Movimiento de los Focolares
¿Por qué quise volver a Siria?

¿Por qué quise volver a Siria?

20150421-01Una mirada viva, una sonrisa dulce, con un velo de tristeza, que permanece cuando cuenta los trágicos acontecimientos del país que se convirtió ahora en su patria por propia elección. Ghada, ¿qué es lo que te ha empujado a volver a Siria?

A los 20 años dejé la familia y la patria para seguir a Dios. En septiembre de 2013, cuando decidí volver a Siria, el entusiasmo era el mismo. Estaba intacto. No me asustaba la idea de que podría morir. Mucho más me atraía el deseo de vivir al lado de las personas que años anteriores había conocido y quería que ellos sintieran que no habían sido abandonados. Me impulsó el deseo de compartir su vida, sus temores, la precariedad de su modo de vivir cotidiano. Aquí, de hecho, las bombas explotan cuando menos te lo esperas.

Pero, ¿no existe ningún aviso previo a los bombardeos para poderse proteger de algún modo?

No hay sirenas que anuncien los raid y tampoco se puede confiar en una estrategia que haga suponer cuándo y dónde caerán las bombas. Por otro lado, estamos ya en el 5º año de guerra y no podemos estar atrincherados por siempre. Uno se puede detener un día, un mes, pero después, aunque truenen los morteros, la vida debe continuar: los niños van a la escuela y los padres van a trabajar para mantener la familia. Todo va adelante, en la precariedad y en el riesgo más absoluto. Había vivido el mismo drama cuando estaba en el focolar en Líbano, pero aquí todo se agravó más, todo es más difícil. Aquí se respira terror y violencia en cada rincón.

20150421-02Tú ya estuviste en Siria en el pasado. ¿Nos puedes decir algo del cambio que encuentras?

Cuando estaba en el focolar de Líbano, viajaba a Aleppo, a Homs y también a Damasco porque ya había muchas personas que deseaban mantenerse en contacto con los Focolares. Por la sensibilidad y la profundidad interior del pueblo sirio, resultaba fácil estrechar vínculos significativos. Se compartían los valores cristianos, que son aquí muy sentidos. Aún dentro de la pluralidad de las Iglesias y de ritos distintos, propia de esta tierra, había y hay todavía gran armonía entre todos. Cuando en el ’94 se planificó el focolar en Aleppo, fui enviada a abrirlo junto con otras dos focolarinas. Me quedé durante 9 años. Para Siria eran momentos de prosperidad: el país no tenía deuda pública y el PIL estaba en constante incremento. De noche las chicas podíamos salir libremente.

Ahora hay una tempestad. Pero lo peor es la ausencia de perspectiva de que esta guerra pueda terminarse.

Volví, para decir junto con los otros focolarinos que están en Siria, que no los hemos olvidado, que Jesús nos hizo una única familia y por esto queremos correr los mismos riesgos. También nosotros, de hecho, como todos, vamos al trabajo, a la iglesia, al mercado, sin saber si volveremos a casa. Estamos allí por el amor que nos liga y la comunidad en Siria sabe que estamos dispuestos también a dar la vida por ellos.

Del mismo modo que ellos también están dispuestos a darla por nosotros. Esta reciprocidad es de verdad excepcional. Compiten para hacernos sentir bien, para compartir con nosotros todo lo que tienen.

Ustedes las focolarinas, están en Damasco, una ciudad fascinante, rica en arte, en historia, una famosa meta turística. ¿Cómo se vive allí, hoy?

En la ciudad, pero también en los pueblos, cada día se desafía a la muerte. El transporte a menudo no existe por la falta de gasoil y los continuos sitios de bloqueo. Se sabe cuándo se sale pero no se sabe cuándo se vuelve. En las casas falta la electricidad y también el agua durante horas. Se llega a la exasperación. A tal punto que el éxodo –para quienes quieren dejar el país- está en continuo aumento. Se calcula que la emigración, tampoco está exenta de enormes riesgos, ha superado los 6 millones de personas. Pero la religiosidad es siempre muy fuerte. En el Vía Crucis del viernes santo, aún conscientes de que las bombas podían explotar de un momento a otro, los cristianos estaban todos en la procesión, llevando con ellos también a los niños. Recientemente los muchachos que conocemos hablaron por skype con un grupo de coetáneos portugueses. Ellos querían organizarse para mandar ayuda y preguntaban qué era lo que más precisaban. Y ellos, aun teniendo necesidad de muchas cosas materiales, seguían repitiendo: «Recen por nosotros, recen por la paz, recen para que se detenga este espiral de odio»

20150421-03La elección de ustedes de quedarse en Siria, es una elección fuerte, valiente…

No nos sentimos héroes. Tampoco estamos aquí a título personal. Antes de partir pude encontrar al papa Francisco y en sus palabras de aliento sentí todo el amor de la Iglesia que se acerca a este pueblo tan probado. Nos sentimos sostenidos también por el amor de todo el Movimiento de los Focolares esparcido en todo el mundo. Precisamos este amor para seguir esperando, impotentes frente a la supremacía de los intereses económicos y a la proliferación del mercado internacional de armas. Nuestra misión es participar y compartir los dolores cotidianos de la gente. Festejamos juntos los aniversarios, construimos momentos de distensión entre adultos y niños para tratar de aliviar el stress. Organizamos momentos de espiritualidad, rezamos juntos por la paz. En Navidad nuestros jóvenes organizaron un concierto al que asistieron 300 personas, entre ellos también amigos musulmanes. Recientemente festejamos una boda. En la familia habían sido asesinados dos hijos y a causa del luto, la chica no podía salir de la casa vestida de novia. Entonces salió del focolar, y todos nosotros la acompañamos a la iglesia. Tratamos de integrarnos en las iniciativas de la Iglesia local y con las otras expresiones eclesiales que están aquí, nos ayudamos a aliviar los sufrimientos y las privaciones de la gente. Para continuar juntos esperando y creyendo, sosteniendo cada esfuerzo a fin de que la paz llegue.

 

 

 

 

 

Kenia: el dolor de un pueblo

Kenia: el dolor de un pueblo

20150415-01«El Viernes Santo ocurrió la masacre de Garissa. Fui a la morgue donde estaban trasladando las salmas de los estudiantes para el reconocimiento, cerca de mi casa en Nairobi. Llevaba conmigo la cámara fotográfica, era imposible no escuchar las sirenas. Encontré por un lado a los padres de los estudiantes asesinados que se desmayaban… por el otro, a los colegas con las cámaras. Ciertamente hubiera podido grabar unas entrevistas, pero no lo logré; no podía hacer otra cosa sino llorar con esas familias. Había una fuerte presión por parte de todos, de la opinión pública, que quería noticias, esperaba algo… Sin embargo, yo necesitaba tiempo para asumir y digerir esa situación tan dolorosa, para ser capaz de decir algo constructivo. Sentía que mi parte era la de estar en silencio con este dolor, y resistir a las presiones». Esto nos cuenta, con visible emoción, Liliane Mugombozi, periodista keniana.

20150415-04Son casi 150 las víctimas del ataque por parte de extremistas somalíes en el Garissa University College, en el Noreste de Kenia. De hecho el 3 de abril, los terroristas habían asaltado la residencia, buscando a los estudiantes cristianos. Sólo la intervención de las fuerzas armadas gubernamentales, que afrontaron todo el día a los asaltantes, evitó que la masacre alcanzara dimensiones aún mayores. Pero sigue siendo fuerte el miedo generalizado ante la posibilidad de nuevos ataques, de manera que cualquier incidente puede desencadenar el pánico con graves consecuencias, tal como sucedió el 12 de abril en otra residencia universitaria en Uthiru, cerca de Nairobi: un transformador eléctrico se incendió en el 4° y 5° piso, provocando un estruendo parecido al estallido de una bomba. El balance: un estudiante muerto y unos 150 heridos, algunos de gravedad.

20150415-04«Ya desde los primeros días, fuimos con muchas personas de la comunidad a la morgue adonde trasladaron los cuerpos de los 148 jóvenes asesinados, para consolar a las personas que perdieron a sus hijos – cuenta Charles Besigye de la comunidad local de los Focolares –. Hoy 11 de abril, junto a nuestros jóvenes, pasamos ahí toda la tarde. ¡Es algo que te destroza el corazón! Personas en la más absoluta suspensión que, a distancia de una semana, todavía no saben dónde están sus hijos. Algunos cuerpos ya fueron identificados y se los están llevando para el entierro en las respectivas aldeas. El dolor es inmenso… vimos escenas angustiantes de los familiares. Es desgarrador verlos desmoronarse después de tanto tiempo de espera. Nos quedamos allí para compartir con ellos el dolor, para ayudarles a cargar esta cruz tan pesada. Para llorar con quien todavía logra hacerlo, porque hay quienes ya no tienen lágrimas. Una de nosotros se ofreció para ayudar a arreglar los cuerpos de los jóvenes fallecidos antes de mostrarlos a sus familiares. ¡Fue una experiencia muy fuerte! Hay mucho espíritu de solidaridad por parte de las distintas asociaciones y de todo el pueblo keniano: llevan pan, leche, bebidas, etc… Emociona respirar una atmósfera tan sagrada. Las personas se recogen, hay quien reza a Dios y quien consuela».

Durante el Vía Crucis en el Coliseo de Roma, la noche del Viernes Santo, el Papa pronunció palabras muy duras: «La sed de tu Padre misericordioso – dijo Francisco – que en ti quiso abrazar, perdonar y salvar a toda la humanidad, nos hace pensar en la sed de nuestros hermanos perseguidos, decapitados y crucificados por su fe en ti, ante nuestros ojos o, a menudo, con nuestro silencio cómplice». Es un fuerte llamado que nos invita a no callar.

Medio Oriente: la fuerza del amor frente al terrorismo

Medio Oriente: la fuerza del amor frente al terrorismo

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Lara Abou Moussa y George Zahm

«Somos dos jóvenes libaneses y estamos agradecidos de tener la oportunidad que se nos brinda hoy de poder hablar ante esta asamblea tan especial, llamada a recibir las esperanzas y los problemas del pueblo para transformarlas en leyes al servicio del hombre» Lara Abou Moussa y George Zahm comienzan así su relato. Ellos son dos de los 400 jóvenes presentes que se reunieron en la Cámara de Diputados italiana, el 12 de marzo pasado, conmemorando a Chiara Lubich. Ella es bioquímica, tiene 25 años y trabaja en un laboratorio que controla la calidad de los alimentos. Él tiene 22 años y es estudiante de marketing y publicidad. «Como saben, Medio Oriente vive una de las páginas más sangrientas de la historia de la humanidad. Delante de tanto horror, el ejemplo extraordinario de personas condenadas a muerte que rechazan renegar de su religión, que rezan por quienes los persiguen y perdonan estos masacres antes de su muerte, como fue el caso de los veintiún coptos muertos en Libia durante los sucesos de febrero pasado, es algo que nos interpela profundamente, tanto a los cristianos como a los musulmanes que vivimos en estos países, y nos lleva a considerar la grandeza del amor, del perdón, que un día cambiarán la faz del mundo. Muchos ejemplos de Siria, nos han reconfirmado que el amor todo lo vence también allí donde parece imposible. Es el caso de una familia siria que perdió dos de sus hijos de 3 y 9 años. Mientras jugaban en el balcón, un misil los hirió, precisamente en el momento en que estaban contentos de poder finalmente jugar al aire libre, aprovechando un supuesto cese al fuego. Ante el drama y el dolor de sus padres, el amor presente en la comunidad de los Focolares, y el compartir cotidianamente este sufrimiento, tratan de sanar esta profunda herida y de dar sentido a su existencia. Otro hecho dramático ocurrió a una familia que esperaba un hijo. El papá y su hermano se habían ofrecido como voluntarios para mantener la seguridad de su barrio. Los grupos armados disconformes con su presencia los raptaron durante dos meses y luego los devolvieron a sus familias, muertos, descuartizados. Nuevamente el amor de la comunidad cristiana alrededor de estas familias ha podido ofrecer un poco de consuelo. Estas mismas personas dicen que la fuerza del amor es lo que los ayuda a aceptar este trágico dolor y a superar poco a poco su drama. Uno de nuestros amigos que se quería reunir con nosotros, fue detenido en la frontera y se encontró por error en la oscuridad de la prisión. Teniendo como única arma la oración y la confianza en Dios, decidió dejar de lado su pena, para ofrecer a los otros prisioneros una sonrisa, una escucha, un consejo, y también los pocos alimentos que tenía. Quería testimoniar el amor de Dios en este lugar tan oscuro. Ante su actitud sorprendente los otros prisioneros se pusieron también en la disposición de ayudarse recíprocamente. Algunos días después lo dejaron salir de la prisión. En lugares distintos, especialmente en Jordania, no dudan en recibir en las propias casas y con los pocos medios que tienen, a las familias iraquíes refugiadas, que descubrimos como nuestros hermanos y hermanas. Compartimos con ellos el hambre, la vergüenza, la humillación, la pérdida de personas queridas y nos enriquecemos de los tesoros escondidos detrás de sus sufrimientos. Nos interpelan las palabras de Jesús que están en el Evangelio: “…Tenía hambre y me diste de comer, tenía sed y me diste de beber, era extranjero y me alojaste en tu casa, estaba desnudo y me diste ropa, estaba enfermo y en prisión y viniste a visitarme”. Con muchos amigos, comprobamos y creemos firmemente que la violencia no tendrá la última palabra. Existe la capacidad de destruir, pero nunca podrá eliminar al hombre y la fuerza del amor que habita en él. Delante del odio, como dice Chiara Lubich, un acto de amor es capaz de frenar la mano de un terrorista».  

Proyecto “Compartiendo”

Proyecto “Compartiendo”

20150313-02“La ‘Red Compartiendo’ quiere ser una iniciativa concreta e inmediata dirigida a muchas personas en dificultad por la situación de crisis económica en la que vivimos”. Empieza así el texto que ilustra el proyecto que puso en marcha la iniciativa el pasado mes de mayo.

Chiara Lubich y el primer núcleo de los Focolares nacientes, en los años ’40, usaba el término “fagotto”, que en italiano recuerda la recolección de las pocas y pobres cosas en un pañuelo y es por lo tanto sinónimo de pobreza. Esa palaba asumió el significado de compartir, donar y redistribuir los bienes materiales. Nació así una praxis que consiste en privarse libremente de lo que sobra y a veces de lo que se cree necesario, pero que se puede compartir y donarlo a quienes se encuentran en necesidad.

Éstas son las raíces del proyectó que se desarrolla en el Polo Lionello Bonfanti, cerca de Loppiano, lugar que se convirtió en punto de encuentro entre quienes tienen bienes para compartir y quienes tienen necesidad. «Ya pasaron aproximadamente 3.000 personas – cuentan Roberta Menichetti y Araceli Bigoni, miembros del equipo que coordina la iniciativa -, sobre todo familias que residen en el territorio. Hasta hoy han sido millares las prendas de vestir, los objetos para la casa, los libros, los pequeños utensilios, los juguetes, y también los bienes inmateriales como el tiempo, los talentos y la disponibilidad, que llegaron aquí y se fueron con sus nuevos dueños».

20150313-01«No es una casualidad el hecho de que sea el Polo Lionello Bonfanti donde reside la iniciativa – remarca Eva Gullo, presidente de EdiC spa, sociedad que administra el Polo -. Este espacio es ‘casa’ de todos los componentes de la Economía de Comunión y por lo tanto tiene entre sus finalidades la de difundir “la cultura del dar”, es decir la posibilidad de contribuir al bienestar social a partir de sí mismos».

Hay muchas historias de generosidad que han surgido de esta iniciativa. Como la de una familia alojada en los locales parroquiales de un pueblito aledaño, que, habiendo recibido la posibilidad de trasladarse a un pequeño apartamento, encontró en el Polo lo necesario para amueblar la casa. La red de amigos organizó también el flete y los ayudó a montar los muebles sin costo alguno.

Conceptos como “providencia” y “confianza” son elementos insustituibles de esta experiencia: como esa tarde en la que, apenas una familia había retirado del Polo una cuna para su recién nacido, justo llegó una solicitud para el mismo artículo. ¡No pasó ni siquiera media hora que ya llegó otra cuna!

El proyecto “Red compartiendo” ganó el concurso “Emprender en lo social”, creado por la Fundación Católica Seguros para la sección “Nuevas pobrezas” que proporciona fondos a entes que se ocupan de proyectos de ayuda a los indigentes. Los fondos se utilizarán para equipar en forma más funcional los locales.

De la experiencia de poner en práctica el compartir y el donar, nacieron también momentos de reflexión acerca de temas como el consumo, el capital social y la confianza, con expertos calificados, y también cursos de formación, sobre modelos económicos que ponen en el centro al ser humano y su dignidad. Entrando en el local se encuentra una “cajita para las contribuciones” a disposición de quienes quieran dejar unos euros a cambio de lo que consiguieron. El contenido de la cajita permitió cubrir los gastos del seguro de los locales y a veces, las primeras necesidades de alguno.

Fuente: Loppiano online

 

 

Sophia en Trento: creatividad e innovación

Sophia en Trento: creatividad e innovación

20150301-aUn experimento: llevar a la montaña una iniciativa académica interdisciplinaria e intercultural, según la metodología de enseñanza y aprendizaje característica del IUS. Fue ésta la realidad de la primera Winter School internacional del Instituto Universitario Sophia (IUS), que concluyó el pasado domingo 15 de febrero, organizada con el apoyo de la Provincia Autónoma de Trento y la colaboración de Banco agrícola y la Federación Trentina de la Cooperación. Los jóvenes participantes, procedentes de 18 países, se alojaron en el Centro Mariápolis dedicado a Chiara Lubich en su tierra natal y se sintieron acogidos de manera extraordinaria por la ciudad de Trento.

Se trató de comprender la creatividad y la innovación, con su posible valor agregado, a la luz de la “cultura de la unidad”, en un contexto en el que el cambio es conducido por la tecnología y por los desafíos político-económicos. Por ejemplo, dar espacio y reconocimiento a las diversidades aún cuando éstas puedan ser potenciales generadoras de conflicto.

Junto a las clases en el aula y a los trabajos de grupo que marcaban el programa, se dio espacio, antes y después de las excursiones y de las actividades deportivas, a la reflexión acerca de deporte y corporeidad. Se ofreció así una nueva y original clave de lectura de los temas propuestos. Especialmente impactante fue la velada «Capitán, mi capitán», con la participación de ciudad, que fue conducida por Paolo Crepaz de Sportmeet, quien dialogó con 3 capitanes de equipos deportivos de alto nivel.

Resultó ser una posibilidad de ver los interrogantes y a los recursos de nuestro tiempo, en una época que induce a pensar en grande y actuar con coherencia.

Al final, algunos de los participantes expresaron algunas observaciones personales.

F.S. graduada en Comunicación de Empresa, con un doctorado en Microcrédito y Microfinancia: “De aquí me llevo dos cosas: la metodología de la interdisciplinariedad – ya no se puede pensar en los saberes como en fragmentos aislados – y la necesidad de construir relaciones que partan del conocimiento profundo de sí mismos y de la propia disciplina, para ir hacia el otro y volver enriquecidos de la disciplina del otro. Trataré de trasladar la dinámica de estos días – escucha, reciprocidad, comunión – a la vida de todos los días”.

G.F. que estudia Ciencias Sociales: “Me resulta novedosa la investigación de la que nos hablaron, que intenta hacer emerger la relación entre deporte y cultura de la unidad, en la perspectiva de una visión integral de la persona y de la sociedad: hay todavía mucho, muchísimo por descubrir.”

M.P. graduado en Ciencias Naturales: “No conocía Sophia… Considero que representa una respuesta adecuada para nuestros tiempos. Pienso que, tal como sucede en el ecosistema, donde todo está interconectado y cualquier cosa que hagamos tiene consecuencias, todos, sin excepción y en cualquier latitud, estamos llamados al diálogo, a tomar conciencia de las consecuencias de nuestro actuar”.

C.G. quien está finalizando el doctorado en Derecho Constitucional: “Es hermoso empezar el día con el momento del “starting point” – la reflexión sobre un breve texto de la Escritura para poner en práctica – y dar así un marco a toda la jornada, un punto de partida. Ahora cuenten también conmigo para… construir Sophia en mi universidad”.

Fuente: Sophia online

 

Costa de Marfil: el “riesgo” de la fraternidad

Costa de Marfil: el “riesgo” de la fraternidad

04aEn Costa de Marfil, entre el 2002 y el 2006, se combatió una guerra civil que fue poco conocida en Europa y en el mundo. No se trató de una guerra de religión, aunque algunos medios trataron de presentarla de esa forma. Fue un conflicto político por el control del poder.

Desde 1975, los Focolares están presentes en este país. Residen en la capital Abidjan y en Man.

«Cuando estallaron las hostilidades, y la zona de Man comenzó a ser el blanco de los rebeldes, los países occidentales aconsejaron a sus compatriotas que residían en esa zona, que evacuaran el país de forma inmediata. El punto de evacuación de los extranjeros se encontraba delante de uno de nuestros centros, la ciudadela Victoria. El Centro se estaba llenando de prófugos. Entonces nosotros los europeos y africanos decidimos permanecer con la población. Era una elección verdaderamente arriesgada, pero nos motivaba el deseo de compartir el drama que involucraba a todos».

A partir de ese momento trabajaron juntos para recibir a las miles de personas que se dirigieron a este Centro. Los refugiados pertenecían a distintos grupos tribales y eran musulmanes, cristianos y fieles de las religiones tradicionales africanas. Todos fueron recibidos sin ningún tipo de distinción. Los miembros de los Focolares ofrecieron sus locales para ubicarlos provisoriamente. Muchos de los refugiados trajeron todo lo que podían.

20141221-02«La vida dentro del centro, aún entre inconvenientes causados por el conflicto, continuó igual que en las ciudades con una convivencia pacífica e integrada por las diversas comunidades, aún si existían inevitables tensiones. Se realizó un amplio operativo de comunión de bienes de primera necesidad (ropa, comida y agua). Según la información que brindó el gobierno, todos los médicos y enfermeros habían escapado y el único médico que quedaba era uno de nosotros, quien se ocupó de la atención de todos sin ninguna discriminación, incluso de los rebeldes, que, por un lapso de tiempo, controlaron la zona de Man. Apenas el gobierno retomó el control de la zona, la mayoría de las personas se fueron a sus pueblos, pero algunos quisieron quedarse».

La experiencia realizada en Man pone en evidencia algunos aspectos que son propios de la forma de proceder de las comunidades de los Focolares cuando existen situaciones riesgosas: «En primer lugar, la presencia en el territorio que durante años se inspiró en la vida evangélica y creó una comunidad inter-étnica, supo ofrecer un lugar de acogida y de paz. Los miembros de nuestra comunidad, movidos por una fuerte motivación espiritual, maduraron la elección de quedarse con la gente, compartiendo su destino. Actuando el principio de la fraternidad, pudimos garantizar que todos fueran acogidos, sin ningún tipo de discriminación. De aquí nació una confianza recíproca que permitió que miles de personas no sólo sobrevivieran, sino también que compartieran lo que tenían con los demás. Se generó confianza entre todos, incluidos los rebeldes, y est4o hizo posible que se pusieran a salvo otras vidas. De hecho, algunos rebeldes, poniendo en peligro su vida, escoltaron un omnibus especial, que pudo llevar al territorio controlado por el gobierno, a los niños que estaban alojados en un hospital que había caido en manos de otros de ellos. Finalmente, gracias al esfuerzo de todos, se mantuvo una cierta cohesión del tejido social».

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