo. A las once aldeas a las que fuimos, los jóvenes del lugar, después de haber sido sensibilizados, se dedicaron a visitar a los enfermos y ancianos. En el Año de la Misericordia, junto a los habitantes de la Mariápolis Victoria, apoyamos al obispo en los proyectos de la diócesis, hospedando un encuentro con los jefes tradicionales, los Pastores de las Iglesias evangélicas y los Imán. . La marcha por la fraternidad entre los pueblos que atravesó toda la ciudad concluyó en la ciudadela. Durante un período reemplacé al capellán en la cárcel civil. Durante las celebraciones trataba de subrayar la importancia de poner en práctica el Evangelio. A veces, les pedía a otras personas que me acompañaran, para que dieran su testimonio. Estas celebraciones se hacían bajo un cobertizo, en el patio, en medio de una gran confusión. Por eso me llevé un amplificador, y los invité a utilizarlo también cuando hacían otras actividades. Supe que después se lo prestaron a los musulmanes y que el Imán quedó impresionados por la generosidad, que definió como “típicamente cristiana”. Antes de irme quisieron organizar una fiesta de despedida; donde estuvo presente también la dirección de la cárcel. Me dijeron: «Has puesto en práctica lo que predicaste».
Abr 25, 2017 | Focolare Worldwide
La amistad de los Focolares con la “Fazenda da Esperanca” es antigua. Comenzó desde el mismo nacimiento de la primera “Fazenda”. Transcurría el año 1983, cuando Nelson Giovanelli, joven brasileño de la ciudad de Guaratinguetá (cerca de San Pablo), se acercó a un grupo de jóvenes drogadictos impulsado por las palabras del apóstol Pablo: “Me hice débil con los débiles…”. Uno de los jóvenes se sintió comprendido y pidió auxilio para salir de la dependencia de la droga. Lo siguieron muchos otros. Nelson conocía y vivía la espiritualidad de la unidad de Chiara Lubich. Con él colaboró Hans Stapel, franciscano alemán, quien apoyó la iniciativa desde el comienzo. La obra que recién nacía se desarrolló, por lo tanto, apoyada sobre estos “dos carismas”, como dijo el papa emérito Benedicto XVI visitando a la comunidad de Pedrinhas durante su viaje apostólico a Brasil, en 2007: el carisma de la unidad de Chiara Lubich y el de la pobreza de san Francisco de Asís. El domingo 23 de abril de 2017, un grupo de 60 personas, jóvenes y adultos, visitaron el Centro internacional del Movimiento de los Focolares, en Rocca di Papa (Italia). En su mayoría provenían del Brasil, pero había también representantes de otros países latinoamericanos como Uruguay, Argentina, Paraguay y México; Alemania y Suiza; Angola y Mozambique; y también algunos de Filipinas. Con ellos estaban los 4 fundadores de la Fazenda: Fray Hans Tapel, Nelson Giovanelli Rosendo dos Santos, Lucilene Rosendo, Iraci Leit, junto con su Consejo General para Europa. «El objetivo de este viaje – explica Fray Hans- es dar a conocer en Europa la experiencia de la Fazenda. Ofrecer esta alternativa de auxilio a los jóvenes que hoy sufren la esclavitud de la dependencia. Además de estar en Italia, iremos a Suiza, Alemania, Francia, Polonia y Portugal, es decir, a países donde existen Fazendas, y estas 60 personas darán su testimonio de vida. Con nosotros ellos encontraron una vida nueva, por esto decidieron emprender una experiencia misionera y evangelizadora durante tres meses en Europa. Hicieron un gran esfuerzo para pagar el pasaje aéreo, como signo concreto de un testimonio gratuito». ¿Por qué motivo visitan el Centro del Movimiento de los Focolares? «Porque nuestro gran deseo – responde Nelson Giovanelli- es que tengan la ocasión de conocer los orígenes del carisma que le dio las raíces a las Fazendas». Y recuerda cuando, en 1990, escribió una carta a Chiara Lubich compartiendo con ella esta llamada suya a amar a “Jesús abandonado en las personas que eran víctimas de la droga”. Chiara lo alentó a seguir el impulso del Espíritu. Hoy en día son más de 124 las Comunidades de Vida esparcidas en distintas partes del mundo. Reciben a más de 3.000 jóvenes empeñados en liberarse de la dependencia de la droga, a través de un descubrimiento personal de la dignidad y de los valores de la vida. En Europa, hay 14 Fazendas y en estos meses se inaugurarán otras 4 (en Francia, Polonia e Italia). En las “Fazendas da Esperança”, las personas voluntariamente se dedican, con esfuerzo y gratuidad, al servicio de los jóvenes y constituyen la comunidad de la “Familia de la Esperanza”. «Mi padre era alcohólico, no creía en el amor…- cuenta Priscila, joven argentina-. Cuando encontré la Fazenda y me quedé como voluntaria en ella, recuperé la relación con él, después de 15 años de lejanía. Lo perdoné y poco a poco él dejó el alcohol. El perdón para mí es todo, la síntesis de mi vida: a Dios lo encuentro en el amor que doy». Jesús Morán, copresidente de los Focolares, les llevó los saludos de María Voce y les agradeció por su testimonio evangélico. Les deseó a todos «que estén siempre cerca del hombre que sufre, de Jesús abandonado, para que “todos sean uno”, comenzando por los últimos» Su estadía en Italia tiene prevista la visita a Asís, la ciudad de san Francisco y a la ciudadela internacional de Loppiano, donde participarán en el Meeting “Pulse” y en la tradicional fiesta de los jóvenes del 1º de mayo.
Abr 21, 2017 | Focolare Worldwide
Todos los años, en el hemisferio norte la primavera se abre unos días antes con respecto al calendario, para quien recuerda a Chiara Lubich. El 14 de marzo fue todo un florecimiento de iniciativas y citas, en todos los rincones del mundo, con características y matices distintos, para recordar a la fundadora de los Focolares, el día del aniversario de su fallecimiento, o mejor dicho de su nacimiento al cielo, que ocurrió en el 2008. En el 2017 esta especial y sentida conmemoración se vinculó con otra, el 50º aniversario de la fundación de Familias Nuevas la rama del Movimiento que abraza a 800 mil familias de todos los continentes que se proponen vivir la espiritualidad de la unidad e irradiar en sus ambientes con los valores de la fraternidad universal. Chiara Lubich y la familia es un binomio muy fuerte. Evidenciado por la atención especial y el justo relieve que le dio la fundadora a un “designio audaz, bellísimo, exigente”, en el cual “valores inmensos y preciosísimos, proyectados y aplicados a la humanidad, pueden transformarla en una gran familia”. “Aquí, delante de ustedes, me parece ver a Jesús que mira al mundo, mira la multitud y tiene piedad –había dicho Chiara Lubich en el histórico discurso de fundación de Familias Nuevas, el 19 de julio de 1967- porque, en esta porción de mundo, se ha puesto sobre sus hombros las realidades más fragmentadas, más parecidas a Él abandonado (…) Que esta piedad no se quede en el campo sentimental sino que se transforme en obras”. Obras que hoy día son visibles: iniciativas culturales, apoyo a menores, seminarios para familias, ayuda a los separados, proyectos sociales y educativos que ponen de relieve el valor antropológico y universal de la familia dentro de la “gran familia humana”. La concreción es propia de esta “primera célula” de la sociedad, como fue fuertemente subrayado también en los dos Sínodos sobre el tema (2014-2015) cuyos contenidos fueron expresados en la exhortación apostólica Amoris laetitia del Papa Francisco, de la cual precisamente en estos días se recuerda el primer aniversario de publicación. “La alegría del amor”, de la que habla el Papa, está bien representada en las mil voces y en los rostros de las familias de los cinco continentes llegadas a Loppiano (Italia) el marzo pasado, para participar en el evento (mejor dicho en los múltiples eventos internacionales) “FamilyHighlights”, tres días para aprender el arte de la reciprocidad («La vida matrimonial es como un barco, comentaba una familia de Perú: si uno rema solo hace un enorme esfuerzo»), es ese “arte de amar” el que da la fuerza a la familia para regenerarse a sí misma, mediante la confianza, el perdón, la responsabilidad, la creatividad, la acogida, el apoyo. El evento de Loppiano fue el eje alrededor del cual, antes o después, se desarrollaron más de cien manifestaciones en todo el mundo, a partir del primero, el 27 de enero en El Cairo (Egipto) y después en los meses siguientes (aunque todavía hay algunos en curso) en Panamá, Croacia, Italia, Uganda, Tanzania, USA, Brasil, Francia, Kenia, Lituania, Australia, Bélgica, Canadá, Brasil, Burundi, Singapur… en donde se presentaron experiencias concretas y seminarios sobre el tema de la educación, la relación de pareja, la acogida, historias cotidianas de heroísmo desconocido en lugares donde hay guerra, de solidaridad en situaciones difíciles o a favor de los pueblos menos favorecidos, junto a talleres, espectáculos, momentos de fiesta o de oración en común. Si bien, es difícil nombrarlos todos y describir las características que cada evento tuvo en las distintas latitudes, es imposible no reconocer, en este festivo despliegue de luces –casi como fuegos artificiales– realizados en sinergia con otros Movimientos, representantes de Iglesias, religiones e instituciones civiles, esas “semillas de comunión de la humanidad del Tercer milenio” que Chiara Lubich profetizó en 1993.
Abr 10, 2017 | Focolare Worldwide
«Un atentado no sólo a los cristianos sino al pueblo, a la religión», así perciben los miembros del Movimiento de los Focolares de Egipto las matanzas que tuvieron lugar el Domingo de Ramos. Las comunidades de los Focolares subrayan la solidaridad inmediata demostrada por parte de muchos musulmanes que se ofrecieron a donar sangre en los hospitales. «El pueblo egipcio tiene una profunda religiosidad, por eso tanto los musulmanes como los cristianos se sintieron llamados a reforzar su fe después de los atentados», dijo un miembro del Movimiento. Dos iglesias cristianas coptas fueron el blanco elegido por los terroristas: una en la ciudad de Tanta, en el Delta del Nilo, y la otra en Alejandría, la segunda ciudad del país norafricano. En Tanta fue atacada la Iglesia de San Jorge, provocando 27 víctimas. En Alejandría, la Iglesia que pusieron en la mira fue la de San Marco, donde mataron a 18 personas. El presidente de Egipto Abd al-Fattah al-Sisi declaró el estado de emergencia por tres meses, en los cuales se suspende el derecho a las manifestaciones de todo tipo, entre otras limitaciones. Los atentados coincidieron con la celebración del Domingo de Ramos que marca el inicio de la semana litúrgica más importante para los cristianos. «Fue un verdadero inicio de la Semana Santa», escriben. «Nos venía a la mente, especialmente, el pasaje del Apocalipsis que describe una “multitud inmensa… de toda nación… que llevará palmas en las manos” y había “lavado sus vestidos… en la sangre del Cordero” (cfr. Ap. 7,9.14). El Santo Padre, el domingo en la mañana en la plaza San Pedro, rezó «por las víctimas del atentado», expresando sus condolencias «a mi querido hermano, el papa Teodoro II, a la Iglesia Copta y a toda la querida nación egipcia». Y concluyó: «Que el Señor pueda convertir los corazones de quienes siembran el terror, la violencia y la muerte».