Movimiento de los Focolares

Obispos de varias iglesias “Juntos en el camino”

Habrá también representantes de la iglesia metodista de  Brasil y de la bautista de Filipinas. Actuará como moderador responsable el Cardenal Francis X. Kriengsak Kovithavanij, arzobispo de Bangkok. El tema elegido para este año es: “Jesús crucificado y abandonado, fundamento de una espiritualidad de comunión”, en un clima de comunión fraterna y de reconciliación, en el contexto de las celebraciones por los 500 años de la reforma. El programa prevé varios aportes teológicos y espirituales a la luz de la espiritualidad de los Focolares, las celebraciones litúrgicas de varias tradiciones cristianas y muchas ocasiones de intercambio y comunión entre los participantes. Además, se han programado algunas visitas: al campo de concentración de Dachau y a algunos lugares significativos para la reforma. Un momento importante será la liturgia ecuménica en la iglesia de Santa Ana en Augsburgo el 26 de octubre. En el centro de la celebración, se recordará la “Declaración conjunta sobre la Justificación”, con la cual la Iglesia católica y la Alianza luterana mundial pusieron fin a juicios y anatemas recíprocos. Jueves, 27 de octubre, los obispos serán recibidos por el alcalde de Augsburgo, Dr. Kurt Gribl.  

Juan Pablo I, el “Papa de la sonrisa”

Juan Pablo I, el “Papa de la sonrisa”

GiovanniPaoloIDespués de la muerte de Pablo VI, «20 días más tarde, el 26 de agosto, sube a la Cátedra de Pedro el “Papa de la sonrisa”, Juan Pablo I. Pero, a pesar de que su breve pontificado duró tan solo un mes, él tuvo tiempo para dirigirnos también a nosotros una sonrisa con palabras de bendición». Así escribió Chiara Lubich en el libro “El grito” (1), en el cual pone en evidencia la ininterrumpida relación que tuvo con los sucesores de Pedro. También con Albino Luciani, si bien fue muy breve su pontificado. «El nuevo Papa tuvo el don de hacerse entender inmediatamente por todos – escribía Guglielmo Boselli (2), en aquel entonces director de Città Nuova –, incluso por los niños. Usa un lenguaje  normal, inmediato como el que usaba Jesús, con esa sabiduría del corazón que hace capaces de comunicar en seguida en una relación espontánea: es el don maravilloso que posee quien ha hecho una larga experiencia pastoral, siempre en contacto con la gente, y no necesita hacer discursos difíciles para expertos en la materia. Era un hombre con una vasta cultura humanística y teológica, que había superado la fase en que se encuentran aquellos que todavía están estudiando el cristianismo en el laboratorio. Sus palabras son inmediatamente como deben ser. Basta que abra la boca ya hay un entendimiento mutuo, una capacidad comunicativa verdadera». Su elección se dio después de un breve conclave, que duró sólo veintiséis horas. Habían elegido a un “un apóstol del Concilio”, como se dijo. En la audiencia con los cardenales, el 30 de agosto, de hecho, refiriéndose a la Lumen gentium 22 tocaba uno de los puntos clave de la eclesiología del Vaticano II. «Los obispos – dijo sin mirar el discurso – deben pensar también en la Iglesia universal… detrás de ustedes veo a sus obispos, a las Conferencias Episcopales, que en el clima instaurado por el Concilio, tienen que ofrecer un fuerte apoyo al Papa…Sí, esto es verdad, pero hoy hay una gran necesidad de que el mundo nos vea unidos…Tened piedad del pobre Papa nuevo, que verdaderamente no esperaba ascender a este lugar. Tratad de ayudarlo y busquemos juntos la manera de ofrecer al mundo un espectáculo de unidad, incluso sacrificando a veces algunas cosas; nosotros tendremos las de perder si el mundo no nos ve fuertemente unidos Después de sólo 33 días, el 28 de septiembre, la noticia desconcertante de su muerte. «Juan Pablo I –sigue escribiendo Guglielmo Boselli (3) – tuvo la tarea, quizás, de derribar las últimas apariencias externas de cada “distancia” que todavía persistía entre el Papa, el obispo de Roma “presidente de la caridad” y el pueblo: para hacer un diálogo en cuanto hombre entre los hombres en una iglesia en la que todo sea creíble, auténtico. El Papa Luciani hizo su parte. Quizás no tenía y no podía hacer más». No es difícil reconocer una clara continuidad con Papa Francisco.   (1) Chiara Lubich, El grito, Ciudad Nueva ed., pág 107 (2) Città Nuova, 17/1978, pág. 8 (3) Ibidem 19/1978, pág. 9

La potencia del amor que sana

La potencia del amor que sana

20160926-01John: «Comienza el año escolar. Nuestro hijo está entrando en el penúltimo año de  secundaria, pero ya desde el primer día le dice a mi esposa Claire que no iba a volver más a clase porque no soporta a la gente. Desde entonces permanece encerrado en su dormitorio,  y sale sólo después de advertir que nosotros ya nos fuimos a dormir. Conmigo no habla. Lo hace esporádicamente sólo con su madre. Confieso que no es fácil aceptar el rol de verse rechazado por el propio hijo. Lo que me ayuda a ir adelante es la frase del Evangelio: “Como yo los amé a ustedes, así ámense unos a los otros” (Jn 13, 34). Una noche, él toma la desesperada decisión de suicidarse pero, mientras llamamos a la ambulancia, se escapa por la ventana sumergiéndose en la oscuridad. La policía coordina una búsqueda en la zona, pero no lo encuentran. En determinado momento vuelve espontáneamente y así podemos internarlo en el hospital. Una semana en cuidados intensivos para una persona que sufre de pánico y con el terror de las personas y de los espacios cerrados ¡es muy larga!. Noche tras noche, día tras día estamos con él. Dormimos por turno, a fin de que cuando se despierte nos encuentre a su lado. Es el único modo que se nos ocurre para amarlo concretamente. Cuando sale logramos convencerlo de que ingrese en un programa de terapia diurna. No pudiendo hacer otra cosa, con mi esposa lo asistimos en todas las cosas prácticas, confiando nuestro hijo a Dios y pidiéndole a El que haga el resto. Y nos damos cuenta de que Él lo hace de verdad, incluso en el hecho de que le pone cerca a un grupo de jóvenes que, aún dentro de su malestar, se apoyan viviendo el uno por el otro » Claire: «Con una de las chicas del grupo nace una amistad y pronto también ella comienza a integrarse en nuestra vida familiar. Ella tiene varias problemáticas, no siendo la última la de la drogadicción, pero demuestra que sabe comprender a nuestro hijo. Lo ayuda a superar los momentos de ansiedad, mientras que él la apoya en los duros intentos de abstinencia de la droga» John: «Pero pronto la relación se interrumpe, porque nuestro hijo es contrario al uso de cualquier tipo de droga. La chica pasa un período de hospitalización forzada en la cual parece que logra recuperarse. Y cuando sale tratan de reconstruir su relación sobre una base más sólida: “nada de drogas”. Después de un período deciden casarse» Claire: «Un mes antes del matrimonio nuestro hijo me llama muy alarmado: “Mamá, ella está otra vez drogándose, ¿qué tengo que hacer?” No es fácil responder. Podría aprovechar para convencerlo de que la deje, pero no me parece que sea el camino justo. Así es que le sugiero que mire bien lo que le dice su corazón: “Si ves que has amado con sabiduría y hasta el fondo, entonces éste es el momento de decir que tu parte está concluida, pero si ves que en ti hay todavía amor lleno de sabiduría que puedes darle, entonces sigue probando”. Se hace un largo silencio, después dice: “Creo que puedo amar un poco más”. Después del matrimonio logran encontrar un óptimo centro de recuperación con un apoyo ambulatorio externo. Pasan 14 largos meses, en los cuales ella logra mantener el compromiso “nada de drogas”. Es un camino largo para todos, pero el amor evangélico que tratamos de tener entre nosotros dos –también entre las lágrimas- nos da la fuerza de amar a nuestro hijo en esta delicada situación. Un amor que tal vez ayuda también a él a comprender cómo amar a su esposa»

Siria: ¿Llegaremos a ser acaso nosotros guardianes de piedras?

Siria: ¿Llegaremos a ser acaso nosotros guardianes de piedras?

Samir Nassar 7153Después de seis años desde el inicio de la guerra en su país y en la región, ¿cuáles son según Vd. los efectos más duros sobre la sociedad? Seis años de guerra han acabado por hacer tambalear el baluarte de la sociedad siria: la familia, la célula base que ha absorbido los golpes y las desgracias de esta violencia sin fin y que ha sido el salvavidas del país y de la Iglesia hasta el 2014. Pero la falta de seguridad, la intolerancia, la violencia y la destrucción caótica ya han arrancado de cuajo a dos millones de familias. Carentes de una vivienda y dispersas por todo el mundo, ¿cómo podrían llevar todavía a cuestas este calvario tan gravoso? Desde el principio de la guerra (15 de marzo del 2011) resulta bastante normal ver que la familia gravita sobre una mamá. Los hombres van a la guerra y allí a menudo mueren. Un dicho popular dice así: “un huérfano sin padre no es un huérfano”. La familia sigue reuniéndose alrededor de la madre que asegura la unidad y la sobrevivencia del hogar. En este largo y pesado sufrimiento, las madres heroicas viven en la pobreza y entre lágrimas. Ellas han hecho honor realmente a su vocación, viviendo en tiendas de campaña y muriendo ahogadas. ¿Existe un sacrificio mayor que éste? Destrucción de la célula natural de la sociedad, ¿y los jóvenes? ¿Se puede contar con ellos para mirar al futuro?  La movilización general decretada en el mes de octubre del 2015 invitó a todos los hombres menores de 45 años a enrolarse en el servicio militar. Ésta es una decisión que ha turbado también a los demás miembros de la familia que por ello ya no podían partir y que se quedaron en el lugar, a la espera del final de esta guerra interminable. Esta franja de edad que ha desaparecido, representaba la columna vertebral de las actividades económicas que todavía quedaban. Algunos se han ido a los cuarteles y otros han preferido huir siguiendo el camino de la emigración clandestina, muchas veces irreversible, desestabilizando el mercado laboral y la modesta vida familiar a la que se privaba de recursos. ¿Qué futuro existe para una comunidad sin jóvenes? ¿Cuáles han sido los efectos de la guerra por lo que se refiere a la Iglesia? Estas situaciones han debilitado a la Iglesia. Las familias a menudo deciden alcanzar al hijo que se fue. De aquí viene el éxodo de las familias con la consecuente vertiginosa disminución de fieles en todas las parroquias. Desequilibrio demográfico: en ausencia de jóvenes, nuestras muchachas, al quedarse solas, se casan con musulmanes polígamos. Por lo tanto, menos matrimonios, menos bautismos. Por primera vez la Iglesia se ve obligada a enfrentar otro problema crucial: un sacerdote de cada tres presentes en Damasco ha decidido trasladarse a otro país más tranquilo. ¿Cómo hacer para que los sacerdotes se queden en Damasco? ¿Qué sucederá a la Iglesia sin sacerdotes? Según Usted, ¿cuál es el desafío y la esperanza de los cristianos hoy en Siria?  Las ciudades muertas en el norte de Siria son la inquietante fotografía de lo que podríamos llegar a ser. ¿Cómo evitar que nos reduzcamos a ser guardianes de piedras? A los cristianos de Oriente les queda la tarea de reconsiderar su vocación y vivir siguiendo los pasos de la pequeña y minoritaria Iglesia primitiva que vivía sin garantías ni protección. ¿Estaremos dispuestos a responder a este desafío apostólico? El Evangelio nos reconforta: “No temas, pequeño rebaño” (Lc 12, 32).                          

En la periferia de Buenos Aires

En la periferia de Buenos Aires

20160910-01El 14 de agosto, gran fiesta  en José C. Paz (a unos cincuenta Km. de Buenos Aires, Argentina), para celebrar el 10º aniversario de la inauguración de la sede que acoge las actividades del proyecto social “Juntos por el Barrio”, un centro social destinado especialmente a los niños y adolescentes del barrio y a sus familias. Si bien es verdad que el edificio cumple diez años, no hay que olvidar que las actividades del proyecto se iniciaron mucho antes y, como a menudo sucede, fueron suscitadas por la gente que vivía en el barrio desde hace tiempo. Cuando Francisco, el Papa argentino, invitó a ocuparse de las periferias, probablemente pensaba en asentamientos como el barrio donde se erige este centro social. Se trata de un conjunto habitacional que se formó de modo desordenado, a espaldas de otras construcciones. Está constituido por núcleos familiares llegados allí en busca de fortuna, una fortuna que lamentablemente no  encontraron porque ni siquiera allí existía. La desocupación imperante los ha hecho todavía más pobres y vulnerables de sufrir todas sus consecuencias: marginación, alcoholismo, droga, violencia, prostitución. Son peligros que amenazaban también a muchos niños y adolescentes que pasaban casi todo el tiempo en la calle. 20160810-02Desde 1999, algunos habitantes ‘históricos’ del barrio, apoyados por los Focolarinos, que tienen un centro de congresos en sus aledaños,  se pusieron a trabajar para hacer algo por los recién llegados. Lo primero que hicieron fue evaluar cuál era la demanda más fuerte que emergía del barrio. Y ésta era: poder disponer de un lugar de acogida diurno para niños y adolescentes, que permitiera sacarlos de la calle. Así nació el proyecto “Juntos por el Barrio”. En una sencilla sala  inició la primera actividad de apoyo escolástico. Visto el éxito de la iniciativa (en parte financiada con el apoyo a distancia de AFN onlus), las ideas se multiplicaron en otras tantas iniciativas. Y con donaciones provenientes también del extranjero, se construyó un edificio donde realizar estas actividades, el cual muy pronto se convirtió  en punto de encuentro y de referencia para todo el barrio. 20160910-03Era justo, pues, festejar, también porque el barrio está cambiando realmente su aspecto. En el centro “Juntos por el barrio”, se realizan actualmente muchas actividades, la mayor parte de ellas dirigidas a los menores, pero también a personas de todas las edades: integración nutricional, prevención sanitaria, alfabetización, talleres de serigrafía y artesanía, cursos para  jardineros, peluqueros, sastres, actividades lúdicas. Se da de esta manera un apoyo a más de 70 familias, mientras cada semana el centro es frecuentado por un promedio de 200 personas. 220 personas  estuvieron presentes en los festejos del 14 de agosto, entre las cuales se contaba un centenar de niños que desbordaban alegría por todos los poros. Todos se sentían protagonistas, no sólo de la fiesta sino también de su propio rescate, porque quizás se sienten ‘parte’ de un proceso donde, más que el dar y el recibir, lo que se pone de relieve es la reciprocidad.


  https://vimeo.com/180291011

La Hermana Francesca: el valor de la misericordia

La Hermana Francesca: el valor de la misericordia

SuorFrancesca«Provengo de la provincia de Nápoles y vengo de una familia sencilla. Mi padre, ministro extraordinario de la Eucaristía, tenía confiados los enfermos y los pobres del pueblo que de alguna forma se habían convertido en casi familiares nuestros. Tenía 14 años cuando mi papá nos dejó debido a un tumor. Él tenía cuarenta años. El dolor fue fuerte: entonces no era verdad que Dios se ocupaba de nosotros, como él me había siempre dicho. Me concentré tenazmente en el estudio. Mi objetivo era ganar mucha plata y construir una casa que fuera sólo mía. A los 20 años Dios se asomó una vez más en mi vida: un grupo de amigos me invitó a un encuentro del cual, honestamente, no recuerdo nada. Lo único que me impulsó a buscarlo nuevamente fue la alegría que veía entre ellos y que yo no tenía. Estudiaba, era muy capaz, tenía muchos amigos, pero no era feliz como ellos. Quería comprender mejor quién era este Dios del cual ellos hablaban y, después de un par de años, quería saber también qué hacer con mi vida. Conocí a mi congregación casi por casualidad. Confieso que no tenía una buena opinión de las religiosas. En mi ambiente, el convento es visto como un refugio del mundo. ¡No podía por lo tanto ser ese mi camino! Yo soy radiosa, alegre, me gusta estar con la gente, estudié, tuve también algunos novios.  Pero en esta familia religiosa encontré el amor de mi vida, Dios, de quien no pude escapar. Esa era la casa que había  deseado tanto cuando era adolescente, pero con algo más: no estaba sola, tenía otras hermanas, que, como yo, amaban a Jesús. Mi familia religiosa – las Hermanas Franciscanas de los Pobres- se encontró con el Movimiento de los Focolares a finales de los años sesenta. Vivía un momento de fuerte dolor por algunas dificultades internas en la Congregación, y no sólo eso. Nuestro carisma – ver a Jesús pobre y curar sus llagas- en contacto con la espiritualidad de la unidad asumió una nueva luz y el Evangelio con su mensaje de amor recíproco era la respuesta a todo ese dolor. Las hermanas dieron vida al Centro juvenil, para que las chicas pudieran comprender qué hacer con su vida. Después, volviendo a la fuente de nuestro carisma, comprendimos también que los pobres no son sólo los enfermos, sino que están en cada sufrimiento que atraviesa el corazón del hombre. 20160907-02Hoy en Italia nos ocupamos de las personas que no tienen vivienda fija, de las mujeres que deciden salir de la situación de trata, de los emigrantes. Trabajamos con Caritas. Ofrecemos nuestra ayuda y consejo también en el ámbito familiar: nuevas uniones, separaciones y divorcios; ofrecemos nuestro servicio en las cárceles y a los menores de edad, etc. En estos últimos seis años trabajé como educadora en Messina – me recibí en Ciencias de la Educación –en una comunidad terapéutica para chicos bajo la jurisdicción del Tribunal de menores. Iba allí por ellos, para que descubrieran la importancia que ellos tenían en la sociedad. A menudo me decían: “Cuando estás con nosotros hay algo hermoso, bueno, ¿tal vez esto es Jesús?” Recientemente, con un contrato por tiempo indeterminado, llegó también un pedido de parte de mis superiores: un traslado a Filipinas para trabajar en las cárceles  y con los chicos de la calle. La experiencia que maduré en estos años puede ser útil allí. Ya le dije que sí a Dios y no quiero echarme atrás justo ahora. En septiembre partiré por seis meses, para ver si puedo prestar mi colaboración en aquella tierra»