Chiara Lubich en este pasaje nos invita a compartir con el prójimo lo que le falta para tener una vida digna. Es el mejor modo de prepararnos a la Navidad que festejaremos dentro de pocos días. La conversión del corazón, que se necesita para ir al encuentro de Jesús, no consiste en palabras bonitas o impulsos sentimentales, sino en hacer la voluntad de Dios y sobre todo, en amar a nuestro prójimo, en solidarizarnos concretamente y compartir con él cuando carece de lo necesario, nuestros bienes: comida, vestido, alojamiento, asistencia, etc. Es lo que Jesús enseñará más tarde. La vida cristiana, de hecho, no consiste principalmente en largas oraciones y penitencias agotadoras; no requiere cambiar de trabajo o profesión –a menos que esta sea mala en sí misma– sino vivir, en la actividad y en el estado de vida al que pertenecemos, el amor al prójimo. “El que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer, que haga lo mismo”. (Lc 3,11). (…) Estamos en el mes en el que se celebra la Navidad. La Navidad para la Iglesia no es una simple conmemoración de un acontecimiento pasado, sino que es la celebración de un misterio siempre presente, siempre actual: el nacimiento de Jesús en nosotros y en medio de nosotros. ¿Cómo prepararnos entonces para la Navidad? ¿Qué hacer para que Jesús nazca o renazca en nosotros y en medio de nosotros? Amando concretamente. Estemos atentos para que nuestro amor al prójimo no se detenga en declaraciones o en sentimientos, sino que siempre pase a la acción a las obras pequeñas o grandes.
Chiara Lubich
(Chiara Lubich, en Parole di Vita, preparado por Fabio Ciardi, Opere di Chiara Lubich, Cittá Nuova, 2017, pag. 422-423)
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